Todo lo que hay que saber de la infección por citomegalovirus

La infección por citomegalovirus pasa desapercibida en los adultos sanos. Sin embargo, puede causar problemas en los recién nacidos y en personas con VIH.
Todo lo que hay que saber de la infección por citomegalovirus
Leidy Mora Molina

Revisado y aprobado por la enfermera Leidy Mora Molina.

Última actualización: 10 julio, 2023

El citomegalovirus es un virus perteneciente a la familia del herpes que posee capacidad de infección hacia cualquier persona. Es más grave en los niños recién nacidos y en los pacientes inmunocomprometidos.

De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), más de la mitad de los adultos de 40 años están infectados por el virus. Por fortuna, se trata de una patología autolimitada en la mayoría de los casos, que suele desaparecer sin necesidad de tratamiento.

Tipos de citomegalovirus

La infección por citomegalovirus puede manifestarse de múltiples formas:

  • Citomegalovirus congénito: aparece en los niños recién nacidos y se transmite de la madre al feto durante el embarazo. Se trata de una forma peligrosa.
  • Citomegalovirus primario: aparece cuando una persona adquiere el virus por primera vez. La infección tiene múltiples formas de presentación, pudiendo ser asintomática o parecerse incluso a la mononucleosis.
  • Reactivación del citomegalovirus: el virus es capaz de permanecer de forma latente. En este sentido, la reactivación ocurre en las personas que ya han sufrido la enfermedad y tienen una depresión del sistema inmunitario.
Virus de la mononucleosis.
La mononucleosis es causada por el virus de Epstein-Barr. Sin embargo, el citomegalovirus es capaz de generar un cuadro similar.

Síntomas de la infección por citomegalovirus

La infección por citomegalovirus puede generar múltiples manifestaciones clínicas. De hecho, un estudio publicado en la revista Microbiology Spectrum expone que el espectro puede ir desde una forma asintomática hasta una enfermedad grave en inmunocomprometidos.

La enfermedad suele cursar sin ningún síntoma aparente en las personas sanas. De esta manera, algunos la contraen y ni siquiera lo notan.

Por su parte, otros desarrollan síntomas leves:

Las personas inmunocomprometidas desarrollan una forma más grave de la enfermedad. Se pueden ver afectados varios órganos, como la retina, el cerebro, el tracto digestivo, los pulmones o el hígado. Hay síntomas muy variados, como los siguientes:

  • Puntos ciegos en la vista y visión borrosa, hasta ceguera.
  • Dificultad para tragar.
  • Pérdida de peso.
  • Confusión.
  • Diarrea.


Síntomas en los bebés

Los síntomas en la infección congénita por citomegalovirus son muy diferentes a los que presentan los adultos. Dentro de las manifestaciones clínicas más comunes destacan las siguientes:

  • Manchas púrpuras en la piel.
  • Nacimiento prematuro.
  • Bajo peso al nacer.
  • Hepatomegalia.
  • Convulsiones.
  • Microcefalia.
  • Neumonía.
  • Ictericia.

Formas de transmisión

Cualquier persona con una infección activa es capaz de transmitir la enfermedad. El virus se encuentra en diferentes fluidos corporales, sobre todo en la sangre, desde donde es capaz de afectar los órganos.

Otros fluidos corporales también se encuentran infectados por el virus. Entre ellos destacan la saliva, la orina, la leche materna y las lágrimas. El semen y las secreciones vaginales también tienen carga viral.

De esta manera, el virus se puede transmitir de persona a persona. Algunas de las formas de transmisión más comunes son las siguientes:

  • Tomar leche materna infectada.
  • Tener contacto sexual con una persona infectada.
  • Tocar los ojos o la boca después de tener contacto con fluidos infectados.
  • Trasplantes de órganos, médula ósea o sangre infectados.
  • Transmisión vertical de la madre al bebé durante el parto.


Diagnóstico

El diagnóstico de la infección por citomegalovirus se realiza a través del interrogatorio y del examen físico. El especialista indagará sobre la aparición y la evolución de los síntomas. Además, hará un examen físico enfocado en el abdomen para detectar cambios en el hígado o en el bazo.

Los análisis de sangre y orina permitirán detectar al virus y así diagnosticar de forma definitiva la infección. Lo ideal es realizar una prueba PCR en los fluidos. Sin embargo, la detección de anticuerpos y la realización de cultivos también resultan eficaces.

Los especialistas pueden indicar otros exámenes adicionales para evaluar el daño a los órganos. Es posible que se soliciten fondos de ojo, biopsias o tomografías. Las mujeres embarazadas con una infección activa deberán analizar su líquido amniótico.

Tratamiento de la infección por citomegalovirus

Por lo general, las personas sanas no ameritan ningún tipo de tratamiento. Esto se debe a que el cuerpo es capaz de controlar la infección por sí solo al cabo de 4 o 6 semanas.

El abordaje farmacológico para la infección por citomegalovirus solo está recomendado en los niños recién nacidos y los pacientes inmunocomprometidos. Sin embargo, el tipo de tratamiento dependerá de los síntomas presentados y de la gravedad de la afección.

Los antivirales son los medicamentos más recetados. Estos compuestos son capaces de retrasar la replicación viral, aunque no eliminan al virus propiamente dicho.

Los analgésicos y los antipiréticos ayudan a aliviar los síntomas.
Antiretrovirales para infección por citomegalovirus.
No siempre se necesitan fármacos para la infección. La mayoría de los casos son asintomáticos.

Posibles complicaciones

Las complicaciones de la infección por citomegalovirus son muy variables y dependerán del estado de salud de las personas, así como de la gravedad del cuadro. La complicación más frecuente es la infección de garganta, sin embargo, también pueden aparecer las siguientes:

La infección por citomegalovirus tiene buen pronóstico

Por fortuna, la infección por citomegalovirus tiene buen pronóstico en la mayoría de los casos. Los síntomas suelen desaparecer en pocas semanas y los fármacos controlan la replicación viral.

No obstante, siempre es importante estar alerta en las mujeres embarazadas, los niños recién nacidos y las personas con problemas en el sistema inmunitario. En estos casos, se recomienda acudir al médico cuanto antes para iniciar el abordaje adecuado.


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