Esguinces: grados y tratamiento
Hoy vamos a abordar el famoso tema de los esguinces. Decimos ‘famoso’ porque tanto si practicas deporte como si no, es casi imposible que nunca hayas oído hablar sobre ellos, y es probable que hasta hayas sufrido alguno. Vamos a ver qué grados de esguinces hay, qué significan y cómo nos podemos recuperar.
Tipos de esguinces
Antes de empezar, es importante recalcar que un esguince siempre va a tener que ver con los ligamentos. Por lo tanto, un esguince no solo se puede dar en el tobillo —el lugar más común—, sino también en cualquier estructura donde haya ligamentos.
Recordemos que los ligamentos unen huesos y ayudan a guiar el movimiento, estableciendo un límite que previene movimientos anormales. Por lo tanto, su mecanismo de lesión más frecuente es una tensión fuerte y súbita. Esta tensión supera lo que el tejido es capaz de soportar y cede, y así se produce una lesión.
Hasta qué punto esté afectado el ligamento y si involucra o no a otras estructuras va a determinar el grado o la severidad del mismo.
Grado 1
Los esguinces de grado 1 son los ‘menos malos’. Si hemos sufrido un esguince de grado 1, significa que el ligamento únicamente se ha distendido. El esfuerzo ha hecho que se estire un poco más de lo normal, pero no se ha roto ni se han visto afectadas otras estructuras.
En estos casos existirá un dolor de intensidad variable e hinchazón en la zona de la lesión, pero podremos seguir realizando movimientos con normalidad. Es decir, un esguince de grado 1 en el tobillo nos permitirá seguir andando, pero con dolor.
El tratamiento consistirá en aplicar frío en la zona lo antes posible, comprimir y elevar la zona afectada e intentar mantener reposo absoluto durante 24 horas. A partir de ese momento, ya convendrá realizar ejercicios para fortalecer los tejidos blandos.
Grado 2
Un esguince de grado 2 ya es más serio. En este caso sí que existe una rotura del ligamento, ya sea total o parcial. En otras palabras, hemos sobrepasado el límite del ligamento hasta tal punto que se han roto fibras del mismo.
Las diferencias con respecto al esguince de grado 1 en cuanto a síntomas serán las siguientes: mayor dolor acompañado de impotencia funcional y probablemente un hematoma o enrojecimiento de la zona. Si ha sido en la rodilla, tendremos que cojear para movernos y la rotura de fibras habrá hecho que salga sangre.
En cuanto al tratamiento, además de todas las medidas aplicadas para el esguince de grado 1, también tendremos que tomar medicación antiinflamatoria, y posiblemente también analgésica, si el dolor es muy intenso.
Además, mientras que un esguince de grado 1 nos permite volver a nuestra vida normal en aproximadamente una semana, el tiempo de recuperación del de grado 2 es sensiblemente mayor.
También será conveniente utilizar una férula o soporte externo al principio de la recuperación, para que la articulación esté sujeta y el ligamento no tenga que soportar el 100 % del esfuerzo.
Hasta el segundo o tercer día no debemos empezar con la recuperación. Pasado este tiempo, un fisioterapeuta nos recomendará una rutina de ejercicios de potenciación muscular, movilidad articular y propiocepción —equilibrio— que debemos realizar con un incremento gradual de intensidad. En este caso, hasta las cuatro semanas no habrá una recuperación total que nos permita volver a nuestra rutina diaria.
Grado 3
Un esguince de grado 3 es el más grave que existe. Además de una rotura total del ligamento, también habrá arrancamiento del tejido respecto del hueso. Adicionalmente, probablemente haya habido luxación articular, ya que si la fuerza que ha soportado el ligamento ha sido tan fuerte como para romperse, la articulación habrá quedado desprotegida y se habrá producido un desplazamiento óseo anormal.
En este caso, claramente, el dolor será muy intenso y no podremos mover la articulación con normalidad. Además, la articulación presentará movimientos anormales y habrá un gran hematoma.
El tratamiento consta de tres etapas: una primera en la que de nuevo realizaremos reposo absoluto, aplicaremos hielo, comprimiremos y elevaremos la zona y tomaremos antiinflamatorios y medicación analgésica.
En la segunda, lo más común será que nos inmovilicen la zona con escayola durante tres o cuatro semanas, seguido por un vendaje funcional durante unas dos semanas más, mientras empezamos con la recuperación.
También existe un tratamiento quirúrgico, pero solo suele ser aconsejable en personas que tienen esguinces recidivantes, para deportistas de élite o si hay que reparar otras estructuras. A partir de aquí, comenzaremos con la recuperación con ayuda de la fisioterapia.
La duración mínima de la recuperación será de dos meses. A partir de este momento, podremos empezar a hacer vida normal. Sin embargo, la recuperación total tardará más, dependiendo del alcance de la lesión, de qué método hemos elegido para recuperarnos y qué otras estructuras han resultado dañadas.
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