La relación entre beber café y tener hambre

Una ingesta exagerada de café podría causar serios problemas de salud, especialmente si se sufre alguna patología relacionada con el sistema nervioso central.
La relación entre beber café y tener hambre

Escrito por Yamila Papa Pintor

Última actualización: 09 julio, 2023

El café es una de las bebidas más estimulantes que existen. Muchas personas, de hecho, son incapaces de despertarse completamente si no es con una buena taza de este oro líquido. Esto se debe a su contenido en cafeína, un alcaloide que actúa, prácticamente, como una droga psicoactiva que despeja el sistema nervioso central.

De la misma forma, existe una teoría que afirma que el café podría servir para adelgazar. Pero, ¿es esto posible?¿podría ser real una evidencia de tal magnitud?

¿El café sirve para saciar el hambre?

Una verdad a medias

Algunas personas usan el café para controlar el apetito. Es verdad que el café aporta una buena cantidad de energía y activa las señales de alerta pero, ¿también controla el hambre? Un estudio realizado por el SUNY Buffalo State College de la Academia de Nutrición y Dietética de Estados Unidos afirma que sí, pero de forma muy limitada y transitoria. 

El estudio determinó que después de consumir la bebida con un 1 mg/kg de cafeína, los participantes consumieron cerca de 70 calorías menos que después de beber jugo con 3 mg / kg o sin cafeína agregada. Después de revisar lo que comieron durante el resto de cada día de estudio, encontraron que la pequeña disminución en la ingesta no persistió. Los participantes compensaron la ingesta reducida en el desayuno al final del día.

-Academy of Nutrition and Dietetics-

La cafeína acelera el metabolismo

Según afirma la investigación anterior, el café pondría en marcha el proceso de termogénesis. Esto consiste en la generación de energía o calor al aumentar la tasa metabólica de los niveles normales. ¿La consecuencia simplificada? La disolución de la grasa. Ahora bien, este efecto ocurriría con el café natural, solo, sin leche ni edulcorantes.

Por supuesto, no se debe ingerir café de manera compulsiva porque la cafeína en exceso puede provocar efectos negativos como nerviosismo, temblores o náuseas. De la misma forma, está totalmente prohibido para las personas que sufran insomnio, hipertensión o padezcan ataques de ansiedad.


Ante cualquier duda, lo mejor es acudir a un médico, en especial si sufrimos alguna patología. No hay que dar la información por sentada y, mucho menos, cuando se trata de temas de salud.

Ver también: Vence el insomnio con estos 5 consejos

¿Es saludable el café?

Depende. No todas las personas lo metabolizan de la misma manera. Lo que sí hay que saber es que esta bebida modifica los neurotransmisores y las hormonas (sobre todo el cortisol y la insulina). Por eso hay personas a las que el café les “despierta” y a otras les “duerme”. Esto puede cambiar según la cantidad que bebamos, el momento del día, la edad o la complexión física. En cualquier caso, siempre hay que tener en cuenta la necesidad de tener buenos hábitos de consumo y recordar que no es bueno abusar de nada.

Merece la pena destacar que el café tiene muchos antioxidantes beneficiosos para la salud, pero no se trata de ninguna bebida mágica que permita una pérdida de peso elevada. Si se confía en la cafeína para supresión del apetito, probablemente no se consiga demasiado.

¿El café provoca hambre o lo quita?

Las hormonas influyen en el apetito y la saciedad. Por eso, en ciertos momentos de la vida o del día podemos tener más ganas de comer que en otros. Las hormonas encargadas del hambre son tres: grelina, leptina y péptido YY. La primera se segrega en el estómago, la segunda se sintetiza en las células de grasa y la tercera está presente en el intestino.

De vuelta a lo que se refiere al café, este puede ayudar o no, relativamente, a bajar de peso. ¿Cómo? Modificando la producción de cada una de estas hormonas.

Los investigadores han barajado dos hipótesis para determinar cuál es la relación entre el café y el hambre/saciedad:

  • Primera hipótesis: el café (descafeinado o con cafeína) disminuiría el hambre, la leptina y la grelina y aumentaría la saciedad y el péptido YY.
  • Segunda hipótesis: Los mismos efectos que en la primera hipótesis, pero con la salvedad de que sólo tendría una duración de 60 minutos después de la ingesta, o bien durante los 120 minutos que tarda el cuerpo en hacer la digestión.

cafe4

Hay otros factores que entran en juego

Como conclusión, se debe recordar que hay otros factores que generan hambre. Por ejemplo, un desayuno deficiente que no incluya frutas, lácteos y cereales. Otro factor importante surge cuando el estómago está acostumbrado a otra hora, y también puede jugar una mala pasada el aburrimiento o la falta de motivación.

Por otra parte, la ansiedad o los nervios y los cambios hormonales o glandulares (embarazo, período menstrual, problemas de tiroides) también pueden afectar al apetito.

Por tanto, no puede esperarse, como ya se ha comentado, que el café sea una solución mágica para el apetito. La única manera de adelgazar de forma saludable es consultando a un endocrino, manteniendo una buena hidratación y haciendo ejercicio diario de manera regular.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


  • Boozer, C. N., Daly, P. A., Homel, P., Solomon, J. L., Blanchard, D., Nasser, J. A., … & Meredith, T. (2002). Herbal ephedra/caffeine for weight loss: a 6-month randomized safety and efficacy trial. International Journal of Obesity, 26(5), 593
  • Changes in caffeine intake and long-term weight change in men and women. The American Journal of Clinical Nutrition, Volume 83, Issue 3, 1 March 2006, Pages 674–680, https://doi.org/10.1093/ajcn.83.3.674
  • Lopez-Garcia, E., van Dam, R.M., Raipathak, S., Willett, W.C., Manson, J.E., Hu, F.B. Changes in caffeine intake and long-term weight change in men and women. Am J Clin Nutr. 2006;83:674–680

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.