Somos una maravillosa casualidad llena de intención
Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater
Aunque hay muchos que consideran que “las casualidades no existen”, también hay muchas personas que consideran que todo lo que nos ocurre cada día es una sutil combinación entre la casualidad y la intención. ¿Has conocido personas con una postura u otra? Quizás sí, y más de una vez.
Si bien no podemos entender nuestra vida según la vertiente más radical de la “ley de la atracción“, que supone desear algo con intensidad para que el propio universo lo otorgue… tampoco podemos cerrarnos a la idea de que ciertas cuestiones ocurran más allá de lo que -conscientemente- hayamos deseado en algún momento.
Ser receptivos en este sentido no solo nos permite ir más allá, sino también apreciar los distintos puntos de vista que existen, además de los ya mencionados anteriormente.
Si la vida hace que alguien interesante se sienta a nuestro lado, la magia no surtirá efecto si nos cerramos a ver, o mejor dicho, apreciar a esa persona. Si no alzamos la mirada de nuestro móvil y si no nos liberamos un momento de nuestro ensimismamiento para ver, descubrir y sentir… no veremos más allá de nuestras narices. Por mucho contenido que haya al alcance en internet.
Una casualidad es una oportunidad
En el Diccionario de la Real Academia Española, encontramos la siguiente definición de casualidad: ‘combinación de circunstancias que no se pueden prever ni evitar’.
Muchas personas suelen asociar el término casualidad con destino, o para ser más exactos, el hado de los antiguos griegos:‘en la tradición clásica, fuerza desconocida que obra irresistiblemente sobre los dioses, los hombres y los sucesos’.
Por este tipo de asociaciones, surge la idea de que una casualidad es un caos que no podemos entender y que se escapan a nuestro control.
En nuestra vida hay muchos detalles, aspectos y vivencias que, para bien y para mal, escapan de nuestras manos. Ahora bien, esa falta de control no debe asustarnos ni preocuparnos en exceso, porque puede traer consigo oportunidades de crecimiento importantes.
Si lo pensamos bien, las personas y cosas más maravillosas que tenemos ahora mismo con nosotros, en la mente y el corazón, parece que llegaron precisamente “por casualidad”, por un caos que, aunque no entendemos, recibimos y celebramos gustosos.
Reflexionemos.
Ser receptivos a las oportunidades
Te invitan a una fiesta, pero decides no ir porque otro de los invitados no te cae demasiado bien. Estás en el trabajo y te proponen salir a comer en grupo pero, al final, declinas la oferta porque quieres adelantar cosas. Un amigo te comenta que otro amigo suyo está interesado en ti. Ahora bien, tú eres algo tímida y le indicas que ese tipo de cosas y citas a ciegas no van contigo…
- Si te das cuenta, cada día aparecen infinitas oportunidades para apreciar la vida bajo un matiz distinto, conocer gente nueva y conectar con lo bueno.
- Ser receptivos no significa, en absoluto, decir que sí a todo aún cuando apetezca. Se trata simplemente de no cerrarse a cada giro inesperado, solo por temor a lo desconocido o por miedo a salir de la zona de confort.
- Salir de la zona de confort te ayudará a conectar con esas maravillosas casualidades, expandir tus horizontes y salir de la rutina. Así pues, déjate llevar y disfruta.
- Pero ojo, no tienes que obligarte a nada, ni tampoco perder tu identidad.
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Las casualidades y las incertidumbres
Las personas nos vemos a nosotras mismas como seres racionales. Y si bien eso es cierto, tampoco hay que olvidar que tenemos un importante componente emocional. Por ello a veces no sabemos responder muy bien a la incertidumbre.
- La casualidad ha hecho que conozcas a alguien en tus clases de yoga, de idiomas o de arte. Tu incertidumbre está en saber si será acertado o no hablar con él, en proponerle una cita.
- De algún modo, todos vivimos rodeados de incertidumbre. No podemos dar nada por sentado pero, aún así, nos esforzamos para que cada día todo esté, más o menos, bajo nuestro control.
- Todo ello explica por qué nos da tanto miedo “lanzarnos”, dar el primer paso, decir la primera palabra. No obstante, esos saltos al vacío tan arriesgados nos ofrecen, en ocasiones, increíbles resultados.
Las casualidades más bonitas de la vida
Hagamos ahora un pequeño ejercicio de memoria. Las personas que están contigo y que más quieres… ¿De qué manera llegaron hasta ti?
- Las casualidades más bonitas llegan de improviso, pero si se quedan a tu lado es porque hay voluntad. Hay una clara intención para que ese vínculo se cree.
- Así pues, y si pensamos en ello, nos daremos cuenta de que el azar jugó un gran papel. No hay duda, hizo que conocieras, seguramente, al amor de tu vida. No obstante, es la “intención” la fuerza real que os unió, la que hizo que día a día os sintierais más cerca el uno del otro.
Las casualidades más bonitas de tu vida te las trajo el destino, pero tú propiciaste esa ocasión, esa casualidad. Tú elegiste tomar ese camino y te arriesgaste a recorrerlo.
Porque siempre hay cosas y personas que merecen que demos ese salto al vacío, ese acto de fe para intentar ser felices y, a su vez, dar felicidad.
Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.