Trastorno de rumiación: todo lo que debes saber

El trastorno de rumiación tiene que ver con la regurgitación de los alimentos y se presenta sobretodo en niños y personas con discapacidad cognitiva
Trastorno de rumiación: todo lo que debes saber
Alejandro Duarte

Revisado y aprobado por el biotecnólogo Alejandro Duarte.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 25 mayo, 2023

El trastorno de rumiación tiene que ver con la regurgitación incontrolada de los alimentos. Se trata de una patología muy poco frecuente que, en todo caso, afecta más a los varones que a las mujeres.

Se incluyó dentro del DSM V (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, por su sigla en inglés) en el año 2013. Forma parte del capítulo de “Trastornos alimentarios y de la ingestión de alimentos”.

El nombre de trastorno de rumiación se debe a suparecido con la regurgitación que está presente en algunos animales herbívoros, como la vaca. Dicha regurgitación se produce por una contracción del estómago que en el caso de los humanos puede ser voluntaria.

¿Qué es el trastorno de rumiación?

¿Qué es el trastorno de rumiación?

El rasgo central del trastorno de rumiación es que la persona ingiere los alimentos y luego los devuelve a la boca, para masticarlos nuevamente y volverlos a tragar. A veces también los expulsan de la boca. Este problema no está asociado a ninguna enfermedad gastrointestinal.

La palabra rumiación viene del término latino ruminare, que significa “masticar el bolo alimenticio”. El trastorno de rumiación es más frecuente en niños y en personas con discapacidades cognitivas. Lo usual es que suceda todos los días y en cada comida.

En muchos de los casos, la rumiación puede ser voluntaria, aunque quienes padecen este trastorno refieran que es incontrolable. También puede producirse una rumiación involuntaria. Si se da durante el sueño, el paciente puede ahogarse.

¿Cuáles son las causas del trastorno?

El trastorno de rumiación no es muy frecuente. Ha podido establecerse que la ingestión de alimentos genera distensión gástrica. Luego se presenta compresión abdominal, seguida por la relajación del relajación del esfínter esofágico inferior.

Todo esto hace que se forme una cavidad entre el estómago y la orofaringe. A través de tal cavidad el alimento regresa a la boca. Muchos pacientes refieren que hay un eructo poco antes de la regurgitación. Las causas básicas del trastorno de rumiación son psicosociales. Algunas de ellas son las siguientes:

  • Recibir un cuidado negligente por parte de las figuras de amparo, o, por supuesto, ser víctima de abandono.
  • Haber vivido en un entorno poco estimulante desde el punto de vista cognitivo.
  • Estar expuesto a acontecimientos altamente estresantes.
  • Haber experimentado hechos traumáticos, como abuso físico o sexual.

¿Qué síntomas produce?

El trastorno de rumiación puede darse a muy tempranas edades o en la edad adulta. En los bebés suele aparecer entre los 3 y los 12 meses después del nacimiento. En la etapa de lactancia este problema es más peligroso y potencialmente mortal.

Para que se hable de trastorno de rumiación el comportamiento debe mantenerse durante más de un mes. Sin embargo, este problema puede ser episódico o constante. Esto es, surgir y desaparecer eventualmente, o mantenerse constante.

Evidentemente, el principal síntoma es el acto de rumiar los alimentos. Una de las características importantes es que quien padece el trastorno de rumiación no lo percibe como algo desagradable. Por el contrario, rumiar es algo que les produce placer.

¿Cómo se realiza el diagnóstico?

Lo habitual es que el médico diagnostique el trastorno de rumiación por la observación directa de la regurgitación en el paciente. Indagará si el problema apareció después de los 3 meses de edad, o tras haber mostrado que podía comer normalmente.

En algunos casos se pide una manometría esofágica de alta resolución y una medición de impedancia para confirmar el diagnóstico. Así mismo, se pueden solicitar algunos exámenes para descartar que se trate de otra patología. Los más usuales son los siguientes:

  • Esofagogastroduodenoscopia. Permite identificar si hay obstrucción en el esófago, estómago o parte superior del intestino delgado.
  • Vaciamiento gástrico. Es una prueba que permite medir el tiempo que tardan los alimentos en salir del estómago y en desplazarse por el intestino delgado y el colon.

También hay casos en los que se ordena un SPECT, o tomografía computarizada por emisión de fotón único. Este permite ver el estómago y determinar si es necesario recetar medicamentos para la relajación gástrica.

¿Qué factores de riesgo y medidas de prevención hay que tener en cuenta?

Mostrar afecto y seguir las recomendaciones del pediatra será de gran ayuda para prevenir el trastorno de rumiación.

Hasta el momento no se ha encontrado ninguna evidencia de que haya predisposición biológica en el trastorno de rumiación. Por lo tanto, las medidas preventivas para evitar que aparezca esta enfermedad son del orden psicosocial.

Lo indicado es ofrecer una estimulación afectiva y cognitiva adecuada a los niños, especialmente en edades tempranas. Probablemente la rumiación es una forma de autogratificación y de autoestímulo, en respuesta a un entorno frío y negligente.

Las personas con trastorno de rumiación pierden peso fácilmente y suelen presentar deficiencias nutricionales. También es posible que tengan mal aliento y problemas dentales.


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