¿Es posible curarse con la alimentación?
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Seguro habrás escuchado la frase “somos lo que comemos”, pues no puede ser más acertada. Pero también es verdad que gracias a la alimentación podemos ayudar a mejorar la salud de manera integral. ¿Cómo es esto posible?
Los alimentos saludables aportan nutrientes que el organismo necesita. Por el contrario, los procesados o refinados pueden causar daños de manera gradual. A continuación, compartimos ocho claves para seguir una alimentación más saludable.
Las mejores claves para una alimentación curativa
En la nevera y en la alacena tienes la mejor farmacia del mundo, ni que decir si tienes una huerta en casa. La buena alimentación es la base para enfermarse menos, estar saludable, verse bien, lucir más joven y alejarse de los médicos y los fármacos en la medida de lo posible.
Algunos de los consejos que conocerás a continuación fueron recopilados o escritos por el doctor Bernard Jensen; están incluidos en el libro La naturaleza tiene el remedio.
Ten en cuenta, de todos modos, que lo más recomendable es que cada individuo planifique una dieta acorde a sus necesidades con un nutricionista. Las siguientes claves aplican de manera general para gran parte de la población, pero obvio que existen excepciones según la condición de cada persona.
1. Consume más alimentos crudos
Sí, hay algunos que no se pueden comer sin cocinarlos, pero eso no quiere decir que ahora te vuelvas crudivegano o algo por el estilo. Lo que indica esta recomendación es que se debería aumentar la cantidad de alimentos crudos que normalmente se ingieren por día.
En este caso, se habla de combinar estos alimentos con otros cocidos. Una dieta totalmente compuesta por alimentos crudos ayudaría a bajar de peso, pero también supondría una carencia muy grande de nutrientes importantes.
¿No sabes cómo? ¡Haz ensaladas! Tienes miles de maneras de combinar los alimentos crudos como tomates, zanahorias, apio, lechuga, espinacas, rúcula, radicheta, pimientos, repollo, etc. No te olvides tampoco de las frutas, que todas se pueden consumir crudas.
2. Equilibra los alimentos ácidos y alcalinos
Primero, tienes que saber qué es cada cosa. Los ácidos reducen el pH de la orina y los alcalinos lo aumentan. Lo recomendado es estar en un nivel intermedio para sentirse bien, para lo cual es preferible hacer una consulta con el nutricionista.
Cuando el pH de la orina está demasiado ácido, las bacterias y virus tienen el ambiente ideal para vivir y reproducirse, lo que causa muchas enfermedades y dolencias, como la acidosis.
Por el contrario, cuando la orina está de neutro a alcalina, estos microorganismos no cuentan con las condiciones óptimas para su desarrollo. Sin embargo, una alcalinidad alta puede llevar a un trastorno llamado alcalosis.
Entre los alimentos ácidos —de los que no hay que abusar— se encuentran los azúcares y las harinas blancas, las grasas, los procesados, los fritos y la comida rápida en general. Los alcalinos son los vegetales y las frutas, sobre todo cuando están crudos.
3. Considera la regla 6+2+1+1
¿Qué quiere decir? Se trata de una especie de ‘norma alimenticia’ popular, que especifica la cantidad de piezas que se deberían consumir a diario: seis vegetales, dos frutas, un almidón y una proteína. Sin embargo, como se mencionó antes, esto puede variar según las necesidades de cada persona.
En cuanto a los vegetales y las frutas, se cuentan por unidades (por ejemplo, una manzana entera es una pieza). Para el almidón y la proteína, hay que medirlos en porciones (una pieza sería una porción pequeña). Consultar con un nutricionista es la mejor opción para planificar una dieta balanceada.
Hay que considerar que en los últimos años se ha cambiado la opinión respecto a las proteínas. Se afirma que estos nutrientes no resultan perjudiciales en grandes cantidades y se ha demostrado que generan beneficios para la salud y para el tejido magro.
4. Varía los alimentos
En la variedad está el gusto, dice un refrán popular; ¡ponlo en práctica en tu alimentación! No repitas todos los días de la semana lo mismo; no solo porque te aburrirás sobremanera, sino también porque no estarás añadiendo todos los nutrientes que el cuerpo necesita.
Es verdad que comer ensalada de lechuga y tomate a diario es mejor que una hamburguesa. Sin embargo, te faltarán vitaminas y proteínas que estos dos vegetales no tienen o, al menos, no lo suficiente. Anímate a probar recetas nuevas, rápidas y fáciles para preparar en pocos minutos.
5. La alimentación no debe ser excesiva
Esto no quiere decir hasta que no ingrese ni un solo bocado más. No es bueno comer hasta estar demasiado lleno o satisfecho. Hacerlo podría dificultar el trabajo del sistema digestivo o conducir a diversos trastornos alimenticios, como se explica en una publicación del National Institute of Mental Health.
Una buena idea para no llenarte tanto es comer despacio. Así le darás tiempo al estómago para que ‘avise’ al cerebro que está satisfecho, según se afirma en una publicación de Harvard Medical School.
Otra opción es dividir la comida en cinco raciones: desayuno, media mañana, almuerzo, merienda y cena. Incluso podría ser beneficioso practicar ayuno intermitente. Existen evidencias conforme dichos protocolos son capaces de promocionar la pérdida de peso.
6. Combina la carne con ensaladas
Si te gusta comer carne, opta por la magra —cuando es roja— o bien las carnes blancas como pollo y pescado. Evita al mismo tiempo la ingesta de productos cárnicos procesados. Los nitritos que contienen podrían incrementar el riesgo de desarrollar cáncer, según un estudio publicado en Oncotarget.
La dosis semanal ‘estándar’ consiste en: tres veces pescado, dos veces pollo y una vez carne roja. No obstante, esto puede variar según la persona, y hasta hay quienes directamente no consumen carne.
Para comer carne, es preferible elegir la forma de cocinar más saludable, es decir, al horno, a la plancha o al vapor. Además, es mejor combinarlas con ensaladas frescas y, como recomienda Mayo Clinic, no beber refrescos azucarados, sino agua.
Lee también: Cómo preparar ensaladas perfectas
7. Elige la mejor cocción
¿Qué métodos de cocción utilizas a diario? Con relación a lo que ya hemos dicho antes, es bueno que seas consciente de la manera en que preparas tus alimentos. Las opciones recomendadas por publicaciones médicas son: hornear, asar o cocinar a vapor.
8. Combina bien los alimentos
En este aspecto no hay una regla general, porque todo depende de cada persona. Algunas dirán que si comen arroz no pueden combinar con pasta o con legumbres, otros que necesitan, sí o sí, un poco de ‘verde’ en su plato. De igual modo, están los que afirman que si no hay carne no es comida, entre muchas otras preferencias.
¡Invierte tiempo y energía en una buena alimentación!
Ya tienes las claves principales para una alimentación saludable y equilibrada. Consulta con un nutricionista e incorpóralas de manera gradual a tu dieta. ¡Verás cómo mejora la calidad de vida en muchos aspectos!
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