Pechugas de pollo en salsa de semillas de girasol
La salsa de semillas de girasol es un aderezo perfecto para las carnes blancas en diversos platos dado que tiene un sabor suave y tiene la gran ventaja de que puede hacerse más o menos cremosa, según se prefiera.
Por ejemplo, si utilizamos yogur en la preparación, tendrá una consistencia más espesa que si la preparamos a modo de vinagreta.
En vista de que la carne blanca más recurrente en nuestro menú es la pechuga de pollo, a continuación te presentamos una deliciosa receta que te hará querer repetir en más de una ocasión.
Esta comida se puede servir no solo como almuerzo o cena, sino también en pequeñas meriendas, si las preparamos en un formato reducido.
La salsa de semillas de girasol, estilo vinagreta
Ingredientes
- 4 hojas de albahaca.
- 1 ramita de romero.
- El zumo de 2 limones.
- 3 cucharadas de aceite de oliva (30 ml).
- 3 cucharadas y media de sésamo (35 g).
- 2 cucharadas y media de semillas de girasol (25 g).
- Condimentos: sal y pimienta negra (al gusto).
Preparación
- En primer lugar, colocamos las semillas de girasol en remojo toda una noche.
- A la mañana siguiente, escurrimos el agua de las semillas y reservamos.
- En una sartén calentada a fuego medio, tostamos las semillas de sésamo. Ojo, no es necesario engrasar la sartén.
- Una vez listas las semillas de sésamo, las colocamos en la licuadora junto con los demás ingredientes.
- Procesamos todo hasta conseguir una mezcla homogénea de textura suave. La idea es obtener una especie de pasta flexible.
- Condimentamos al gusto y removemos con ayuda de una cuchara.
- Finalmente, cabe destacar que se puede llevar a refrigerar durante 30 minutos o bien, servirse al momento. Ambas formas resultan igualmente agradables.
La salsa de semillas de girasol, estilo crema
Ingredientes
- 6 hojas de menta fresca.
- 1 cucharadita de jugo limón (5 ml).
- 2 botes de yogur griego (250 g).
- 4 cucharadas y media de semillas de girasol (45 g).
- 1 cucharada y media de semillas de sésamo (15 g).
- 3 cucharadas de aceite de oliva (30 ml).
- Condimentos: sal y pimienta negra (al gusto).
Preparación
- Al igual que en la preparación anterior, es necesario colocar las semillas de girasol en remojo durante toda una noche.
- Escurrimos bien las semillas de girasol y reservamos.
- Mientras tanto, trituramos las hojas de menta.
- Colocamos todos los ingredientes en un bol y, con ayuda de la batidora de mano, procedemos a mezclarlo todo a velocidad lenta. Es importante ir poco a poco, para que la crema quede suave y bien integrada.
- Aparte, tostamos las semillas de sésamo durante unos minutos en una sartén a fuego alto.
- Añadimos las semillas de sésamo a la crema y condimentamos al gusto.
Te interesa saber: Bondades que desconocías de las semillas de girasol
Pechuga de pollo en salsa de semillas de girasol
Ingredientes (para 2 comensales)
- 1 cebolla morada.
- 8 tomates secos picados.
- 1/2 taza de zumo de limón (50 g).
- 2 pechugas de pollo deshuesada (unos 500 g).
- Aceite de oliva (la cantidad necesaria).
- Condimentos: sal, tres pimientas (recién molida).
- Salsa de semillas de girasol (la cantidad necesaria).
Preparación
- Pelamos y cortamos la cebolla en aros. Aparte, picamos los tomates en dados pequeños. Reservamos.
- Colocamos a precalentar una sartén a fuego medio.
- Limpiamos las pechugas y las dejamos escurrir bien. Una vez estén listas, las impregnamos con el zumo de limón y las dejamos reposar un par de minutos antes de agregarles los demás ingredientes.
- Seguidamente, añadimos un poco de aceite de oliva, sal y pimienta a las pechugas.
- Refrigeramos las pechugas durante al menos una hora para que la carne absorba el sabor del zumo de limón y los condimentos.
- Mientras tanto, preparamos la salsa de semillas de girasol y, si lo deseamos, tostamos algunas semillas más para decorar el plato.
- Cocemos las pechugas a la plancha hasta que la carne quede tierna. También se puede preparar a la parrilla.
- Bañamos con la salsa, añadimos unas cuantas semillas de sésamo tostadas, los aros de cebolla, los jitomates y servimos al momento.
¡A disfrutar!
Este plato queda realmente exquisito, por lo que vale la pena aprovecharlo a menudo en nuestro menú.
Su sabor y textura resultan muy agradables al paladar y consiguen saciar el apetito; en especial si se acompaña de una buena guarnición, como puede ser una taza de arroz integral, una ensalada o bien, una cazuela de verduras.
¡Anímate a probarla y a realizar tus propias versiones!
