Mitos sobre el estrés que deberíamos desterrar

El estrés es una reacción del organismo para afrontar una situación amenazante o de peligro, pero existen algunos mitos, que quizás, deberíamos dejar de lado.
Mitos sobre el estrés que deberíamos desterrar
Diego Pereira

Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira.

Escrito por Yamila Papa Pintor

Última actualización: 09 julio, 2023

En su justa medida, el estrés puede llegar a ser hasta beneficioso. De hecho, hay muchos mitos sobre el estrés que merecen la pena erradicar del pensamiento colectivo. Esta reacción fisiológica ha sido “demonizada” y utilizada como respuesta a muchos problemas emocionales. Sin embargo, no deberíamos hacerle responsable de todo lo que nos pasa. ¿Lo desmitificamos?

Curiosos mitos sobre el estrés

Antes que nada, deberíamos saber de qué es de lo que hablamos. El estrés es una reacción del organismo que surge de cara a poder afrontar una situación amenazante o de peligro. Es la respuesta a un estímulo y nos permite, por ejemplo, huir o defendernos, según el caso.

Por eso, existen algunos mitos sobre el estrés que quizás sería bueno que dejásemos de lado:

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1. El estrés siempre es malo

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En realidad, todo depende de la cantidad o de la intensidad con la que se manifieste. Y lo prolongado que se mantenga en el tiempo. Si bien existe un estrés negativo conocido como distrés, también hay uno positivo, llamado eustrés.

El “beneficioso” es el que responde al proceso natural y habitual que permite adaptarnos, resolver un problema o hacer algo que nos lleve más esfuerzo.

Por el contrario, el estrés perjudicial es aquel que causa efectos secundarios como por ejemplo fatiga, ansiedad, ira, irritabilidad o dolor de cabeza. Este, a su vez, provoca un aumento en el gasto de energía y un rápido agotamiento de las fuerzas. Por eso, si estamos estresados no tenemos la capacidad de prestar atención, concentrarnos o dormir bien.

2. El estrés afecta a todos

Esta es una verdad a medias. Por un lado, es cierto que el organismo reacciona al estrés sin importar nuestra edad o nacionalidad. Pero, por el otro, puede desencadenar efectos totalmente diferentes según la persona. Para algunos es sinónimo de insomnio y para otros de sueño excesivo. En algunos provoca cansancio y en otros, motivación.

3. El estrés es imposible de combatir

Estres

Otro mito muy difundido que considera esta reacción como una “epidemia mundial”. Es verdad que en el mundo globalizado casi todos están estresados, pero eso no significa que no se pueda hacer nada para reducirlo o evitarlo. Existen técnicas sencillas para no sentirnos abrumados, para descansar mejor, para estar en contacto con la naturaleza o para aprender cómo decir “no” a una tarea adicional.

Todo depende de cuál sea nuestra actitud hacia el estrés. Podemos echarle la culpa de todos nuestros problemas o reacciones, o bien, hacerle frente y combatirle para disminuir sus niveles. Si está mal manejado puede traer muchas consecuencias a nuestro organismo.

4. El estrés con síntomas es el único que se puede tratar

Se trata de otro de los mitos sobre el estrés que resulta una total falacia. Algunas personas no presentan los síntomas habituales de distrés, pero no por ello quiere decir que no lo sufran. Incluso, están los que “ocultan” esos signos con medicación, por ejemplo, el consumo de pastillas para dormir.

Los únicos que podemos decir cuándo estamos estresados, somos nosotros mismos. Más allá de los síntomas habituales nadie mejor que uno mismo para detectar anomalías en nuestro carácter, nuestros hábitos o nuestras emociones.

5. El estrés es el responsable de todos los problemas

Estrés

Muchas veces, le echamos la culpa al estrés para desligarnos de las responsabilidades. Tratamos mal a nuestra pareja y es porque estamos estresados; no somos eficientes en el trabajo y es por culpa del estrés. No vamos al gimnasio porque las preocupaciones no nos permiten pensar en otra cosa; tenemos accidentes de tránsito por causa de los problemas…

Sería bueno que nos hiciésemos cargo de nuestros errores y que no nos escudemos en una reacción física que, si bien existe, no tiene por qué ser responsable. El estrés puede aparecer por tener muchas obligaciones, pero eso no significa que tenemos derecho a cualquier cosa por el simple hecho de “estar estresados”.

6. El estrés mejora cuando la vida es fácil

Se cree que la gente con dinero o la que no trabaja por decisión propia no está estresada. Se piensa que este es un “mal” solo para simples mortales que deben asistir a su empleo a diario o que tienen problemas económicos. Además,  muchos piensan que, si tuviesen una vida más simple en el campo o en la montaña, no tendrían estrés.

Todo ello es falso. Porque aunque está relacionado a hechos o a situaciones externas también depende de cómo nosotros reaccionemos o actuemos ante ellas. Por ejemplo, a alguien le puede superar el hecho de tener que organizar una boda, mientras que quizás otro lo ve como un momento hermoso que debe disfrutar.

7. El estrés se erradica con yoga y meditación

Meditación, estrés y corazón c

Es probable que estas dos técnicas sean de mucha ayuda para reducir los síntomas, pero no son una salvación o el milagro esperado. Otro de los mitos sobre el estrés está relacionado a las actividades lúdicas o relajantes que realizamos o no.

Meditar cada mañana o cada noche te dará mayor paz mental, pero no por ello tienes asegurado no estresarte nunca más en la vida. Una sesión de masajes puede descontracturar y relajar, pero si después regresamos a la oficina y nos tensionamos… no servirá de nada.

8. El estrés solo afecta a los adultos

Nada más alejado de la realidad. Desafortunadamente, cada vez son más los niños que sufren estrés debido a las presiones familiares y a la gran cantidad de actividades extraescolares que realizan. Los pequeños lo padecen también ante la pérdida de un ser querido (un familiar o una mascota), una mudanza o la separación de los padres.

Ahora que sabemos un poquito más del estrés, podemos aprender a confrontarlo. Es inevitable enfrentarse a situaciones estresantes a lo largo de la vida, pero desmitificándolo y demontando ideas preconcebidas es más fácil hacerle frente.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.