¿Cuál es el vinculo entre los trastornos alimenticios y el ejercicio físico?
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Los trastornos alimenticios y el ejercicio físico pueden esconder una relación muy estrecha en algunas situaciones. Si bien esta alteración es más frecuente en las mujeres adolescentes, existen casos de atletas masculinos que también los padecen. En efecto, se trata de afecciones graves que condicionan la salud de quienes los sufren.
Hay que tener en cuenta que los trastornos alimenticios han de ser tratados siempre desde un punto de vista multidisciplinar. No se trata solamente de una patología dietética, sino que cuenta con un componente psicológico y social importante, que nunca debe subestimarse. En ocasiones, también es preciso hacer uso de la farmacología.
El riesgo de desarrollar trastornos alimenticios en el contexto del ejercicio físico
A pesar de que el ejercicio físico se considera positivo para la salud mental, en ciertas ocasiones puede llegar a provocar un estrés elevado en la persona que lo practica. Especialmente en el contexto de las disciplinas de competición por categoría de peso, la obsesión por alcanzar un determinado estado de composición corporal puede llegar a ser patológica.
De acuerdo con un estudio publicado en la revista Endocrine, Metabolic & Immune Disorders Drug Targets, la incidencia de los trastornos alimenticios en los atletas de élite podría ser más del doble que la hallada en personas sedentarias. Esto se debe al estrés que los deportistas sufren en ciertas circunstancias competitivas.
Ahora bien, también hay que tener claro que la práctica de ejercicio forma parte de la terapia en muchas de estas situaciones, aunque manejando los niveles de estrés. Si existe obsesión por alcanzar un determinado peso para competir, se pueden poner en marcha conductas poco favorables para la salud.
La vigorexia en el ejercicio físico, un trastorno alimenticio de difícil diagnóstico
Uno de los trastornos alimenticios más frecuentes en el ámbito del ejercicio físico es la vigorexia, mucho más que la anorexia y que la bulimia. Esta se basa en la necesidad de incrementar los valores de masa muscular por encima, incluso, de lo humanamente posible. Así lo evidencia una investigación publicada en European Eating Disorders Review.
Se trata de una patología frecuente en los adolescentes del género masculino que suele asociarse con el uso de sustancias anabolizantes y de otras drogas peligrosas para la salud. En este caso, se utiliza el deporte como vía para alcanzar el estado corporal deseado, normalmente idealizado y fuera de los estándares de la salud.
Como los objetivos que se proponen son realmente inalcanzables sin la utilización de agentes farmacológicos, es habitual que se combinen dietas restrictivas, sesiones de entreno intensas y hormonas que estimulan la ganancia muscular. Todo ello sacrificando el buen funcionamiento del organismo en su medio interno.
La parte difícil en la detección de esta patología es que no siempre resulta tan evidencia. En muchas ocasiones se tiene la imagen de un adolescente que se preocupa por la salud y por el estado físico, cuando está desarrollando una serie de conductas inadecuadas, no siempre de fácil comprensión.
La importancia del diagnóstico temprano en los trastornos alimenticios
Independientemente de que estén o no vinculados a la práctica de ejercicio físico, es fundamental realizar la detección temprana de los trastornos alimenticios. Interviniendo durante las primeras etapas del desorden se pueden mitigar las secuelas a medio plazo, además de ejercer una acción con más impacto sobre los hábitos.
No obstante, en muchas situaciones no es fácil abordar el problema. Existen componentes sociales de aislamiento y alteraciones emocionales que no siempre resultan evidentes. Es crucial que los padres analicen con detalle los hábitos de los adolescentes para identificar conductas extrañas y notificar rápidamente al especialista.
Trastornos alimenticios y ejercicio físico, una relación frecuente
A pesar de que la práctica de ejercicio físico siempre se relaciona con un mejor estado de salud, en ciertos contextos puede propiciar el desarrollo de patologías. Los trastornos alimenticios son los más frecuentes, normalmente motivados por la necesidad de alcanzar un determinado peso o por frustraciones derivadas de malos resultados competitivos.
Sea como fuere, es esencial atajar el problema durante las primeras etapas de su desarrollo. De lo contrario, será complicado encontrar un tratamiento que realmente resulte eficaz y evite las secuelas en un futuro. Siempre es recomendable abordar la patología desde diferentes ámbitos y la intervención del psicólogo será esencial para incrementar las probabilidades de éxito.
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