5 permisos que debes darte cuando alguien te trata mal
Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater
Cuando alguien te trata mal, tienes tres opciones: reaccionar con inteligencia, dejarte avasallar o reaccionar con agresividad a la vez. Pero solo la primera es la adecuada.
Te proponemos 5 valiosos permisos a partir de los cuales reaccionar de la forma más adecuada cuando alguien te trata mal. Estamos seguros de que te serán de gran ayuda.
¿Cómo gestionar situaciones difíciles?
No es fácil gestionar las situaciones de alta intensidad emocional, donde se activan áreas muy concretas del cerebro. Por ejemplo, cuando te agreden, al momento toman el control áreas como la amígdala, el córtex prefrontal, el córtex cingulado anterior y la ínsula.
A su vez, estas regiones se relacionan con el instinto de supervivencia y son las que, a menudo, hacen reaccionar con agresividad o mediante una conducta de escape.
No obstante, debes gestionar tales situaciones a través de la inteligencia emocional. De este modo, no será el miedo ni la rabia quienes te controlen, sino que actuarás desde el equilibrio y la ecuanimidad, sin decir o hacer algo que pueda afectarte en el futuro.
Permisos que debes darte cuando alguien te trata mal
Tal vez puedes perdonar una falta en ocasiones, porque todos somos humanos y por lo común nos equivocamos. Pero, cuando alguien te trata mal de manera reiterada, o lo hace de manera malintencionada, es momento de darte permiso para actuar en consecuencia.
1. Me doy permiso para recordar quién soy y lo que valgo
Una persona cruza los límites de lo que consideras permisible cuando se expresa con palabras agresivas, vulnerando tu autoestima y valiéndose incluso del engaño y de la humillación.
Según afirma un estudio, una autoestima fuerte es una parte fundamental del bienestar personal, y no hay que dejar que traten de socavarla, en modo alguno.
- Cuando atraviesas estas situaciones, por lo común puedes sentir que hay agresión, porque atacan aquello que tanto te ha costado construir y hacer respetar: tu autoconcepto e integridad personal.
- Pero, si alguien te dice “no vales para nada”, lo último que debes hacer es montar en cólera y creer que es cierto.
En primer lugar, no debes tomar como una realidad las valoraciones ajenas. Hay que recordar que eres capaz de realizar todo lo que te propongas, tal como has probado hasta hoy.
Lo que alguien diga de ti NO te define. Así pues, vale la pena racionalizar un poco esas agresiones, manteniendo el equilibrio, recordando lo que eres y lo que vales.
2. Me doy permiso para poner límites a tu agresión
Visualiza la siguiente imagen: a tu alrededor hay un círculo dorado, a modo de flotador. Es lo que te permite mantenerte “a flote” en todos tus entornos: en la familia, el trabajo…
- Es tu sustento, la fuerza cotidiana con la que te abres camino; es lo que has construido.
- Sin embargo, un buen día aparece alguien que se acerca demasiado.
- A sus espaldas lleva una aguja afilada que, casi a traición, dirige a tu flotador para pincharlo y quitarle el aire.
- Tras esto, notas cómo empiezas a hundirte.
Pero, no dejes que ocurra. Tienes todo el derecho a impedir que esto suceda, a defenderte, a poner límites entre lo que permites y lo que no.
Es un principio de salud mental: si alguien te trata mal o algo te molesta, reacciona y defiéndete. No permitas que se te acerquen tanto como para hacerte daño.
3. Me doy permiso para hablar con asertividad
Cuando alguien te trata mal, las emociones toman el control para hacerte reaccionar con temor o con rabia. Estas dos opciones se hacen cargo, impidiendo al área racional hablar con valentía y acierto.
Según una investigación realizada por la Universidad de Santander (Colombia), la asertividad es una habilidad social necesaria para poder expresarnos de forma empática y correcta; de crear vínculos con el otro.
- En primer lugar, es necesario mantener la calma. Solo así podrás hablar con asertividad.
- Imagina un palacio, una sala blanca con ventanales abiertos por donde entra una luz serena. Entra ahí y respira, antes de responder.
- Recuerda la primera lección: no olvidar lo que vales y quién eres. Nada de lo que digan o hagan los demás debe hacerte perder los estribos.
- Después, una vez percibas que estás en calma, habla.
Actuar con asertividad significa ser capaz de hablar con respeto pero con firmeza, dejando claro qué permitimos y qué no. Habla sin miedo, defendiéndote.
4. Date permiso para dejar a un lado a alguien que te trata mal
Alguien que te trata mal no merece tu tiempo ni tus preocupaciones, ni mucho menos estar dentro de tu círculo social. Sin embargo, hay personas especialistas en crear problemas, en extender su mal humor y su desprecio hacia quienes menos lo merecen.
Debemos tener claro que, tal y como afirma una investigación realizada por la Universidad del País Vasco, hay muchos tipos de maltrato y no solo hiere la agresión física.
- Somos conscientes de que, en ocasiones, quienes nos trata mal son las personas más cercanas a nosotros: compañeros de trabajo, familia, amigos e incluso nuestra pareja.
- Además, otra regla esencial de salud mental es recordar que quien te trata mal no te respeta, no empatiza ni sintoniza con tus emociones. No debe estar a tu lado.
- Vivir cada día en este tipo de dinámica tan tensa y destructiva no es lo adecuado.
Por eso, es necesario reflexionar y tomar una determinación. Decir con claridad que no puedes permitir estos comportamientos y avisar de que, si esto continúa, deberás poner distancia y alejarte. Tu salud emocional es lo primero.
5. Date permiso para sanar la herida y ser aún más fuerte
Como mencionamos, a veces quien más daño te hace son las personas que tienes más cerca de tu corazón.
Sin embargo, cuando alguien que es importante cruza ese límite de lo permisible y respetable, son muchas las cosas que “se rompen” en tu interior.
- A veces, no basta con poner distancia. La huella de la decepción está ahí y debes sanarla.
- Para ello, date tiempo. Necesitas momentos para ti, donde hacer lo que más te gusta para aliviarte, como pasear, escribir, pintar, viajar, quedar con amistades.
Puedes hallar consuelo y refugio en muchas cosas, pero el mejor modo de sanar heridas es rodearte de personas que te aman y respetan de verdad y que, a su vez, merecen ser amadas.
Evitar personas y relaciones tóxicas
Cierto que las relaciones tóxicas forman parte de la vida, de acuerdo con un estudio realizado por la Universidad San Buenaventura, en Colombia. Pero, debes aprender a protegerte de ellas, así como de las personas que lo son.
Sin embargo, si sientes que no puedes con alguna situación o emoción, lo mejor que es vayas con un especialista para que te pueda ayudar y guiar. Y así como hay personas capaces de traer tristezas y días grises, hay quienes te reinician de nuevo. ¡Búscalas y rodeate de ellas!
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