Síndrome de Dorian Gray: ¿qué causa esta dismorfia?

La presión social por mantenernos eternamente jóvenes y atractivos puede llevar a algunas personas a distorsionar su imagen y a obsesionarse por cumplir esos cánones. Descubre el síndrome de Dorian Gray.
Síndrome de Dorian Gray: ¿qué causa esta dismorfia?
Elena Sanz

Revisado y aprobado por la psicóloga Elena Sanz.

Escrito por Elena Sanz

Última actualización: 07 diciembre, 2023

Aunque cada persona lo asume de diferente forma, lo cierto es que a nadie le agrada envejecer. La presión social por mantenernos eternamente jóvenes y bellos es patente y nos rodea constantemente. Hay quienes logran aceptar y amar su imagen, aun con sus imperfecciones y en cada etapa vital. Pero también hay quienes desarrollan síntomas desadaptados alrededor de este concepto: es lo que se conoce como síndrome de Dorian Gray.

Pese a no estar recogido en los principales manuales diagnósticos de psicología y psiquiatría, este fenómeno afecta a muchas personas. De hecho, se estima que cerca del 3 % de la población lo padece. Este síndrome está caracterizado por una excesiva preocupación hacia la imagen corporal y un fuerte rechazo a envejecer. Y, pese a que asociemos estas características con el sexo femenino, los hombres también las sufren.

¿Qué es el síndrome de Dorian Gray?

El síndrome de Dorian Gray es un fenómeno sociocultural y psicológico relacionado con esa presión por mantener una apariencia joven y atractiva. Este síndrome fue descrito por primera vez en el año 2000 por Brosig, Kupfer, Niemeier y Gieler, en su ensayo The Dorian Gray Syndrome.

Su peculiar nombre está relacionado con la novela de Oscar Wild, «El retrato de Dorian Gray», en la cual su protagonista vende su alma para conservar la juventud eterna. Es en este marco de vanidad, inmadurez y belleza donde se desarrolla el trastorno.

Síndrome de Dorian Grey: ¿qué causa esta dismorfia?
Una excesiva preocupación por la apariencia física podría ser un síntoma del síndrome de Dorian Gray.

De esta forma, podemos decir que se trata de un desorden adquirido (con el que no se nace, sino que crece en el seno de unos estándares socioculturales centrados en la apariencia física). Sin embargo, no todas las personas tienen las mismas reacciones ni desencadenan este tipo de síntomas. Son aquellos individuos con una menor autoestima y los que forjan su valía personal con relación a su apariencia, los más vulnerables.

Características principales

Para comprender el síndrome de Dorian Gray, hemos de fijarnos en sus tres vertientes principales:

Alteración de la percepción corporal

Las personas con este síndrome están excesivamente preocupadas por su apariencia física y su imagen. Tienen verdadero terror a la fealdad o a la deformación del cuerpo y repasan su imagen una y otra vez en busca de imperfecciones para ponerles remedio.

Es común que aparezcan síntomas de dismorfofobia, atendiendo en exceso y distorsionando la percepción de un área corporal que se considera sumamente desagradable y desproporcionada cuando, en realidad, no lo es.

Para mantener la belleza y la apariencia joven, se recurre a todo tipo de ayudas, tratamientos y fármacos de los que se abusa. Por ejemplo:

  • Restauradores de crecimiento del pelo.
  • Medicación contra la disfunción eréctil.
  • Fármacos antiobesidad y con otro tipo de fines estéticos (como revitalizar la piel o aumentar la masa muscular).
  • Dermatología cosmética.
  • Cirugía estética.
  • Uso excesivo de dietas y ejercicio físico.

Personalidad narcisista

Existe una tendencia al narcisismo en la búsqueda de la juventud eterna y la apariencia física atractiva y perfecta. Además, la persona puede sentirse superior al resto en varios aspectos, ser vanidosa, creer merecer un trato superior o tener más derechos que otros. En suma, se observa un gran hedonismo y un excesivo amor propio malentendido.

Rechazo a envejecer y madurar

Síndrome de Dorian Grey: ¿qué causa esta dismorfia?
Las personas que padecen el síndrome de Dorian Gray pueden someterse a múltiples cirugías para sentirse (y verse) jóvenes nuevamente.

Un tercer componente es el rechazo al envejecimiento tanto en su parte física como en la psicológica. Quienes padecen el síndrome de Dorian Gray hacen todo lo posible para evitar los estragos que el paso de los años causa en el cuerpo y temen profundamente verse mayores y degradados.

Por otra parte, muestran una reticencia a madurar y siguen adoptando actitudes y comportamientos infantiles e impropios de su edad. En suma, rechazan cualquier aspecto que pueda considerarse maduro.

¿Cómo abordar el síndrome de Dorian Gray?

En suma, estas personas tienen una visión distorsionada e irrealmente negativa de su imagen física, están sumamente preocupados por su apariencia y se niegan a aceptar su propio envejecimiento. Aunque pueda parecer un síndrome superfluo y poco importante, lo cierto es que puede tener serias repercusiones.

El uso excesivo e indiscriminado de fármacos y tratamientos estéticos puede causar importantes daños a la salud. Asimismo, se observa un importante sufrimiento psicológico. Y es que el envejecimiento es inevitable y, por mucho que se desee, ningún cuerpo puede alcanzar la perfección y menos aún mantenerla en el tiempo.

Así, el vacío y la frustración causados por este motivo pueden llevar a constantes trastornos de ansiedad, a conductas autodestructivas y síntomas depresivos. De hecho, se ha observado que los episodios depresivos y las crisis suicidas son bastante frecuentes en este síndrome.

Por lo mismo, ante las primeras sospechas de que se está sufriendo, es importante buscar ayuda profesional. Existen algunas alternativas farmacológicas que pueden ayudar al proceso de recuperación; pero, fundamentalmente, se requiere comenzar con una psicoterapia intensiva que ayude a la persona con la distorsión corporal, la baja autoestima y el rechazo a la madurez.


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  • Brosig, B., Kupfer, J., Niemeier, V., & Gieler, U. (2001). The" Dorian Gray Syndrome": psychodynamic need for hair growth restorers and other "fountains of youth.". International journal of clinical pharmacology and therapeutics39(7), 279-283.
  • Osorno, D. A. (2006). El síndrome de Dorian Gray (DGS). Revista de la Asociación Colombiana de Gerontología y Geriatría, 20(4), 971-973. http://acgg.org.co/pdf/pdf_revista_06/20-4-articulo2.pdf

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