Qué es la alimentación intuitiva y cómo ponerla en práctica

La alimentación intuitiva es un método que se ha desarrollado en California a finales de los noventa y que cada vez gana más seguidores por la adherencia que genera.
Qué es la alimentación intuitiva y cómo ponerla en práctica
Saúl Sánchez Arias

Escrito y verificado por el nutricionista Saúl Sánchez Arias.

Última actualización: 12 junio, 2022

La alimentación intuitiva es un tipo de dieta que se está poniendo en práctica en la actualidad y que apuesta por aprender a escuchar al cuerpo para mejorar el estado nutricional. Se trata de un protocolo que se aleja de los métodos más estrictos que defienden la necesidad de contar calorías y de contabilizar nutrientes para mantener, así, un buen estado de salud con el paso de los años.

Este tipo de alimentación se desarrolló en el año 1995 por dietistas residentes en California y se ha extendido a lo largo del mundo. Entre sus principales ventajas se puede destacar que genera una alta adherencia, ya que es raro que se experimente ansiedad debido a la gran flexibilidad existente a la hora de configurar los menús.

Principios de la alimentación intuitiva

Para poner en marcha la alimentación intuitiva, hay que aprender a escuchar al cuerpo. Este es el primer paso y el más importante. Conviene distinguir entre hambre y apetito para saber cuándo realmente conviene ingerir alimentos y cuándo el objetivo es comer para disfrutar de las características organolépticas de determinados comestibles. Esto último no tiene por qué ser negativo, siempre y cuando se lleve a cabo de manera puntual.

Ahora bien, uno de los principios de este método tiene que ver con la capacidad de detectar la necesidad de satisfacer los requerimientos energéticos y nutricionales. Cuando llegan sensaciones como fatiga, gruñidos estomacales, incapacidad para concentrarse o cambios de humor, hay que comer. Pero, eso sí, es importante que los alimentos elegidos sean de buena calidad a nivel nutricional.

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Hambre y apetito no es lo mismo. Comprender esta diferencia y saber identificar ambas situaciones es vital para poner en práctica la alimentación intuitiva.

Aunque en alguna ocasión se puede incluir comida procesada en la pauta, lo mejor es priorizar la presencia de los frescos. Estos cuentan con nutrientes esenciales necesarios para garantizar un buen estado de salud.

Un ejemplo de ellos serían los ácidos grasos de la serie omega 3, elementos que han demostrado ayudar a controlar la inflamación en el medio interno. Gracias a ellos, el riesgo de desarrollar patologías crónicas y complejas se reduce enormemente.



Satisfacción en la alimentación intuitiva

Una de las claves de la alimentación intuitiva es la capacidad de conseguir satisfacción al acabar la comida. No hay que evitar los platos que más gustan, aunque su densidad energética sea un poco más elevada de lo ideal.

Conviene tratar de combinar necesidad de nutrición y placer, logrando así una armonía total con las diferentes elaboraciones y con la configuración del menú. De este modo, se alcanzará un estado de satisfacción.

Eso sí, será importante limitar la presencia de los productos procesados de origen industrial, del mismo modo que en otros muchos planteamientos. Estos concentran en su interior una cantidad elevada de azúcares simples y de grasas trans.

Ambos elementos son capaces de alterar el equilibrio en el medio interno, aumentando el riesgo de desarrollar diferentes tipo de patologías crónicas y complejas con el paso de los años. Así lo evidencia una investigación publicada en la revista BMJ.

No quiere decir que este tipo de comestibles nunca se pueden ingerir, pero conviene reducir su protagonismo en la pauta. De este modo, se asegurará que los tejidos cuentan con los nutrientes necesarios para realizar sus funciones de manera correcta, sin verse alterados los estados de inflamación y de oxidación.

Por otra parte, será importante detectar a tiempo la sensación de saciedad en el contexto de la alimentación intuitiva para dejar de comer a tiempo. Incluso, promocionar esta sensación por medio del consumo de ciertos productos podría ser positivo. Por ejemplo, la fibra consigue ralentizar la velocidad de la digestión, lo que ayuda a controlar el apetito. Esto lo afirma un estudio publicado en la revista Nutrition Reviews.



¿Cómo poner en marcha la alimentación intuitiva?

Iniciarse en la alimentación intuitiva puede no ser sencillo. La clave está en destinar un tiempo al autoconocimiento, explorando las sensaciones de apetito y de saciedad. Después, será necesario liberarse de los esquemas seguidos hasta el momento que apostaban por un número de comidas fijas a lo largo del día o por unos horarios concretos.

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La alimentación intuitiva escucha las necesidades del organismo, sin horarios ni ideas preconcebidas.

A partir de aquí, y promocionando siempre el consumo de los frescos, será preciso elaborar un menú flexible que satisfaga los gustos de la persona. Es importante comer cuando el organismo lo pida y cesar cuando la ingesta nutricional haya sido suficiente. Así, se evitará también una situación de sobrealimentación que pueda condicionar negativamente el estado de salud.

Alimentación intuitiva, un modelo novedoso que genera adherencia

Como has visto, la alimentación intuitiva huye de cuentas energéticas o de monitoreo nutricional. Apuesta por aprender a escuchar al cuerpo y a realizar buenas elecciones en base a lo que este necesita.

Para ello, será clave una cierta experiencia para lograr identificar las sensaciones de hambre, saciedad y apetito. Al principio, puede no ser fácil ponerla en práctica, pero una vez cogida la costumbre la adherencia será total.

Para terminar, cabe destacar que no solo hay que cuidar la dieta cuando el objetivo es mejorar el estado de salud. Conviene promocionar una serie de hábitos en conjunto. Por ejemplo, será determinante el hecho de realizar actividad física de manera regular, priorizando el trabajo de fuerza muscular. Así se mantiene controlada la inflamación en el medio interno y se evitan ineficiencias en la producción hormonal.

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