¿Qué es una gammagrafía ósea?

Las alteraciones en los huesos pueden ser patologías muy difíciles de detectar. Por fortuna, existen diferentes pruebas de imagen como la gammagrafía ósea.
¿Qué es una gammagrafía ósea?
Leidy Mora Molina

Revisado y aprobado por la enfermera Leidy Mora Molina.

Última actualización: 24 mayo, 2023

Los exámenes de imagen son herramientas que ayudan al personal médico a conocer el estado de salud de múltiples órganos y sistemas. La gammagrafía ósea es una prueba que ofrece imágenes claras del esqueleto y las posibles patologías presentes en él.

Una de las principales utilidades de la gammagrafía ósea es la detección de procesos neoplásicos o metastásicos en el hueso. Estudios demuestran que es posible calcular el porcentaje de afección ósea en los casos de metástasis de cáncer de próstata, por ejemplo.

Las indicaciones para la realización de esta prueba pueden ser muy variadas. Sin embargo, se recomienda realizarla siempre que existan síntomas que orienten a la presencia de una enfermedad ósea. Por fortuna, se trata de un examen seguro, rápido y con resultados certeros.

¿En qué consiste la gammagrafía ósea?

La gammagrafía ósea es una prueba perteneciente a la medicina nuclear, por lo que implica el uso de sustancias radiactivas. Las sustancias administradas se conocen como marcadores y emitirán pequeñas cantidades de radiación gamma que captará una computadora especial.

Los marcadores se deben inyectar en una vena de gran calibre para que se movilicen a través de todo el cuerpo. Los huesos absorberán la radiación gamma a medida que los marcadores se mueven. La proliferación anormal de las células óseas generará una mayor absorción de radiación.

El principal uso de la gammagrafía es el diagnóstico y seguimiento de enfermedades óseas. En este sentido, las indicaciones para su realización son las siguientes:

  • Sospecha de metástasis en los huesos por cáncer de próstata, pulmón, mama u otra neoplasia.
  • Diagnosticar fracturas o traumatismos que no se observen en radiografías.
  • Ante la presencia de dolor óseo crónico sin causa aparente.
  • Infección de articulaciones, prótesis o huesos.
  • Detectar enfermedades como artritis, tumores benignos, enfermedad de Paget y necrosis avascular.
Huesos analizados por un médico.
Los problemas óseos son los candidatos habituales a ser estudiados con una gammagrafía.

¿Cómo se realiza?

En primer lugar, el técnico inyectará el marcador que se utilizará en una vena de gran calibre. El pinchazo puede generar cierta incomodidad en algunas personas. No obstante, la movilización de la sustancia a través del cuerpo es totalmente indolora.

Los huesos tardan entre 1 y 4 horas en absorber el marcador, por lo que se debe esperar que transcurra ese tiempo antes de seguir con el examen. Las personas deberán tomar abundante agua durante la espera para aumentar la producción de orina y eliminar el marcador que no se absorba.

Una vez transcurridas las horas necesarias, el personal médico indicará acostarse en una camilla especial. Luego, el especialista colocará una cámara de exploración sobre el cuerpo, la que se irá desplazando con lentitud alrededor de todo el organismo.

La cámara se encargará de captar imágenes del estado de los huesos, por lo que las personas deberán estar sin moverse para evitar errores de la técnica. En algunos casos, hay que cambiar de posición para obtener imágenes desde diferentes ángulos.

La gammagrafía ósea es un proceso rápido, por lo que la captura de las imágenes suele tomar tan solo 1 hora. Los pacientes no suelen presentar ningún tipo de dolor después del procedimiento. En algunos casos, es posible manifestar alguna incomodidad por permanecer en la misma posición.



¿Cuál es la preparación previa?

La gammagrafía ósea es una prueba que no requiere de gran preparación previa para su realización. No obstante, siempre es importante consultar con el especialista ante cualquier duda.

Las personas puede ingerir cualquier clase de alimentos y bebidas antes de realizarse el examen, sin embargo, no son recomendables las alcohólicas. También es necesario informar al especialista los medicamentos que se consumen con regularidad, ya que algunos compuestos como los corticosteroides pueden interferir con los resultados.

Por último, se debe usar ropa holgada y cómoda, ya que quizás deba cambiarse de ropa en el hospital. Además, las personas deben retirarse cualquier prenda metálica (anillos, aretes o collares).

Riesgos de la gammagrafía ósea

En términos generales, la gammagrafía ósea es una prueba muy segura que conlleva pocos riesgos. La cantidad de radiación gamma que entra al organismo es muy pequeña, por lo que no será capaz de generar alteraciones en las células. De hecho, la exposición es menor que la de una tomografía.

Múltiples estudios demuestran que la prueba debe omitirse en las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia. La radiación gamma puede afectar de forma considerable al bebé, por lo que el examen debe retrasarse hasta un momento en el que sea seguro. Las madres lactantes deberán evitar amamantar a su bebé durante al menos 2 días después del examen.


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¿Qué significan los resultados?

Los resultados de una gammagrafía ósea suelen estar listos en poco tiempo y deben ser analizados por un médico especialista. La sustancia marcadora se debe esparcir de forma uniforme en los huesos que no presentan ningún tipo de alteración.

Por otro lado, las zonas con una alteración en las células óseas presentan alteraciones en la captación. En este sentido, es posible observar zonas más claras o más oscuras que en el resto de los huesos.

La gammagrafía ósea no es una prueba específica, por lo que serán necesarias otras para encontrar el origen de la alteración. La resonancia magnética, la tomografía computarizada y la biopsia son de utilidad complementar el proceso diagnóstico.

Fracturas en los huesos que se detectan con gammagrafía ósea.
Hay fracturas que pasan inadvertidas en estudios de imágenes comunes. Allí tiene mayor relevancia la gammagrafía ósea.

Una prueba segura, rápida y confiable

La realización de una gammagrafía ósea está recomendada en todos aquellos pacientes en los que se sospecha la presencia de metástasis en los huesos. La misma también es de utilidad a la hora de diagnosticar y monitorear de diversas alteraciones del sistema esquelético.

Se trata de una prueba muy segura, confiable y que conlleva pocos riesgos. No obstante, cualquier duda o inconveniente presentado debe notificarse al médico tratante. Todo el personal de salud está capacitado para ofrecer las mejores opciones disponibles.


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