12 signos que indican que estás reprimiendo tus emociones
Este artículo ha sido revisado en profundidad para garantizar que la información presentada sea lo más precisa posible, cumpla con nuestros estándares de calidad, y presente datos respaldados por fuentes confiables, reflejadas en la bibliografía y los enlaces dentro del texto. Más información
Eres siempre quien hace reír a tu grupo. Destacan que tienes un carácter increíble porque nunca estás mal y te mantienes positivo ante cualquier evento. Esto, que a simple vista puede parecer algo admirable, en ocasiones es señal de que estás reprimiendo tus emociones.
Y es que a veces las personas construyen un personaje y una identidad distinta a la real. Se niegan a conectarse con lo que les sucede porque así se sienten vulnerables o porque temen perder el control.
Sin embargo, el efecto es el opuesto: las emociones en algún momento salen a la luz y terminan por dominarnos. Veamos un poco más de qué se tratan las señales de que estarías reprimiendo tus emociones.
12 signos que indican que buscas reprimir tus emociones
Algunas de las señales que pueden indicar que intentas reprimir tus emociones son las siguientes:
- Presencia de equivocaciones o deslices cuando hacemos o decimos algo. Por ejemplo, nos equivocamos de nombre al dirigirnos a alguien porque tenemos un asunto pendiente o un conflicto.
- Sentir molestia cuando las personas te preguntan si te sientes bien, si te pasa algo o cómo te encuentras. Como respuesta, hay una reacción desmedida. Sientes como si dudaran de ti, como si estuvieran indagando sobre algo que tratas de ocultar. En realidad, lo que sucede es que quienes te preguntan solo lo hacen motivados por una curiosidad natural o cortesía. A veces tenemos reacciones explosivas o desmedidas que, en realidad, son el cúmulo de situaciones o de eventos anteriores.
- Incomodidad cuando alguien sí expresa lo que siente. Por ejemplo, la falta de contacto con nuestro propio mundo emocional deriva en no saber qué hacer cuando alguien llora o se angustia delante de nosotros. El otro no está reprimiendo sus emociones y nos asusta.
- Te encuentras diciendo o pensando que las personas son muy sensibles o exageradas en sus reacciones, aunque no lo sean.
- Usas la respuesta “estoy bien, no me pasa nada, me siento tranquilo”, cerrándote a la posibilidad de explorar otros tonos emocionales o a abrir una conversación con otra persona.
- Subestimas tus emociones diciendo que “que no debes quejarte porque podría ser peor”.
- Estás todo el tiempo ocupado, con múltiples actividades. De fútbol a tenis, del cine a clases. Tu vida es una agenda repleta de planes, al punto tal de que no tienes tiempo de conectarte contigo mismo, de tomarte un descanso para reflexionar sobre cómo te hace sentir todo eso que haces.
- Aparecen síntomas o enfermedades psicosomáticas sin causa aparente. Hay sueños o pesadillas recurrentes. Es tu cuerpo el que habla e intenta decirte aquello que tratas de tapar al reprimir tus emociones.
- Estás disponible para todo el mundo, menos para ti. Eres puro corazón y entrega con los asuntos de los demás y suspendes tus propios planes de manera continua, poniéndote en último lugar.
- Eres capaz de conversar y compartir con diferentes personas, pero de manera superficial. De hecho, casi nadie conoce tu verdadero yo ni cómo te sientes. En ocasiones, llevas saliendo un tiempo con alguien y de repente decides dejar de frecuentar a esa persona, sin explicación.
- A veces sientes un vacío y no encuentras mucho sentido a lo que haces. Te sientes con ánimo bajo y no entiendes por qué.
- Eres complaciente. No sabes cómo comunicar lo que quieres. A v eces ni siquiera puedes identificarlo, porque no estás acostumbrado a pensar en ti.
Te puede interesar Cuáles son las emociones básicas
Los primeros pasos para expresar tus emociones
Permitirse expresar y reconocer las emociones es esencial para nuestro bienestar, ya que ellas son fuentes de información sobre qué nos hace bien y mal. Por eso, una de las recomendaciones es que puedas identificar cuáles son tus creencias y valores asociados a la expresión de tus emociones. ¿Por qué lo evitas? ¿A qué le temes?
Muchas veces creemos que mostrarnos sensibles nos hace ver débiles o incapaces. En este punto es preciso reconocer que una gran culpa sobre estas ideas la tiene nuestra socialización: durante mucho tiempo hemos recibido mensajes que valoran más el ser racional que emocional.
De allí que las emociones tengan mala prensa. Sin embargo, las personas somos un todo y aprender a manejar nuestra inteligencia emocional también es clave para la vida.
“Aunque la alfombra tape la basura, la basura sigue estando allí”. Con esta idea, lo que debes recordar es que todos los esfuerzos que emplees en estar reprimiendo tus emociones, no harán que desaparezcan.
Tus emociones están presentes y en algún momento se van a manifestar. Ese intento por mantenerlas a raya tiene un costo muy alto para tu salud física, mental y emocional. Incluso, pueden manifestarse de un modo más complejo que si se hubiesen tratado a tiempo.
Por último, aprende a compartir lo que te sucede. No es necesario que lo hagas con muchas personas, sino con quien te sientas a gusto. Lo que sí es importante es que puedas desahogarte.
Te puede interesar Cómo expresar nuestras emociones
La positividad tóxica
Otro de los puntos que lleva a que estemos reprimiendo nuestras emociones es el mandato de la felicidad, el optimismo tóxico. Esto nos obliga a mantenernos de pie, aun cuando nos están pasando cosas que requieren tiempo, espacio y proceso. Incluso las emociones negativas tienen algo para enseñarnos.
Dejemos de pretender ser siempre funcionales, mostrarnos bien y sonrientes todo el tiempo. Hay que aceptar que, a veces, nos encontramos en circunstancias que nos lastiman y nos duelen.
Al reconocernos tenemos la posibilidad de conocernos, de explorar cómo nos sentimos y crecer. Cada vez que nos negamos a nosotros mismos, estandarizamos las respuestas y nos exponemos a sentirnos peor.
Te podría interesar...