3 nombres con los que se conoce el azúcar en las etiquetas
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El azúcar es uno de los ingredientes más perjudiciales para la salud. Ha demostrado influir en el metabolismo del cuerpo humano generando un impacto negativo sobre el funcionamiento del páncreas cuando se consume en exceso. Salvo en el caso de los deportistas, cuanto menos se consuma, mejor. Por ello es bueno saber cuáles son los nombres con los que se conoce el azúcar en las etiquetas.
Antes de entrar en materia, hemos de destacar que durante muchos años se demonizaron las grasas de forma equivocada y exagerada. Se pensó que estas eran las únicas causantes de las patologías crónicas y complejas, cuando en realidad el azúcar forma parte del problema.
¿Qué es el azúcar añadido?
A la hora de interpretar los etiquetados nutricionales, es preciso diferenciar entre el azúcar presente de manera natural y el azúcar añadido. El primero es aquel que se encuentra de por sí en los alimentos frescos, como es el caso de la fructosa de la fruta.
Sin embargo, el añadido se introduce a conciencia en los productos industriales con el objetivo de mejorar la características organolépticas del elemento resultante.
El resultado de esta adición es un aumento del pico de glucosa en sangre, lo que puede generar una resistencia a la insulina a mediano plazo. Esta situación conduce a una inflexibilidad metabólica que termina con la aparición de la diabetes tipo 2. Así lo indica un estudio publicado en la revista Advances in Nutrition.
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3 formas de nombrar al azúcar añadido en las etiquetas
Te vamos a contar bajo qué 3 nombres puede aparecer el azúcar añadido en las etiquetas nutricionales, para que de este modo identifiques su presencia.
1. Miel
A pesar de que muchos identifican la miel como un producto saludable, lo cierto es que contiene una gran proporción de azúcar. Añadir dicho ingrediente a un alimento industrial significa incrementar de forma significativa el número de carbohidratos que contiene.
Muchos expertos defienden las propiedades de ciertos compuestos de la miel sobre la salud, como es el caso de la jalea real. Dicha sustancia ha demostrado ser efectiva para promover un mejor funcionamiento del sistema inmune. No obstante, puede aislarse el compuesto, de tal manera que su consumo no implique una dosis excesiva de hidratos de carbono simples.
2. Jarabe de fructosa
La fructosa es un tipo de azúcar, concretamente el que se encuentra en la fruta. Es cierto que su consumo, acompañado de la fibra de dichos alimentos, no genera un impacto negativo en el organismo. Sin embargo, cuando se administra de forma libre, en los refrescos azucarados por ejemplo, la cuestión cambia.
Existen evidencias conforme dicha sustancia es capaz de estimular el desarrollo de patologías de carácter hepático, lo que condiciona el metabolismo. Esta situación da pie al desarrollo de enfermedades complejas de mayor gravedad, por lo que debemos prestar atención a este azúcar en las etiquetas.
Para saber más: ¿Qué le sucede al cuerpo tras un exceso de fibra?
3. Panela
Esta es otra versión del azúcar añadido con una connotación menos negativa. A pesar de que la industria ha generado un marketing al respecto, en el que se afirma un menor impacto de dicha sustancia sobre la salud, lo cierto es que actúa de forma muy parecida a la glucosa.
Es un poco más nutritiva desde el punto de vista de los minerales, pero esto no supone un valor añadido suficiente. Lo que está claro es que ingerir dicho ingrediente de manera habitual también incrementa el riesgo de desarrollar patologías de tipo metabólico, entre las que destaca la diabetes de tipo 2.
¿Por qué es importante estar atentos al azúcar en las etiquetas?
Como hemos comentado, el consumo de azúcares añadidos es capaz de generar un impacto negativo en el organismo. Promociona la obesidad y el sobrepeso, así como las patologías pancreáticas y hepáticas.
Del mismo modo, se asocia un mayor consumo de azúcar con un incremento de la inflamación sistémica. Esta situación se relaciona con un aumento del riesgo de desarrollar problemas cardiovasculares, por el incremento de la presión sanguínea y por la formación de placas de ateroma.
Cuidado con el azúcar añadido
Según has podido comprobar, la industria se las ingenia para introducir azúcar añadido en sus productos sin que el consumidor sea capaz de percibirlo. Así puede generar alimentos extremadamente palatables, lo que provoca un retorno económico muy positivo. Sin embargo, las implicaciones para la salud no son buenas.
Por este motivo, es fundamental que estés siempre atento a los etiquetados nutricionales. Has de conocer las diferentes formas de nombrar al azúcar añadido para evitar consumir dicho ingrediente de manera inconsciente.
Como norma general, las comidas preparadas, la bollería y los dulces suelen contenerlo en su composición. Pero incluso algunas conservas y encurtidos son también susceptibles de incluirlo entre sus ingredientes. No te confíes y presta siempre atención.
Por último, recuerda que los problemas del consumo de azúcar se pueden paliar de forma parcial mediante la práctica de actividad física regular. Así se previene el sobrepeso y la resistencia a la insulina.
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