3 hábitos que destruyen tu confianza en el deporte
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Poca gente conoce que existen unos hábitos que destruyen tu confianza en el deporte. La autoconfianza es una variable que la mayoría de los deportistas deberían trabajar si quieren obtener un rendimiento óptimo. Aun así, el trabajo puede verse ralentizado si no se controlan aquellos comportamientos que son perjudiciales para la confianza.
Para entenderlo mejor ayuda visualizar a la autoconfianza como si fuese una escalera que se compone de muchos peldaños pequeños. Al final de la escalera estaría la meta, una sólida confianza en uno mismo, pero para llegar hasta ahí es necesario ir subiendo cada uno de los escalones. Además, como en toda escalera, cabe la posibilidad de que se produzcan retrocesos. Lo importante no es tanto recuperar si se produce algún retroceso, sino evitar en la medida de lo posible esto. Para que te sea más fácil conseguir este objetivo, a continuación veremos los hábitos que destruyen tu confianza en el deporte.
1. Las comparaciones injustas con los demás
La comparación es un hecho inevitable no solo en el deporte, sino en la vida en general. Esta puede proporcionar información acerca de los progresos, a la vez que también aporta un marco de referencia para plantear futuros objetivos. Si se utiliza con estos fines, la comparación no es una herramienta perjudicial. Sin embargo, si se usa de otra manera, puede suponer un arma de doble filo para la confianza.
Cuando la comparación se emplea para compararse con otros deportistas en una determinada dimensión, sin tener en cuenta más información, es una trampa en la que muchas veces uno puede salir perdiendo.
En ese sentido, las comparaciones con otros deportistas que estén muy por encima en algún aspecto físico también son perjudiciales, pues no es justo contrastar a dos personas en diferente nivel de rendimiento. Por ello, siendo la comparación algo inevitable en el deporte, lo ideal es encontrar referentes ajustados, personas con cualidades similares, a la vez que hay que tener en cuenta varias dimensiones o facetas del rendimiento.
2. No plantear objetivos a corto plazo
Uno de los hábitos dañinos para la confianza es no trabajar la motivación. Aunque mucha gente lo desconozca, motivación y confianza son dos variables estrechamente relacionadas, por lo que si se trabaja por potenciar una, repercutirá positivamente en la otra.
Siguiendo este enfoque, podemos deducir que el trabajo de la motivación producirá un efecto positivo sobre la confianza. Teniendo esto en cuenta, el siguiente paso es preguntarse: ¿Cómo trabajar la motivación? Pues bien, la técnica estrella para ello es el establecimiento de objetivos.
Establecerse metas a corto plazo es la mejor manera de garantizarse una buena motivación. Esto se debe a que en la medida que uno vaya cumpliendo los objetivos que se propone se sentirá más capaz y válido, lo que es equiparable a confiar en los propios recursos. Un estudio de la Universidad de Murcia confirma la relación positiva que existe entre establecimiento de objetivos y autoeficacia percibida.
3. La evitación de los miedos
El miedo es una emoción básica de todos los seres humanos. Todos tenemos miedo a diferentes objetos o situaciones, y esto no tiene nada de malo. El problema con los miedos no es tanto la reacción emocional que despiertan, sino los comportamientos de evitación que se ponen en marcha para no entrar en contacto con aquello que asusta.
La evitación tiene un efecto paradójico. Por un lado, a corto plazo calma porque el peligro ya no está presente; pero, por el contrario, a largo plazo tiene el efecto de incrementar el miedo. Además, la evitación impide ponerse en contacto con aquello que se teme y así comprobar de primera mano que no ocurren las consecuencias temidas.
También, cabe mencionar que muchas veces lo que se evita no es tanto lo que proviene de fuera, sino lo que ocurre dentro de uno mismo. Esto es lo que se conoce como evitación interoceptiva, y aunque la forma de tratarla es la misma que un miedo cualquiera, lo cierto es que es más difícil de detectar, pues no es tan evidente como el miedo a algo externo. Ejemplos de evitación interoceptiva serían no realizar un sobreesfuerzo para evitar sentir las sensaciones de fatiga; o evitar un determinado gesto motor por el miedo a volver a sufrir una lesión determinada.
Elimina los hábitos que destruyen tu confianza
Tener una buena confianza no aparece de la noche a la mañana, ni es un rasgo innato que tienen los deportistas. Es el resultado de un trabajo constante y de las ganas por convertirse en un mejor deportista. Esto quiere decir también que el resultado está al alcance de cualquiera que tenga la voluntad y la determinación por trabajarla.
Cómo se dijo anteriormente, la mejor forma de trabajar la confianza no solo es hacer esfuerzos por potenciarla, sino también eliminar todo aquello que vaya en su detrimento. Ambos esfuerzos suman y el resultado solo puede ser positivo tanto para el rendimiento, como para el bienestar emocional.
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