¿Qué es el trastorno de adaptación?
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El trastorno de adaptación es una dificultad muy presente en la sociedad actual. A diferencia de nuestros antepasados, en pleno siglo XXI es frecuente que cambiemos de empleo, pareja, casa o lugar de residencia. No obstante, no siempre sabemos cómo adaptarnos a esas nuevas circunstancias.
Justamente, este trastorno ocurre cuando somos incapaces de gestionar de manera adecuada tales cambios, al punto que nos vemos afectados por un estrés clínico que disminuye la calidad de vida. ¿En qué consiste? ¿Cuáles son los criterios de diagnóstico? A continuación, lo detallamos.
¿Todos los cambios generan un trastorno adaptativo?
La respuesta es un rotundo no. Hay que tener presente que casi cualquier tipo de cambio importante ocasiona una serie de molestias e inconvenientes. Sin embargo, por lo general somos capaces de adaptarnos a ellos en un período relativamente corto de tiempo.
Así, estar más irritable, nervioso, mostrar síntomas de ansiedad o tristeza suele ser normal en un contexto de cambio vital, incluso si es hacia una mejor situación. Necesitamos un espacio mental para adaptarnos. El problema aparece cuando esa sintomatología no cesa, sino que persiste, e incluso se incrementa a lo largo del tiempo.
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Criterio diagnóstico para los trastornos de adaptación
Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), el trastorno adaptativo está incluido dentro de los trastornos relacionados con traumas y factores de estrés. De este modo, el diagnóstico es positivo si se cumplen los siguientes criterios:
- Los síntomas emocionales o comportamentales se producen dentro de los tres primeros meses siguientes al inicio del proceso estresante.
- La sintomatología clínica es relevante y puede manifestarse como un malestar mayor en respuesta al estresor o un deterioro significativo en el ámbito social, laboral o académico.
- Los síntomas no cumplen criterios para otro trastorno específico y tampoco son una exacerbación de un trastorno mental preexistente.
- El malestar no responde a una reacción de duelo.
- Una vez finalizado el factor estresante o sus consecuencias, los síntomas no persisten más allá de 6 meses.
¿Qué tipos de trastornos adaptativos existen?
Ante un evento traumático o estresante, las personas manifestamos el malestar de formas diversas. Dependerá, sobre todo, del factor desencadenante, de nuestra personalidad y de la mezcla de experiencias vividas previamente. El DSM-V distingue los siguientes subtipos según la sintomatología:
- Con estado de ánimo depresivo. Predomina el ánimo bajo, las ganas de llorar y un sentimiento de desesperanza.
- Con ansiedad. Los síntomas más habituales son el nerviosismo, la preocupación, la sensación de agobio y la dificultad para concentrarse o recordar cosas.
- Con una mezcla de ansiedad y estado de ánimo depresivo. Los síntomas comprenden una mezcla de depresión y ansiedad.
- Con alteración de la conducta. El comportamiento cambia de manera brusca y ocasiona una gran variedad de problemas conductuales como absentismo escolar o laboral, peleas, conducción temeraria o vandalismo.
- Con una mezcla de alteración de las emociones y de la conducta. Predominan los síntomas emocionales como la ansiedad o la depresión y se manifiestan junto a problemas conductuales.
- Sin especificar. En este grupo se incluiría todas las conductas que no pueden clasificarse en el resto de subtipos.
Otros síntomas habituales del trastorno de adaptación
Además de los síntomas descritos en el apartado anterior, también es frecuente que las personas con trastorno adaptativo tengan las siguientes manifestaciones:
- Preocupación.
- Irritabilidad.
- Dificultad para mantener una rutina diaria.
- Hostilidad.
- Sentimiento de soledad profunda.
- Baja autoestima.
- Quejas somáticas.
- Consumo excesivo de sustancias.
En el caso de los niños y adolescentes, los síntomas pueden ser distintos. Así, estos suelen mostrarse irritables, ansiosos y con un menor rendimiento escolar. Además, a menudo tienen dificultades al dormir, como pesadillas y terrores nocturnos.
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Causas de los trastornos de adaptación
Hay factores que incrementan la posibilidad de que una persona responda a un cambio importante de forma más patológica. Entre algunos de los más importantes, están los siguientes:
- Bajo nivel sociocultural y económico.
- Antecedentes de haber sufrido violencia infantil.
- Trastorno ansioso previo.
- Padecer algún tipo de trastorno de la personalidad, como dependiente y límite.
- Severidad de los factores estresantes.
- Bajo nivel de resiliencia.
- Sistema deficiente de soporte familiar y social.
¿Existe algún tratamiento para el trastorno de adaptación?
El objetivo del tratamiento para el trastorno de adaptación es contribuir a una mejor gestión de las emociones. Por eso, se basa sobre todo en dos opciones: psicoterapia y medicación.
Psicoterapia
La psicoterapia es el tratamiento principal para este tipo de trastornos. En función de los síntomas que se desean tratar, puede ser individual, familiar o grupal. En particular, esta terapia contribuye a lo siguiente:
- Tener un apoyo emocional.
- Entender por qué el factor estresante desencadenó una reacción tan intensa.
- Estrategias para gestionar mejor el estrés en el día a día.
- Recuperar de manera paulatina la normalidad.
Medicamentos
En algunos casos, la prescripción de medicamentos para tratar la ansiedad y la depresión derivadas del trastorno adaptativo pueden ser una muy buena opción, en especial si se combinan con la psicoterapia. Las opciones incluyen lo siguiente:
- Benzodiazepinas, como lorazepam (Ativan) y alprazolam (Xanax).
- Ansiolíticos no benzodiazepínicos, como gabapentina (Neurontin).
- ISRS o IRSN, como sertralina (Zoloft) o venlafaxina (Effexor XR).
¿Cómo proceder ante un trastorno de adaptación?
Ante la sospecha de un trastorno de adaptación, es fundamental consultar a un profesional de salud mental como el psicólogo. La atención oportuna de este problema es determinante para superarla y evitar que cause complicaciones.
De igual forma, resulta útil consultar primero con el médico de cabecera para que realice la primera exploración de los síntomas. En cualquier caso, los síntomas no suelen extenderse por mucho tiempo y la recuperación con tratamiento es rápida.