¿Cuál es la mejor leche para niños después del año?
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Después del primer año de vida, es conveniente saber elegir la mejor leche para los niños. Errar en dicha elección puede conllevar un aumento del riesgo de desarrollo de enfermedades en el bebé, sobre todo las de tipo metabólico o autoinmune.
Está claro que la leche materna es el mejor alimentos para los niños. Sin embargo, a partir del año sus demandas energéticas son más altas como para alimentarse única y exclusivamente por esta vía.
Por este motivo, es necesario elegir una producto de calidad que satisfaga sus necesidades nutricionales. ¿Qué tener en cuenta a la hora de elegir la leche? En el siguiente espacio lo detallamos.
Le leche para niños ha de tener pocos azúcares añadidos
El problema de muchas leches para niños es su contenido en azúcares. Estos nutrientes son capaces de empeorar la salud metabólica del bebé, lo que eleva el riesgo de desarrollar enfermedades a mediano y largo plazo.
Una investigación llevada a cabo por la Sociedad Europea de Pediatría ha concluido que es fundamental reducir la ingesta de azúcares simples en niños para prevenir problemas de tipo metabólico, como puede ser la diabetes.
Así pues, no fijarse en la cantidad de azúcares añadidos que tiene la leche para los niños podría traer consecuencias nefastas para la salud de los mismos. Incluso, se vincula la utilización de este tipo de productos con alteraciones del perfil lipídico.
La importancia de los omega 3 en la leche para niños
Es probable que ya hayas escuchado los beneficios de incluir omega 3 en la dieta habitual. Se trata de un ácido graso que presenta un carácter antiinflamatorio. Su ingesta regular contribuye, entre otras cosas, a reducir el riesgo cardiovascular, tal y como muestra un estudio publicado en la revista Pharmacology & Therapeutics.
Además, estos lípidos gozan de especial importancia en el desarrollo del niño. Una exposición frecuente a dichos nutrientes en etapas tempranas es capaz de reducir la incidencia de procesos de tipo autoinmune.
Respecto a esto, una investigación llevada a cabo en el año 2017 consiguió relacionar un aporte regular de ácidos grasos omega 3 durante las primeras etapas de la vida con un menor riesgo de desarrollar asma.
Por eso, a la hora de elegir una leche para niños después de su primer año de vida es importante asegurarse de que el producto adquirido contiene estos ácidos grasos en su composición.
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Una leche con Vitamina D
La deficiencia de vitamina D es un problema común a nivel poblacional. Un estudio realizado en una población de 97 mujeres embarazadas y 90 bebés concluyó que los niveles de dicho micronutriente solían encontrarse por debajo de lo recomendado.
Un escaso aporte de vitamina D puede condicionar la salud de los huesos en la edad adulta, lo que aumenta el riesgo de padecer osteoporosis. Esta condición es frecuente en mujeres postmenopáusicas y representa un riesgo para su salud y bienestar.
Además, bajos niveles de esta vitamina se asocian con deficiencias a nivel de fuerza muscular, y con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades complejas.
La vitamina D es un nutriente difícil de conseguir mediante la dieta; la mejor forma de garantizar su síntesis es mediante la exposición solar. Para minimizar el riesgo de déficit, se aconseja elegir leches para niños que contengan dosis significativas de este micronutriente.
Elegir la mejor leche para niños después del primer año no es una tarea fácil
Como has visto, son 3 los parámetros en los que te has de fijar para elegir la mejor leche para el desarrollo de tu hijo. Otros aspectos podrían ser tenidos en cuenta, como por ejemplo la confianza que ofrece la marca de desarrolla el producto, así como la presencia de aditivos químicos en las leches.
Es fundamental fijarse en el etiquetado para elegir la mejor opción. Despreciar esta información puede conducir a la elección de una leche de baja calidad, o con un alto aporte de azúcares simples.
El hecho de que los niños, aun en etapa de desarrollo, consuman grandes cantidades de sustancias que no son recomendables, dispara las probabilidades de que sufran enfermedades complejas durante la edad adulta. Es necesario cuidar la alimentación desde el nacimiento.
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