Neuritis intercostal en el embarazo: qué es y cómo reducirla
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Algunas mujeres presentan un dolor torácico similar a la neuritis intercostal durante el embarazo. Se trata de una afección poco frecuente que suele aparecer en etapas avanzadas de la gestación. Sin embargo, no se ha logrado establecer cuál es la causa principal de este trastorno, lo que dificulta un tratamiento certero.
En este artículo nos centraremos en indagar qué información se tiene hasta ahora y cuáles son las posibles fuentes que pueden estar involucradas en el desarrollo de esta neuropatía. Del mismo modo, intentaremos revisar qué opciones de tratamiento existen para la neuritis intercostal en el embarazo y cuáles son sus riesgos.
Neuritis intercostal del embarazo como entidad propia
Existe un dilema respecto al nombre de la afección. En la neuritis intercostal hay un proceso inflamatorio que compromete un nervio torácico que desencadena dolor. Sin embargo, en el embarazo, el mecanismo involucrado no es la inflamación.
Es por ello que algunos autores han propuesto que el nombre que debería usarse para este trastorno sea el de «neuralgia torácica gravídica». Las razones son dos:
- En primer lugar, se establece una diferencia con la neuritis tradicional, cuya causa es bien conocida.
- Por otro lado, se resalta que es una condición que se presenta en la mujer embarazada.
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¿Qué se sabe del origen del dolor torácico en la gestación?
Al ser una afección poco frecuente, los estudios al respecto son escasos. Hasta ahora no se ha podido establecer la causa real del dolor torácico en la gestación.
No obstante, existen diversas hipótesis que intentan explicar la predisposición que existe en la mujer gestante para desarrollar una neuritis intercostal. Las analizamos.
Dolor por elongación de las fibras
Una de estas teorías es que el útero en crecimiento produce la elongación progresiva de las fibras nerviosas. Esto trae como resultado la activación de los receptores para el dolor, generando la afección. La aceptación de esta hipótesis se basa en que la neuritis intercostal asociada al embarazo desaparece a las pocas horas después del parto.
Por otro lado, esto podría explicar por qué es más frecuente que el dolor surja en etapas avanzadas de la gestación. Del mismo modo, es un argumento válido para justificar la razón por la que la neuropatía afecta más los niveles más cercanos al abdomen en crecimiento, que aquellos nervios de la región torácica superior.
Compresión radicular sin que exista una hernia
Otra de las razones por las que se cree que aparece la neuralgia torácica en algunas mujeres embarazadas es la comprensión mecánica del nervio, cuando el mismo emerge de la columna vertebral. Este atrapamiento es resultado de la acción aditiva de varios factores que son propios del embarazo.
Entre ellos, se encuentran los siguientes:
- Acentuación de la lordosis lumbar para contrarrestar el aumento de peso en la región abdominal y, así, poder modificar el centro de gravedad del cuerpo.
- Retención de líquidos producto del aumento de la volemia, lo que predispone a que los tejidos blandos que rodean a la columna vertebral presenten una ligera hinchazón.
El resultado es que el estiramiento causado por la hiperlordosis y el aumento de tamaño de las estructuras paravertebrales, dejan menos espacio para que los nervios puedan tener un trayecto libre. Sin embargo, el hecho que la neuritis intercostal no afecte a la mayoría de las embarazadas, hace sospechar que existen otros factores involucrados.
Laxitud de los ligamentos por acción de la relaxina
Por último, el aumento de la relaxina, una molécula asociada al incremento de la flexibilidad de las articulaciones y los ligamentos de la cadera para favorecer el parto, podría estar involucrada en el origen del dolor. Para algunos autores, la relaxina tiene también efecto sobre los discos intervertebrales, haciéndolos más vulnerables al estrés.
No obstante, esta hipótesis es controversial.
¿Qué síntomas causa la neuritis intercostal en las embarazadas?
La neuralgia gravídica produce dolor de intensidad moderada a severa en un lado del tórax. Este suele seguir el trayecto de uno o dos nervios intercostales y es posible que aparezca una sensación de adormecimiento en el área.
Con mayor frecuencia, se hace notorio en los niveles más bajos de la región torácica. Es decir, aquellos más cercanos al abdomen.
Una característica distintiva de la neuritis intercostal en el embarazo es que la palpación de los músculos de la espalda aumenta la sensación dolorosa. Del mismo modo, los cambios de posición pueden empeorar el síntoma. Incluso, el dolor podría dificultar los movimientos de la mujer.
En términos generales, la neuritis intercostal afecta con más frecuencia al lado derecho del tórax. Además, algunas mujeres refieren que el dolor se irradia hacia el abdomen.
Es importante resaltar que los síntomas remiten luego de producirse el parto. No obstante, es frecuente que esta afección se repita en futuros embarazos.
Diagnóstico de la neuritis intercostal en el embarazo
La sintomatología es suficiente para establecer el diagnóstico.
Es posible que el médico pueda considerar necesaria la realización de una electromiografía. No con el fin de confirmar ningún hallazgo, sino para descartar una causa más compleja.
Descubre lo que es la Electromiografía
Diagnósticos diferenciales que hay que tener en cuenta
Es importante descartar patologías en las que exista una lesión nerviosa subyacente. Recordemos que en la neuritis intercostal del embarazo no parece haber un daño sobre el nervio, sino que la afección es secundaria a un efecto mecánico.
Sin embargo, asumir de primeras esta afección, sin recurrir a una revisión adecuada, podría enmascarar otros trastornos de mayor gravedad:
Opciones para reducir la neuralgia torácica gravídica
En general, se considera que la mejor terapia ante el dolor neuromuscular asociado al embarazo es la prevención del mismo, a través de un acondicionamiento físico previo a quedar embarazada. No obstante, esa recomendación es poco útil para una paciente que ya presenta la afección y para quienes tienen la predisposición a desarrollarla.
Dentro de la literatura, el tratamiento queda reducido a la indicación de acetaminofén y al uso tópico de parches de lidocaína en la zona afectada, como último recurso para reducir la sintomatología. Sin embargo, este manejo analgésico debe contar con la vigilancia médica estricta, debido a los posibles riesgos.
También se sugiere el uso de amitriptilina en aquellos casos en los que el dolor es intenso. Pero es necesario individualizar cada caso. Hay que sopesar la relación riesgo/beneficio ante medicamentos como este, que no han demostrado ser inocuos en la gestación de los seres humanos.
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