Hipoxemia arterial: ¿qué es?
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Se habla de hipoxemia arterial cuando la cantidad de oxígeno que transportan las arterias es más baja de lo normal. Es un cuadro grave porque una de las funciones primordiales de las arterias es, justamente, el transporte de oxígeno a las células.
Sin una cantidad adecuada de oxígeno, las células no pueden funcionar. En los cuadros de hipoxemia arterial grave corren riesgo las funciones vitales del organismo, con posibilidad de muerte celular si se prolonga en el tiempo.
¿Cómo se diagnostica la hipoxemia arterial?
Para determinar la hipoxemia arterial se utilizan dos medidas en medicina, los milímetros de mercurio y la saturación de oxígeno. Veamos ambas a continuación.
- Milímetros de mercurio: en condiciones normales, la cantidad de oxígeno en las arterias debe oscilar entre 75 y 100 milímetros de mercurio. Cuando la medición está por debajo de los 60 milímetros de mercurio se requiere oxígeno externo para el paciente.
- Saturación de oxígeno: la medida más accesible es la saturación a través de porcentajes. Pequeños dispositivos como el saturómetro se conectan a un dedo para medir este porcentaje. Es normal una saturación de oxígeno entre 96 y 100 %. Por debajo de 95 % es un signo de alarma y por debajo de 90 % se requiere oxígeno suplementario.
Los pulmones son un componente fundamental del traslado de oxígeno del ambiente a las arterias. Ahora bien, para que el oxígeno llegue a las células, se deben cumplir tres pasos en tres ambientes distintos. Si uno de estos tres pasos falla, entonces se altera el resultado final, que es el funcionamiento celular. Estos pasos son los siguientes:
- Oxígeno del ambiente: el lugar donde está el ser humano debe tener una concentración adecuada de oxígeno. Puede haber falta cuando se escala una montaña, por ejemplo, o en habitaciones donde se contamina con monóxido de carbono.
- Pulmones sanos: el sistema respiratorio debe ser capaz de tomar el oxígeno del ambiente para pasarlo a las arterias. Enfermedades como el asma pueden alterar este proceso.
- Sangre arterial: aquí es donde se mide la hipoxemia arterial. Es la etapa del transporte del oxígeno que se tomó del ambiente a través de los pulmones. La sangre llevará ese oxígeno a cada célula del cuerpo humano.
Causas de hipoxemia arterial
Las causas más frecuentes de hipoxemia arterial son las siguientes:
- Enfermedades pulmonares obstructivas crónicas (EPOC): entre estas patologías tenemos el asma, el enfisema y la bronquitis crónica. Al afectar a los pulmones, se interrumpe la entrada de oxígeno y el tercer paso, que es la distribución del oxígeno por la sangre, inicia en desventaja.
- Problemas cardiacos: algunas alteraciones del corazón afectan la comunicación entre los pulmones y las arterias. Como el oxígeno debe pasar del sistema respiratorio al circulatorio a través de la conexión pulmones-corazón, si hay alguna afección en esta conexión, disminuirá el oxígeno disponible para las arterias.
- Neumonías: los pacientes con neumonía infecciosa suelen padecer hipoxemia arterial. En los casos graves que se internan, se monitorea diariamente la saturación de oxígeno para saber el estado del enfermo.
- Anemia: el oxígeno se transporta en las arterias dentro de los glóbulos rojos. Cuando hay menor cantidad de glóbulos rojos, lógicamente se afecta el transporte de oxígeno. Eso sucede en las anemias, sea cual fuese su origen. Hay distintos grados de anemia y eso determina distintos grados de severidad de la hipoxemia arterial.
- Medicamentos: el uso de fármacos derivados de los opioides y morfínicos tiene como efecto adverso la hipoxemia arterial. Son medicamentos que deben utilizarse a las dosis indicadas y siempre con receta médica y supervisión profesional.
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Síntomas de hipoxemia arterial
La falta de oxígeno en las células genera un abanico de síntomas. Algunos signos responden al órgano más afectado por la hipoxemia arterial y otros son signos generales. Entre los síntomas habituales, tenemos:
- Arritmias.
- Vómitos y náuseas.
- Calambres musculares, principalmente nocturnos.
- Cambios en el color de la piel: la hipoxemia arterial puede generar palidez, sobre todo asociada a una anemia. Por otro lado, puede generar cianosis, que es la coloración azulada de la piel, un signo evidente de la falta de oxígeno grave.
- Desmayos: si el oxígeno que recibe el cerebro no es suficiente, tenderá a reducir su funcionamiento al punto de generar un desmayo o síncope.
- Cefalea: cuando la hipoxemia arterial es intermedia y persistente, hay dolor de cabeza y signos de abombamiento. Este dolor no se alivia con antiinflamatorios comunes.
- Problemas de coordinación motora: el cerebro necesita oxígeno para llevar adelante todas sus funciones reguladoras. Entre estas funciones está la coordinación motora para caminar y moverse. En la hipoxemia arterial puede haber dificultades en actividades simples como caminar o querer coger algo con las manos.
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Efectos a largo plazo
Si la hipoxemia arterial persiste en el tiempo, el cuerpo humano intentará adaptarse a esa nueva situación. Una forma de adaptarse es producir más glóbulos rojos para el transporte del oxígeno. La situación se llama poliglobulia.
La poliglobulia puede convivir en el organismo sin producir alteraciones. De todas formas, hay que controlarla regularmente para que no sea excesiva y altere la normal circulación de la sangre.
Las arritmias son otro efecto a largo plazo de la hipoxemia arterial. El corazón cambia su frecuencia y su intervalo de latidos para compensar la falta de oxígeno. Si la arritmia se sale de control, la vida corre riesgo.
Finalmente, está el efecto cerebral. Entre los enfermos de EPOC se ha demostrado que es muy frecuente el padecimiento de alteraciones neurológicas, como la depresión, las pérdidas de memoria y la falta de atención. Esas alteraciones se vinculan a la hipoxemia arterial.
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