Si no lo solucionas pasando página, coge otro libro y da el gran cambio

Si no solucionas un problema de forma sencilla quizá la mejor opción para ti y tu salud mental sea realizar un cambio drástico. Atrévete a salir de tu zona de confort.
Si no lo solucionas pasando página, coge otro libro y da el gran cambio
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 06 julio, 2023

Si no lo solucionas pasando página, tal vez lo mejor sea cambiar el libro. Ahora bien… ¿Cómo puedes hacerlo? ¿De dónde puedes sacar la valentía para dar el paso y lograr ese gran cambio? A continuación te daremos algunas claves.

Hay momentos en la vida en los que no es suficiente hacer pequeños cambios, como ‘tomarnos las cosas más en calma’ o, simplemente, esperar a que algo más (fuera de nosotros) cambie.

El valor de ser responsables de nosotros mismos implica también ser capaces de priorizarnos  y entender que es mejor tomar rumbos nuevos, en lugar de seguir por senderos que nos llevan, exactamente, al mismo lugar.

Si no lo solucionas dando un paso, atrévete a volar

En ocasiones, nos decimos a nosotros mismos aquello de que “es mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer”, que la rutina y lo cotidiano nos ofrecen más seguridad que lo desconocido, siempre tan incierto y que tanto miedo nos infunde.

¿Por qué nos asustan tanto los cambios? En realidad, el temor a la variación es un mecanismo de defensa, un instinto muy primitivo que hemos de ir afrontando, por nuestro propio bienestar.

Descubre: No he  cambiado, doy a cada uno el valor que merece

Necesitamos hábitos pero crecemos con los nuevos estímulos

Los cambios están asociados al miedo y, por tanto, al peligro. En nuestro pasado como humanidad, un cambio suponía adentrarse en tierras desconocidas, donde podrían encontrarse muchos peligros. Por eso, el miedo al cambio es un instinto  profundamente arraigado en nuestro interior.

Con la evolución, el ser humano ha aprendido que los cambios ofrecen nuevas oportunidades, beneficios y crecimiento. De ahí, que a día de hoy aún tengamos esa dualidad tan compleja donde nos cuesta un poco salir de nuestra zona de confort.

No obstante, los cambios pueden traer beneficios, tales como:

  • Nos sentimos más responsables de nuestra vida y dejamos de ser dependientes de otras personas, e incluso de situaciones que antes nos traían infelicidad.
  • Novedad y frescura. Todo nos resulta nuevo. Un cambio supone explorar nuevas oportunidades, que elegiremos según nuestros deseos.

Atrévete a volar, atrévete a sentir el vacío del cambio como forma de libertad

Todos nos hemos sentido atrapados en algún instante de nuestra vida. Ya sea por temas laborales, familiares o personales, percibimos que ya no tenemos el control sobre nuestras decisiones.

La dependencia es una fuente de sufrimiento que hemos de aprender a controlar. Depender de otros para tomar decisiones supone dejar de ser directores de nuestra propia vida para convertirnos en simples marionetas.

En estas situaciones, los pequeños cambios no sirven de mucho. No basta con escaparse un día, con presentar una excusa para no ir a casa, para no hacer esa tarea que tanto nos disgusta.

Poner voz a nuestro dolor, expresar en palabras lo que no queremos, es actuar con asertividad y con libertad. Lo que ocurra después puede ser toda una revelación que nos ayudará a tomar una decisión u otra.

Dar el gran cambio nos traerá libertad

Claves para dar el gran cambio

En ocasiones, no es tan fácil dejarlo todo y empezar de nuevo. Cada una de nuestras responsabilidades nos obligará a buscar opciones más adaptativas en las que el nivel de sufrimiento o de impacto sea menor.

Si no se soluciona con una palabra, con un comentario o una advertencia, tal vez sea el momento de dar el gran cambio. Pero antes, es necesario avisar de tus necesidades, de tus deseos. Es algo que debemos hacer con valentía y seguridad. Si nuestro entorno no reacciona ante la advertencia, entonces, actuaremos.

Por ejemplo, imaginemos las reuniones familiares que se hacen cada semana siempre acaban mal. Hay tensiones, enfados y malas caras.

Para solucionarlas, sugieres que las reuniones se hagan cuando realmente apetezca, y no por obligación. Tus padres toman a mal tu comentario y las reuniones siguen acabando mal. En esta situación, el gran cambio consistiría en dejar esa costumbre y no acudir.

Lo que los demás piensen sobre nuestra decisión no tiene porqué afectarnos. En ocasiones, es necesario mirar por nuestro bienestar emocional. Mientras no causemos ningún mal y todo se haga con respeto, el gran cambio puede acabar siendo, en ocasiones, lo más beneficioso para todos.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.