El síndrome alcohólico fetal: ¿cuáles son los riesgos?
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Beber alcohol durante el embarazo puede provocar consecuencias fatales. Esta conducta da lugar a graves problemas que se han denominado en conjunto como trastornos del espectro del alcoholismo fetal. Estos incluyen el síndrome alcohólico fetal, defectos de nacimiento, trastornos neurológicos y conductuales en el hijo, etcétera.
El síndrome alcohólico fetal es el más grave de todos los trastornos ocasionados por la ingesta de alcohol durante la gestación. Implica problemas en el desarrollo neurológico del niño, así como defectos de nacimiento, tales como cabeza y cerebro pequeños.
Lo más grave de todo es que no hay ninguna cura para el síndrome alcohólico fetal. El tratamiento se reduce a brindar un manejo para las discapacidades resultantes de esta condición, de por vida. Se cree que la incidencia de este problema es de 0,97 por cada 1000 nacidos vivos, por lo cual hoy se le considera un problema de salud pública.
¿Qué es el síndrome alcohólico fetal?
El síndrome alcohólico fetal es una afección que tiene lugar en los niños cuyas madres han ingerido alcohol durante el embarazo. En términos generales, ocasiona daño cerebral y problemas de crecimiento en el bebé. Las consecuencias varían de un caso a otro, pero siempre son irreversibles.
El nombre síndrome alcohólico fetal fue acuñado en 1973 y, desde entonces, se han emprendido campañas en todo el mundo para que las madres gestantes eviten beber. Ninguna cantidad de alcohol se considera segura durante el embarazo; por lo mismo, la única manera de evitar este grave mal es absteniéndose de beber.
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Causas y factores de riesgo
Cuando una madre bebe alcohol durante el embarazo, esta sustancia penetra en su torrente sanguíneo y luego cruza la placenta, por lo que llega al feto en desarrollo. En otras palabras, es como si le diera de beber alcohol de manera directa al bebé que lleva en el vientre.
Teniendo en cuenta que el feto metaboliza el alcohol con más lentitud, lo que sucede enseguida es que los niveles de esta sustancia se concentran de forma significativa en la sangre del bebé. Esto, a su vez, dificulta el suministro de oxígeno y la nutrición, por lo cual es posible que haya daño cerebral y dificultades en el desarrollo de tejidos y órganos.
Ninguna etapa del embarazo es segura para tomar alcohol; sin embargo, los efectos pueden ser más graves cuando se consume esta sustancia durante el primer trimestre, ya que coincide con el comienzo del desarrollo del cerebro y el corazón en el feto Por eso, se insiste en no tomar licor, incluso si apenas se sospecha de un embarazo.
Síntomas del síndrome alcohólico fetal
La gravedad de los síntomas varía de un caso a otro. Lo habitual es que los más evidentes se identifiquen al nacer debido a características como la baja talla y los rasgos faciales. En concreto, las manifestaciones clínicas pueden incluir lo siguiente:
- Cabeza muy pequeña o microcefalia.
- Ojos sin desarrollo completo o microftalmia.
- Zona media facial plana o pequeña.
- Mandíbula inferior anormalmente pequeña o micrognatia.
También es habitual que los pliegues en la manos, o surcos palmares, sean anormales. Asimismo, pueden estar presentes algunos defectos cardíacos y contracturas articulares. Después del nacimiento, y a medida que avanza el desarrollo, suelen aparecer nuevos síntomas, que no se detectan en principio.
El defecto más severo que puede surgir es la discapacidad cognitiva grave, aunque también se pueden presentar diferentes niveles de déficit cognitivo. Por otro lado, son habituales los trastornos del comportamiento, tales como nerviosismo, cambios súbitos de humor, bajas habilidades sociales, entre otros.
Tratamiento
El diagnóstico del síndrome alcohólico fetal se hace con base en el comportamiento de la madre durante la gestación, a través de los signos que aparecen al momento del nacimiento y mediante un seguimiento a mediano y largo plazo del desarrollo del niño.
Hay que anotar que los niños que padecen este síndrome son más propensos a desarrollar trastornos de salud mental como depresión, ansiedad, adicciones, entre otros. También están más expuestos a tener una muerte temprana por suicidio o accidente. De igual manera, tienen más riesgo de desarrollar comportamientos sexuales inadecuados.
Además de que no hay cura para el síndrome, tampoco se dispone de un tratamiento específico para el mismo. Lo mejor que se puede hacer es una intervención temprana con terapeutas de diversas especialidades, para promover el desarrollo físico y psicológico del niño, de la mejor manera posible.
La única manera de prevenir el síndrome alcohólico fetal es evitando el alcohol, en especial cuando se tiene una vida sexual activa en edad fértil. Si una mujer tiene problemas con la bebida, lo mejor es que busque ayuda antes de quedar embarazada.
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