Hipertiroidismo en el embarazo, ¿qué debes saber?
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El hipertiroidismo en el embarazo es una de las formas de patología de la tiroides que menos se presenta durante la gestación. Se estima que está presente entre el 0,05 al 0,2 % de las mujeres en este estado.
No es fácil diagnosticar el hipertiroidismo en el embarazo, ya que los cambios fisiológicos en el cuerpo de la madre podrían encubrir algunos síntomas. De confirmarse el diagnóstico, este tendrá un tratamiento muy diferente al que se lleva a cabo en la mujer no gestante. Te lo contamos.
Formas de hipertiroidismo durante el embarazo
La función tiroidea presenta grandes cambios en la mujer durante la gestación. Esto es necesario para que se produzca el crecimiento y desarrollo normal del feto. Dentro de las principales transformaciones se encuentran las siguientes:
- Aumento brusco en la producción de tiroxina: se presenta durante el primer trimestre del embarazo y puede dar lugar a un hipertiroidismo transitorio.
- Elevación de la globulina fijadora de tiroxina (TBG): la TBG es una proteína que transporta sustancias relacionadas a la glándula tiroides. Su concentración de incrementa debido a la mayor producción de estrógenos durante el embarazo.
- Modificaciones en las reservas de yodo: hay una disminución de yodo antes de la semana 20 de gestación, lo cual es esperable. Este mineral es básico para la producción de levotiroxina.
El hipertiroidismo en el embarazo muchas veces es transitorio, cuando se debe a los cambios fisiológicos o a la hiperemesis gravídica, es decir, los vómitos matutinos. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la causa principal es la enfermedad de Graves.
Esta se produce en una de cada 500 mujeres en gestación y consiste en una patología de base inmunológica que acelera el funcionamiento de la glándula tiroidea, estimulándola en demasía. Si no se trata a tiempo y de forma adecuada, puede llevar a graves complicaciones para la madre y el bebé.
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¿Cómo se diagnóstica el hipertiroidismo en el embarazo?
Muchas de las manifestaciones del hipertiroidismo en el embarazo se solapan en los cambios producidos por la gestación. Esto quiere decir que los síntomas se enmascaran y se vuelven difíciles de identificar.
Signos como la intolerancia al calor, las palpitaciones, el nerviosismo, la dificultad para ganar peso y la taquicardia en reposo son características comunes al hipertiroidismo y a la misma gestación. Lo mismo ocurre con el aumento en el volumen de la glándula tiroides.
Por lo anterior, los resultados de las pruebas bioquímicas deben examinarse con cuidado. En general, cuando los niveles de TSH (hormona estimulante de la tiroides) están por debajo del rango normal y los niveles de tiroxina (T4) y de tiroxina libre (FT4), o de triyodotironina (T3) son elevados, hay hipertiroidismo.
Cuando hay enfermedad de Graves Basedow, esta se exacerba durante el primer trimestre del embarazo y en el postparto. Se sospecha que está presente si la paciente tuvo síntomas previos al embarazo, tiene diagnóstico anterior de hipertiroidismo o ha tenido un hijo con disfunción tiroidea.
Riesgos de la enfermedad
El hipertiroidismo en el embarazo puede tener consecuencias muy graves, tanto para la madre como para el feto. Hasta luego del nacimiento hay efectos que perduran. Hasta el momento, la evidencia científica ha identificado las siguientes complicaciones:
- Mayor riesgo de aborto.
- Se multiplica por 5 el riesgo de preeclampsia.
- Hay 10 veces más posibilidad de un parto prematuro.
- Se multiplica por 20 el riesgo de insuficiencia cardíaca.
- Hay hasta 10 veces más riesgo de tormenta tiroidea.
- Mayor riesgo de desprendimiento prematuro de la placenta.
- Más posibilidades de sufrir trombosis venosa.
Esta enfermedad también supone riesgos para el bebé. Puede haber muerte fetal, retraso en el crecimiento, bocio neonatal, malformaciones congénitas y bajo peso al nacer.
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Tratamiento y seguimiento
Lo habitual es que el tratamiento de base se lleve a cabo con medicamentos antitiroideos. Sin embargo, siempre es necesario hacer un análisis previo de la condición de salud específica de cada mujer para prevenir efectos adversos en ella o en el feto.
Los medicamentos antitiroideos tienen reacciones teratogénicas, en especial en el primer trimestre del embarazo. El uso de algunos de ellos se ha asociado con ciertas malformaciones y problemas de salud en el feto. Por lo mismo, lo adecuado es hacer un seguimiento estricto para suspender la medicina tan pronto como sea posible.
Casi siempre, el objetivo del tratamiento es mantener los niveles de las hormonas tiroideas lo más cercanos posible a los rangos normales. Si hay reacciones muy adversas a los fármacos, se debe considerar la cirugía como última alternativa.
El momento óptimo para realizar el procedimiento quirúrgico es el segundo trimestre del embarazo. De todos modos, tras la tiroidectomía es necesario continuar con los medicamentos antitiroideos.
No descuidar el control tiroideo durante el embarazo
Las alteraciones en la tiroides se presentan con mayor frecuencia en mujeres en edad fértil. Por lo tanto, este es uno de los aspectos a evaluar durante el embarazo.
Si el problema está presente, es fundamental detectarlo a tiempo, ya que las consecuencias de un tratamiento inadecuado pueden ser muy graves, tanto para la madre como para el niño. Por ello resultan fundamentales los controles prenatales y la planificación de la gestación con la mayor anticipación posible, para disminuir los riesgos.
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