¿Sabes reconocer y prevenir la taquicardia?
La taquicardia es un trastorno del ritmo del latido del corazón. Es un tipo de arritmia que se caracteriza por acelerar el corazón y hacer que lata más rápido de lo normal cuando la persona se encuentra en estado de reposo. No obstante, es importante diferenciar la taquicardia normal de una taquicardia patológica.
La primera, suele aparecer de forma natural en una situación de estrés o cuando se realiza alguna actividad física. En la segunda, el corazón late más rápido de lo normal pero cuando la persona se encuentra en reposo. ¿Sabes cómo reconocerla? A continuación, te contamos cómo identificar las señales de alarma y qué hacer para prevenir esta condición.
¿Cuáles son los tipos de taquicardia?
La taquicardia se puede producir en diferentes partes del corazón. Por eso, para poder identificarlas, es importante conocer los tipos que hay. Estos, se clasifican en función del origen y de las causas desencadenantes de las mismas. La Clínica Mayo señala que estas son las más comunes entre la población en general:
- Fibrilación auricular: Es el tipo más habitual, y se produce, como bien su nombre indica, en las aurículas (cámaras superiores del corazón). Se caracteriza por unas descargas eléctricas irregulares, lo que da lugar a unas contracciones rápidas, débiles y descoordinadas de esta parte del corazón.
- Aleteo auricular: Este se caracteriza porque las aurículas se contraen muy rápido pero a una frecuencia regular. La contracción es débil y la situación, aunque puede revertir por sí sola, en algunos casos, requiere tratamiento. Estos pacientes también suelen padecer fibrilación auricular.
- Taquicardia supraventicular y ventricular: El primer caso es el latido del corazón que se produce de forma anormal en algún punto por encima de los ventrículos. En cuanto al segundo, es lo mismo que el primer cuadro clínico pero en las cavidades inferiores del corazón, es decir, en los ventrículos.
- Fibrilación ventricular: Es la misma patología que la fibrilación auricular pero se origina en los ventrículos. Suele ocurrir durante o después de un ataque cardíaco. Muchos de los pacientes que tienen este tipo de taquicardia también presenta alguna enfermedad cardiaca o ha sufrido algún traumatismo grave.
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Síntomas más frecuentes
Ya sabemos que la taquicardia se caracteriza por aumentar la frecuencia cardiaca. Sin embargo, esta no es la única señal que se debe tener en cuenta para identificarla. De acuerdo con una publicación de American Heart Association, algunas personas pueden experimentar los siguientes síntomas:
- Desmayos.
- Mareos.
- Palpitaciones.
- Aleteo en el pecho
- Pulso acelerado.
- Dolor o sensación de presión en el pecho.
- Dificultad para respirar.
- Fatiga.
¿Se puede prevenir la taquicardia?
Aunque todo el mundo puede sufrir una afección de este tipo, existen una serie de factores que se pueden evitar para tratar de prevenir la taquicardia. Es importante tener en cuenta que cualquier enfermedad que produzca un daño en el tejido cardíaco favorece la aparición de esta patología.
Por eso, como lo indica un artículo de NCH Healthcare System, para evitar este tipo de problemas, lo mejor es eliminar los factores de riesgo que puedan provocar enfermedades cardíacas. Para lograrlo es importante seguir estas recomendaciones:
- Hacer ejercicio de forma regular y llevar una dieta saludable baja en grasas, rica en frutas, verduras y cereales integrales.
- Evitar el sobrepeso.
- Mantener los niveles de colesterol y la presión arterial bajo control.
- Dejar de fumar.
- Beber alcohol con moderación.
- Evitar el consumo de drogas recreativas.
- Preguntar al médico qué medicamentos se deben evitar.
- Limitar el consumo de cafeína.
- Controlar los niveles de estrés.
- Hacerse chequeos de forma periódica.
¿Cuáles son los tratamientos de la taquicardia?
Los tratamientos, según la Revista ABCDE en Urgencias Extrahospitalarias, están dirigidos a tratar la causa que desencadena la taquicardia y a disminuir la frecuencia cardíaca. Además, se centran en prevenir futuros episodios y tratar de minimizar las complicaciones que puedan desarrollarse. En este sentido, el tratamiento puede ser:
- Maniobras vagales: se denominan vagales porque afectan al nervio vago.
- Terapia farmacológica: se administran antiarrítmicos si las maniobras anteriores no tienen resultados. Estos fármacos se suministran por vía intravenosa o vía oral.
- Cardioversión: con un desfibrilador, se aplica una corriente eléctrica al paciente para “resetear” el corazón. Se utiliza cuando ninguno de los dos tratamientos anteriores tiene efecto.
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En definitiva, para tratar de prevenir esta enfermedad es fundamental mantener el corazón en buen estado y reducir el riesgo de padecer una enfermedad cardíaca. Para ello, es recomendable mantener una vida activa, llevar una alimentación balanceada, evitar el consumo de cigarrillo y controlar el estrés.
Lo anterior, va a contribuir a tener un buen estado de salud en general. Si a pesar de tener todas las precauciones mencionadas anteriormente padeces esta enfermedad, acude al médico cuanto antes para empezar el tratamiento lo antes posible. Recuerda revisar las señales de alarma y no pasar por alto ninguna de ellas.
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