Trastorno de pánico: todo lo que debes saber
Según el Manual MSD el trastorno de pánico se define como “la aparición de crisis de angustia repetidas que se acompañan habitualmente de miedos ante futuros ataques o de cambios de conducta, para evitar situaciones que podrían predisponer a las crisis”.
En otras palabras, una persona con trastorno de pánico siente unos niveles de angustia elevados y, además, tiene miedo a experimentar futuras crisis. También es frecuente una fuerte sensación de miedo o terror que aparece de manera espontánea.
De esta manera, las crisis pueden presentar diferentes niveles de intensidad y duración. Sin embargo, su desarrollo suele ocurrir en pocos minutos aunque puede llegar a superar la hora de duración.
Generalmente, este problema aparece de manera continuada en un periodo extenso de tiempo. Por tanto, los sujetos suelen desarrollar miedo a los ataques de pánico y sus consecuencias. Además, suele aparecer junto a otras alteraciones psicológicas como por ejemplo el estrés postraumático.
Síntomas del trastorno de pánico
Por norma general, los sujetos afectados presentan de manera brusca una serie de síntomas que alcanzan su mayor intensidad a los pocos minutos del inicio del ataque de pánico. De esta manera, las señales más frecuentes del trastorno de pánico son:
- Sudoración.
- Taquicardia.
- Dolor en el pecho.
- Náuseas y vómitos.
- Molestias en la zona abdominal.
- Vértigo, mareo o incluso síncopes (desmayos).
- Desrealización o identificación de la situación como irreal.
- Despersonalización o sensación de estar separado del sujeto afectado.
- Dificultades para respirar con normalidad y ahogamiento. Generalmente aparece acompañado de hiperventilación o aumento del ritmo de respiración normal del paciente.
- Temblores que pueden llegar a ser intensos.
- Terror a morir, a perder el control sobre uno mismo, a volverse loco, etc.
- Sensación de calor o de frío que aparece como sofocaciones o escalofríos, respectivamente.
- Parestesia. Se trata de un término médico que se refiere a la sensación de hormigueo o entumecimiento en una región corporal.
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¿Cuáles son las causas del trastorno de pánico?
Hasta el momento, los especialistas no han sido capaces de identificar las causas exactas que provocan este trastorno. Sin embargo, de acuerdo a diversos estudios en este ámbito se han podido señalar posibles factores de riesgo. Por tanto, se trata de una serie de circunstancias que aumentan las probabilidades de presentar el problema. Por ejemplo, podemos incluir:
- Antecedentes familiares. Según las estadísticas, las personas con familiares cercanos que hayan padecido trastorno de pánico son más propensas a sufrirlo.
- Consumo de sustancias químicas que ponen en peligro al sistema nervioso central o SNC. En especial, compuestos como el alcohol, el tabaco u otros tipo de sustancias tóxicas como las drogas. De esta manera, el síndrome de abstinencia constituye un periodo de elevado riesgo.
- Características psicológicas del paciente, cómo este reacciona ante situaciones consideradas como inseguras o amenazantes.
- Ciertas enfermedades. Por norma general se refiere a trastornos del tiroides (hiper e hipotiroidismo), alteraciones cardíacas, arritmias, sobre todo, etc.
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¿Cómo se diagnostica el trastorno de pánico?
Todavía no existe una prueba médica que pueda identificar con exactitud este problema. Sin embargo, el equipo médico puede suponer su existencia cuando el paciente desarrolla de forma continua ataques de angustia.
Asimismo, la comprobación del estilo de vida y la evaluación psicológica del sujeto intervienen de forma decisiva en el diagnóstico. Si el paciente comienza a desarrollar miedo a sufrir los ataques de forma obsesiva, se deberá comprobar si ha desarrollado también agorafobia.
¿Cuál es el tratamiento del trastorno de pánico?
Dentro del posible tratamiento para aliviar el trastorno podemos distinguir entre dos tipos de terapia:
- Uso de fármacos. Normalmente se administran antidepresivos y ansiolíticos, lo más frecuente es utilizar benzodiacepinas de vida corta para calmar al paciente y combinarlo con un tratamiento de mantenimiento para evitar que la crisis aparezca de nuevo.
- Apoyo psicológico. Se lleva a cabo por profesionales que aconsejarán al paciente para que el trastorno no interfiera con su vida cotidiana. Asimismo, les darán una serie de pautas para controlar las crisis de ansiedad y enfrentarse a situaciones inseguras. Es importante la comunicación.