Reducir, reutilizar y reciclar: ¿por qué es tan importante?

Para cumplir con las 3R, debes comenzar a hacer elecciones inteligentes que te ayuden tanto a ti como al medio ambiente. En poco tiempo, verás lo fácil y satisfactorio que puede resultar.
Reducir, reutilizar y reciclar: ¿por qué es tan importante?

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 11 julio, 2023

Desde hace ya varios años, las sociedades giran entorno al consumo desenfrenado. Aunque se ha tratado de disminuir esta situación con la implementación de reglas ecológicas como «reducir, reutilizar y reciclar», por ahora no ha sido suficiente. ¿Por qué razón? Al parecer, se debe a la indiferencia de gran parte de la población.

Pese a los esfuerzos de las organizaciones ambientales, en algunos gobiernos y empresas aún prevalece la producción desmedida de materias primas no renovables y contaminantes. Además, las que llegan a ser renovables son explotadas a un paso mayor al de su regeneración. Por supuesto, la responsabilidad recae tanto en el fabricante como en el consumidor que opta por adquirir dichos productos.

Un ejemplo claro son los recipientes y embalajes de un solo uso, que en su mayoría se elaboran con materiales no renovables. ¿Y a dónde va a parar todo esto? Sin duda, al vertedero de basura. En promedio, se estima que una persona produce alrededor de un kilogramo de basura al día. Al sacar las cuentas por año, es algo preocupante. Por ello, vale la pena conocer más sobre «la regla de las 3R». ¡Sigue leyendo!

¿Por qué es tan importante reducir, reutilizar y reciclar?

Como lo expone un artículo publicado en National Institute of Environmental Health Sciences (NIEHS) , los hábitos de «reducir, reutilizar y reciclar» son determinantes para cuidar el medio ambiente. Ahora mismo, suponen una de las medidas más relevantes para mitigar la contaminación tanto del agua como de la tierra, las plantas y todo lo presente en el entorno.

En general, esto permite mantener el ambiente saludable y reducir en gran medida la cantidad de desechos  que acaban en lugares que no les corresponde. ¿Cómo puedes empezar a implementarlo? A continuación, te damos algunas recomendaciones.

Reduce las malas elecciones al momento de comprar

Toma en cuenta que lo que consumes está ligado a los desechos que generas, y marcar la diferencia al momento de comprar es fácil; solo es cuestión de formarte un hábito vinculado a la concientización y a la educación. No pidas bolsas en las tiendas de comestibles, lleva la tuya, y si es de tela mejor. Asimismo, pon en práctica lo siguiente.

1. Reduce el consumo servicios

Aunque no estés consciente de ello, la producción de energías como la nuclear o la hidroeléctrica, generan sí o sí una considerable cantidad de desechos. ¿Qué puedes hacer al respecto? Empieza a optimizar el uso de estas energías.

  • Repara las tuberías con fugas de agua.
  • Toma duchas más breves.
  • Opta por bombillos led. Estos son más costosos, pero a la larga vas a ahorrar más y contribuirás con el planeta.
  • Sácale el mayor provecho a tus electrodomésticos. Al momento de comprarlos, puedes adquirir los que consuman menos energía. Y al momento de su uso, en el caso de lavadoras y lavavajillas, ponlas en funcionamiento cuando tengas una carga de ropa o vajilla suficiente.
  • No olvides desconectar los aparatos que no estás usando. ¿Sabías que estos siguen consumiendo energía?
Reduce el consumo servicios
Asegúrate de tener la carga completa de tu lavadora para aprovechar al máximo el ciclo de lavado. Además, desconecta este y otros electrodomésticos cuando no los estés usando.

2. Evita la compra de productos cuyo envoltorio sea de un solo uso

Intenta comprar algunos víveres y productos a granel, o materializar elecciones más inteligentes. Por ejemplo, en lugar de adquirir varias botellas pequeñas de alguna bebida, paga por una de gran tamaño. Así, solo tendrás que reciclar un envase.

De igual forma, ten presente que las frutas no necesitan envoltorios más allá de los que la naturaleza les da; para transportarlas a casa resulta útil una bolsa de tela. En caso de comprar productos envasados, siempre será mejor pagar por aquellos cuyos recipientes se pueden reusar o reciclar.

3. No desperdicies de alimentos

Compra y cocina lo necesario, salvo que puedas almacenar por largo tiempo y te acuerdes de consumirlo antes de que caduque. Organiza un plan de comidas y meriendas sanas, donde te inclines por tomates naturales en vez de enlatados, o por un manzana en sustitución de golosinas comerciales.

Cuando cocines, hazlo consciente, y fíjate en la proporciones y cantidades de comida que estás usando. A medida que vayas cocinando, ajusta las cantidades con el objetivo de que tú y los tuyos logren satisfacerse, sin necesidad de que te queden sobrantes. Pero si te quedan sobras, aprovéchalas para la siguiente comida. Finalmente, con las cáscaras de huevos, frutas y hortalizas puedes hacer un compostaje orgánico.

4. Inclínate por productos de origen reciclado

Estos productos, sin duda, son más respetuosos con el ambiente. Entre otras cosas, la mayoría de ellos son elaborados sin destinar nuevos materiales o recursos energéticos. Otro punto que debes considerar es la durabilidad y la calidad de aquello que vas a comprar; la ropa resulta ser buen ejemplo de esto.

Sea ropa de cama, toallas, abrigos u otros, intenta que la tela sea resistente. Sumado a esto, asegúrate de que tengan buena costura y diseños atemporales. Estos detalles prolongan su vida útil y disminuyen la necesidad de comprar.

Reutiliza todo lo que puedas

¡Imaginación! Esta es la materia prima que tendrás que explotar para la materialización de la segunda R. Se trata de volver a usar objetos que se suelen descartar, como las cestas de madera donde van las verduras, los cauchos, la ropa, los botes de comida enlatada, etcétera. ¿Cómo lograrlo?

1. Infórmate acerca de cómo puedas reutilizar los recursos

Antes de descartar por completo algún objeto, intenta convertirlo. La red está inundada de ideas y recursos para hacer tu proyecto realidad. O puedes ir por lo seguro; una camisa vieja de algodón puede convertirse en varios trapitos para limpiar, por ejemplo.

2. Antes de tirar intenta reparar

Lo primero que debes preguntarte es si es posible su reparación. Ten presente que esta es otra forma de alargar la vida útil de los electrodomésticos, enseres y demás muebles. Para ello, coteja el costo de la repartición, y determina si esta será de forma significativa más económica que comprar uno nuevo.

Estas prácticas no solo son buenas para el ambiente, también contribuyen a la economía de la casa, fomentan tu creatividad y, si las ejecutas bien, le darán un toque único y agradable a tu hogar.

Llegó la hora de reciclar

La R más conocida consiste en recolectar y clasificar los residuos de acuerdo a su composición, para luego someterlos a un proceso que sacará una nueva utilidad de ellos. Algunos países cuentan con organizaciones y leyes muy claras sobre este proceso, que instruyen a los ciudadanos para que participen de forma efectiva. Infórmate de ello y aplica las siguientes recomendaciones básicas:

  • Las pilas, bombillos led y los electrodomésticos deben dejarse en lugares específicos de recogida.
  • Asegúrate de que estás depositando tus desechos en el contenedor adecuado. Guíate por los colores, cada material tiene uno específico.
  • En caso de dudas, busca información. Ten presente que estas cuidando de tu hogar, el planeta Tierra.
  • Toma el tiempo necesario para familiarizarte con este nuevo hábito. Prueba visitando una planta de reciclaje, en algunas compran tus desechos.
Llegó la hora de reciclar
Para facilitar el proceso de reciclaje es importante depositar los residuos en los contenedores correspondientes.

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Reducir, reutilizar y reciclar no es complicado

Formar hábitos ecológicos es más fácil de lo que suena. En corto tiempo, te acostumbras a realizar elecciones inteligentes en pro del ambiente. Al unísono disfrutarás de los beneficios que estas decisiones acarrean, como el económico. 

Por otro lado, la sensación de ser parte de la solución al problema ambiental es muy satisfactoria, al igual que el estímulo de creatividad que experimentas al transformar tus objetos viejos. No olvides que aunque reciclar es la R más popular, contamina y gasta más energía que las demás R. Por eso, siempre que sea posible, lo mejor es reducir y reutilizar.


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