¿Por qué aparecen las verrugas en el cuello y cómo eliminarlas?
Revisado y aprobado por la dermatóloga Maria del Carmen Hernandez
La aparición de verrugas en el cuello suele ser motivo de preocupación entre quienes las padecen. Dada su apariencia abultada, rugosa, áspera y dura, suelen percibirse como antiestéticas, hasta el punto de generar problemas de confianza y autoimagen. Si bien no representan un riesgo para la salud, sí suelen ser molestas, en especial cuando provocan picazón o fricción con la ropa.
En general, su presencia tiene que ver con la infección del virus del papiloma humano (VHP), del que se conocen más de 100 subtipos. Sin embargo, también se asocian a cambios hormonales, irritación severa o el debilitamiento del sistema inmunitario que posibilita un mayor crecimiento de los virus.
Por fortuna, en la actualidad hay varias opciones de tratamiento para removerlas de forma efectiva. Desde productos de uso tópico hasta intervenciones dermatológicas en consultorio, es posible encontrar soluciones que se adaptan a cada necesidad. ¿Quieres saber más al respecto? Te contamos por qué salen verrugas en el cuello y qué puedes hacer para eliminarlas.
Causas de las verrugas en el cuello
Las verrugas en el cuello se forman por un crecimiento anormal de las células de la piel, a menudo impulsado por la infección de uno de los subtipos del virus del papiloma humano (VPH). Este virus consigue infectar la piel del cuello al tener contacto directo con áreas cutáneas lesionadas o con objetos de uso personal (toallas, máquinas de afeitar, etcétera) que han estado en contacto con el VPH.
El virus consigue adherirse a las células de la superficie de la piel y se introduce hacia las capas más profundas, donde interviene con el ciclo normal de reproducción celular. Es así como las células infectadas se multiplican sin control y a gran velocidad, lo que resulta en la formación de esas protuberancias visibles y ásperas, que pueden tener distintos tamaños.
Ahora bien, ciertos factores aumentan las probabilidades de desarrollar verrugas en esta zona del cuerpo. Entre estos, cabe mencionar los siguientes:
- Sobrepeso y obesidad: el exceso de peso tiende a causar pliegues adicionales en la piel, que a su vez generan fricción y calor. También es posible que la acumulación del tejido graso en el cuello genere un aumento de la humedad y el contacto entre las superficies de la piel, todo lo cual favorece la infección por el virus del papiloma humano (VPH).
- Sufrir rasguños o cortes: por ejemplo, durante el afeitado. Esto permite que el virus pueda entrar con más facilidad hacia los tejidos subcutáneos (capas profundas de la piel). Similar ocurre con la irritación o fricción que pueden generar algunas prendas que rozan el cuello.
- Cambios hormonales: en las etapas en las que se producen fluctuaciones hormonales, como la pubertad, el embarazo y la menopausia, las funciones del sistema inmunitario pueden verse alteradas, lo que reduce su capacidad para controlar infecciones virales como el VPH. Además, las alteraciones de ciertas hormonas afectan la producción y renovación de las células de la piel.
- Sistema inmunitario debilitado: el cuerpo tiene una capacidad reducida para detectar y combatir infecciones virales, como las que causa el VPH. Tal es el caso de los pacientes con enfermedades autoinmunes, los adultos mayores, los pacientes con VIH/SIDA, personas en tratamiento con inmunosupresores y niños pequeños (quienes aún no desarrollan suficientes defensas).
Tratamientos para eliminar las verrugas en el cuello
Las verrugas pueden desaparecer por sí solas, aunque esto puede tardar de seis meses a dos años. No obstante, no siempre ocurre así y, de hecho, pueden aumentar de tamaño o extenderse hacia otras partes del cuerpo. Son las razones por las que muchos prefieren buscar un tratamiento para eliminarlas.
Hay que tener en cuenta que no hay medicamentos o terapias específicas para destruir el virus del papiloma humano (VPH). El objetivo de las intervenciones disponibles es destruir las lesiones visibles, o bien, mejorar la respuesta del sistema inmunitario frente al virus. La elección de una opción u otra puede variar de acuerdo a la localización de las verrugas, el número de lesiones y otros factores. Veamos.
Medicamentos tópicos de venta libre
Disponibles en forma de parches, gel y líquido, los medicamentos tópicos de venta libre para eliminar las verrugas suelen elegirse como la primera línea de tratamiento. Esto se debe a que son accesibles, relativamente seguros y eficaces contra la mayoría de las verrugas comunes.
Entre estos, los que contienen ácido salicílico suelen preferirse, ya que disuelven las capas superiores de la verruga, desintegrando de manera gradual el tejido infectado. Su eficacia puede variar y se requieren varias semanas de aplicación diaria para obtener resultados.
Medicamentos tópicos de uso médico exclusivo
Si los medicamentos tópicos convencionales no dan resultado, o bien, si el médico o dermatólogo lo precisa, es posible eliminar las verrugas con cantaridina. Este medicamento de uso médico exclusivo provoca una irritación controlada en la piel, que da lugar a la formación de una ampolla debajo de la verruga.
Dicha reacción inflamatoria ayuda a desprender el tejido verrucoso, ya que lo separa de la piel subyacente. Su efectividad contra las verrugas comunes es alta, pero se requieren varias aplicaciones para lograr buenos resultados.
Por la naturaleza irritante y el riesgo de reacciones adversas, este tratamiento debe hacerse bajo supervisión profesional.
Crioterapia
En la crioterapia se utiliza nitrógeno líquido para congelar y destruir el tejido que forma la verruga. Este procedimiento induce a una inflamación y una respuesta inmunitaria local que posibilita la eliminación de la protuberancia. Los resultados se obtienen tras una o dos sesiones; sin embargo, si las verrugas son grandes o resistentes, es posible aplicar sesiones adicionales.
Algunas personas experimentan incomodidad durante el tratamiento, como un ardor, un pinchazo o frío intenso en la zona tratada. No obstante, esto dura apenas unos minutos. Después de la intervención, puede presentarse enrojecimiento, hinchazón y dolor leve que desaparece en cuestión de días.
Electrocirugía
Durante la electrocirugía se utiliza una corriente eléctrica de alta frecuencia —a través de un electrodo o un bisturí eléctrico— para destruir el tejido verrucoso. Dicha corriente genera un calor intenso que ayuda a sellar los vasos sanguíneos pequeños y reduce la formación de cicatrices.
El procedimiento en sí se realiza bajo anestesia local para minimizar el dolor. Algunas reacciones adversas incluyen el enrojecimiento, la hinchazón y dolor en la zona tratada. A veces, puede dejar cicatrices. Casi siempre basta apenas una sesión para conseguir resultados.
Tratamiento con láser
El profesional —casi siempre dermatólogo— utiliza una luz láser que emite pulsos de luz que son absorbidos por los vasos sanguíneos y las células de la verruga. De este modo, se consigue su degradación precisa y controlada.
Se considera eficaz porque elimina el tejido afectado sin afectar la piel circundante. De hecho, es el más adecuado para verrugas persistentes o difíciles de eliminar con otros métodos. Sus riesgos incluyen enrojecimiento, hinchazón o dolor, que desaparece en poco tiempo.
Las sesiones requeridas dependen de la respuesta del tejido al tratamiento, así como de la cantidad. Casi siempre, una o dos son suficientes.
Inmunoterapia
La inmunoterapia es otro tratamiento posible a la hora de eliminar las verrugas en el cuello. Esta estimula al sistema inmunitario para que ataque los virus del papiloma humano (VPH) que causa la infección.
Uno de los enfoques más utilizados es la inmunoterapia con imiquimod (Zyclara), que si bien se utiliza con frecuencia para verrugas genitales y plantares, también es una opción válida para verrugas en el cuello, sobre todo si otros tratamientos han fallado.
Este medicamento se aplica de forma tópica sobre la verruga, lo que permite destruir las células afectadas por el VPH. Casi siempre se requieren varias aplicaciones antes de ver resultados. Su uso es bajo seguimiento médico.
Extirpación quirúrgica
Esta intervención se considera solo si otros tratamientos, como la crioterapia o los medicamentos tópicos, no han dado resultados. Se realiza bajo anestesia local, con un bisturí o un dispositivo diseñado para cortar y remover el tejido. El cirujano remueve la verruga con una pequeña porción de tejido sano circundante para asegurar su eliminación completa. Si es necesario, se sutura la zona.
Hay que considerar que existe el riesgo de sangrado, infección y posterior formación de cicatrices. La mayor parte de las veces, permite eliminar de forma definitiva las verrugas; aun así, ciertas veces vuelven a aparecer.
Remedios caseros
En la literatura popular se han descrito ciertos remedios caseros que prometen ayudar a la destrucción del tejido verrucoso. Se afirma que tienen propiedades ácidas y antimicrobianas que favorecen este proceso; sin embargo, es importante considerar que su eficacia y seguridad carece de evidencia científica sólida. Sus efectos pueden variar de forma considerable de una persona a otra.
Los más populares son los siguientes:
- Aceite de árbol de té: que se aplica siempre diluido en una proporción de cinco gotas por cada 15 mililitros de aceite portador (coco, almendras, oliva, etcétera).
- Ajo: machacado, solo o combinado con un poco de aceite de oliva o de almendras. Se frota de forma directa sobre la verruga.
- Cinta adhesiva: consiste en cubrir la verruga con cinta de embalaje o cinta aislante. Esta se cambia cada cinco o siete días; entre aplicaciones, conviene remojar la verruga en agua y frotarla con cuidado con una piedra pómez o una lima suave.
- Vinagre de manzana: se plantea que la naturaleza ácida del vinagre ayuda a desprender las verrugas. Para ello, se aplica en la zona afectada con la ayuda de un trozo de algodón y se fija con cinta adhesiva. Es necesario repetir el procedimiento varias veces.
Precaución: los remedios caseros no están exentos de reacciones adversas. Algunos pueden ser irritantes. Si experimentas enrojecimiento, comezón o molestias al aplicarlos, enjuagua con abundante agua, evita su uso y consulta un médico.
¿Es posible prevenir las verrugas en el cuello?
No existen métodos infalibles para prevenir las arrugas en el cuello, pero sí hay varias estrategias que reducen el riesgo de contraerlas.
- Evita el contacto con lesiones: no toques las verrugas de otra persona y, si por algún motivo lo haces, lava de inmediato tus manos con agua y jabón.
- Asegura una higiene adecuada: lávate las manos con regularidad; además, evita compartir tus objetos de uso persona como toallas o afeitadoras.
- Protege e hidrata la piel: el cuidado diario de la piel, al igual que su humectación, disminuye el riesgo de grietas y abrasiones que facilitan la entrada del VPH.
- Mantén el cuello limpio y seco: durante la rutina de cuidado personal, muchos suelen descuidar la zona del cuello. Asegúrate de mantener esta zona limpia y seca. Si tiendes a sudar demasiado, utiliza toallitas de forma regular. Además, evita usar prendas que le generen fricción.
- Adopta una alimentación saludable: una dieta equilibrada permite fortalecer el sistema inmunitario, lo que mejora la respuesta frente a virus como el VPH.
¿Cuándo es recomendable buscar asesoría médica?
Como hemos comentado, la mayoría de las verrugas en el cuello son benignas y tienden a desaparecer por sí solas con el paso del tiempo. Sin embargo, si estás afectan tu calidad de vida de algún modo, considera consultar al médico o al dermatólogo.
Tales son los siguientes casos:
- Tienes muchas verrugas en el cuello.
- Las verrugas duelen, pican, arden o sangran.
- Tienes alguna condición que debilita tu sistema inmunitario.
- Las protuberancias han aumentado de tamaño o tienen características sospechosas.
Las verrugas en el cuello son inofensivas
Como puedes ver, aunque te incomode su apariencia y te preocupe su relación con el virus del papiloma humano (VPH), las verrugas en el cuello como tal no generan daño alguno en tu salud. Aun así, puedes disponer de una amplia variedad de tratamientos para eliminarlas, si es que las consideras un problema por cuestiones estéticas o por incomodidad.
En primera instancia, puedes probar tratamientos tópicos de venta libre, cuya fórmula contiene activos que ayudan a degradar el tejido afectado. Si estos no funcionan, consulta con el dermatólogo para elegir otro enfoque. El profesional, tras evaluar las características indivuales de tu caso, te asesorará sobre las demás terapias disponibles.
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