Prevención de las hernias discales
Las hernias discales son una patología común y severa que puede requerir una intervención quirúrgica. Sin embargo, hay varios factores que podemos tener en cuenta para disminuir notablemente la probabilidad de tener que lidiar con una.
Hernias discales: definición
Las hernias discales ocurren cuando el anillo fibroso que conforma la capa exterior de los discos que hay entre cada una de nuestras vértebras se rasga. Cuando esto sucede, el núcleo pulposo que está dentro del anillo, que tiene una consistencia gelatinosa, se sale.
Si la rotura se ha producido hacia posterior —que es lo más frecuente—, el núcleo pulposo va a presionar los nervios que recorren la columna o la médula espinal.
De ahí que el principal síntoma de alguien que ha sufrido una hernia discal sea un dolor constante y, habitualmente, agudo. Además, dependiendo de a qué altura se haya producido la hernia, tendremos otros síntomas. Por ejemplo, si es a nivel cervical, podemos tener dolor en los hombros o brazos, además de un entumecimiento de la zona.
Por las características de la columna y nuestro modo de vida actual, las zonas lumbar y cervical son las más propensas a sufrir herniaciones.
Causas y prevención
Para entender cómo podemos prevenir las hernias discales, conviene conocer primero las causas. Las más frecuentes son las siguientes:
Causas
La primera causa es la edad. A medida que envejecemos, las estructuras del cuerpo se debilitan y un esfuerzo que de jóvenes hubiéramos podido aguantar, puede sobrepasar nuestros límites.
La segunda causa está relacionada con la anterior: los esfuerzos. Debemos tener mucho cuidado con exigirle a nuestra columna un trabajo excesivamente pesado.
En tercer lugar tenemos los movimientos inadecuados. Una mala postura al realizar un esfuerzo, por pequeño que sea, irá dañando poco a poco las estructuras.
Por último, otro factor muy influyente es el sedentarismo. La falta de ejercicio físico hará que las estructuras del cuerpo estén ya de por sí débiles, lo cual hará que cualquier gesto negativo tenga un impacto aún mayor.
Prevención
Teniendo en cuenta todo lo anterior, para prevenir la aparición de hernias discales debemos seguir los siguientes consejos:
- Mantener una buena higiene postural. Esto es esencial tanto si estamos sentados como andando, corriendo, nadando, cogiendo algo, trabajando… siempre debemos tratar de mantener una buena postura corporal. Cada vez que nos sentamos con la espalda redondeada en el sofá o cogemos las bolsas de la compra agachando la espalda sin doblar las rodillas, estamos dañando nuestra columna. Debemos tener especial cuidado con los movimientos de flexión y rotación de tronco, ya que es el movimiento que más daña la columna. Así, siempre convendrá colocarnos enfrente de un peso que tengamos que coger, en vez de agacharnos hacia un lado.
- Evitar gestos lesivos repetitivos. Esto significa sustituir gestos que repitamos con mucha frecuencia diaria por otros que consigan el mismo efecto. Uno de ellos es ir cambiando de brazo para realizar tareas en el trabajo en vez de usar siempre nuestra parte fuerte, o alternar períodos de pie y sentados.
- Mantener buen tono físico. Debemos combatir el sedentarismo, y esto se logra simplemente realizando ejercicio físico, aunque sea pasear. Simplemente debemos evitar pasar la mayor parte del día sentados. También podemos incluir en este punto la necesidad de movilizar nuestro cuello con frecuencia si tenemos que estar sentados en el trabajo, por ejemplo. Mirar a ambos lados, inclinar la cabeza y mirar arriba y abajo es importantísimo para tener la zona cervical en buen estado.
Ejercicio y alimentación, claves para prevenir hernias discales
El siguiente punto también está relacionado con el ejercicio: bajar de peso. Si tenemos sobrepeso, estamos cargando peso adicional sobre nuestra columna; una de las consecuencias puede ser la aparición de hernias discales.
Finalmente, cuida también tu dieta. El objetivo de la alimentación es proporcionar a nuestro cuerpo las sustancias que necesita no solo para funcionar correctamente en el día a día, sino también para recuperarse tras realizar esfuerzos.
Si no tenemos una alimentación equilibrada, sufrirán tanto los músculos, como huesos, ligamentos y tendones. Si una estructura no es capaz de regenerarse correctamente, se irá acumulando un daño que, a la larga, será muy perjudicial.
También en este sentido hay que destacar que conviene no fumar. El tabaquismo puede alterar la manera en la que el cuerpo absorbe las sustancias que necesita, así que también hay que tenerlo en cuenta, aunque no tenga un efecto directo.
Te podría interesar...