Trastornos de eliminación en niños: tipos, causas y tratamientos

Los trastornos de eliminación suelen ser efecto de algún problema emocional, de un entrenamiento inadecuado o de factores físicos. Sea cual sea el caso, no se les debe reprender por ello, sino ayudarles a superarlo.
Trastornos de eliminación en niños: tipos, causas y tratamientos
Elena Sanz

Revisado y aprobado por la psicóloga Elena Sanz.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 06 julio, 2023

Los trastornos de eliminación en niños tienen que ver con la incapacidad para controlar la emisión de heces o de orina en el momento que se considera pertinente. Estos problemas corresponden a una modalidad de incontinencia, pero en este caso no suele obedecer a anomalías orgánicas.

Lo más habitual es que los trastornos de eliminación en los niños se resuelvan por sí solos con el tiempo. Casi siempre tienen que ver con hábitos mal adoptados o con circunstancias emocionales que favorecen este comportamiento.

También, es posible que los trastornos de eliminación sean consecuencia de un problema de estreñimiento crónico, un ciclo de sueño muy profundo o factores hereditarios. De cualquier modo, casi siempre logra superarse si se adoptan las medidas adecuadas.

¿Qué son los trastornos de eliminación en los niños?

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Los trastornos de eliminación en niños suelen relacionarse con problemas emocionales.

Los trastornos de eliminación se definen como una dificultad para controlar los esfínteres durante la infancia. Ahora bien, los esfínteres son músculos en forma de anillo que abren y cierran algunas aberturas del cuerpo. Entre ellas, las que dan paso a la orina y a las heces.

Lo normal es que un niño no controle la eliminación sino hasta pasados los 18 meses de vida. A partir de esa edad, comienza primero a controlar la eliminación de heces. Luego, la de orina. El proceso total se completa entre los 3 y los 5 años de edad.

Si hay dificultades para controlar los esfínteres después de los 5 años, se habla de trastornos de eliminación en los niños. Este es un problema común que muchas veces no es comprendido por los padres. En el pequeño puede provocar sentimientos de vergüenza, baja autoestima y aislamiento, entre otros.

Tipos de trastornos de eliminación

Hay básicamente dos tipos de trastornos de eliminación: de orina (enuresis) y fecal (encopresis). Sin embargo, cada uno de estos tipos presenta algunas variantes. Veamos en qué consisten cada una de estas modalidades.

Enuresis

La enuresis es la evacuación de orina en la cama o en la ropa en niños que tienen 5 años o más. Para que quepa en esta categoría, debe haber al menos dos episodios por semana durante un lapso continuo de tres meses. La problemática no debe obedecer a la ingesta de ningún medicamento o a una condición médica, como diabetes u otras.

La enuresis puede ser diurna o nocturna. Asimismo, la eliminación de orina puede ser voluntaria o involuntaria. Se estima que el 10 % de los niños de entre 5 y 7 años presentan este trastorno. Además, está presente en el 3 % de los adolescentes, entre el 2 y el 5 % de los adultos jóvenes, y en el 0,5 % de los adultos.

Encopresis

El otro tipo de trastornos de eliminación es la encopresis. En este caso hay evacuación de heces en la ropa o en lugares inapropiados como el piso. Para que se ubique en esta categoría, debe haber al menos un episodio por semana, durante tres meses continuos. No debe ser efecto de una sustancia médica.

Hay dos subtipos: con estreñimiento o sin estreñimiento. Se estima que entre e. 1,5 y el 7,5 % de los niños padecen de encopresis. Alrededor del 3 % de las consultas pediátricas se llevan a cabo por esta razón. Es más común en los niños que en las niñas.

Posibles causas de los trastornos de eliminación

Casi todos los trastornos de eliminación en niños tienen una causa emocional. Los casos en los que la causa es fisiológica o anatómica son una excepción. También, son pocas las veces que un medicamento o alguna sustancia provoca este efecto.

Lo más común es que los trastornos de eliminación sean la respuesta a un evento traumático o a una circunstancia que provoca ansiedad  y estrés. Este problema habla de sentimientos de angustia y desprotección.

En muchos casos, se suscitan por el ingreso a la escuela, conflictos con los compañeros, la llegada de un hermanito, los conflictos entre los padres, un divorcio o la pérdida de un ser querido. También, es posible que la causa sea conductual o física. Veamos.

Causas conductuales

Es posible que el niño no haya sido entrenado de una forma adecuada para utilizar el sanitario. Quizá, se le enseñó demasiado temprano o muy tarde, o no se le dieron instrucciones claras. A veces, simplemente, el niño no quiere interrumpir su juego y, por eso, evacúa de manera inoportuna.

Los trastornos de eliminación también son un síntoma frecuente de problemas como el Trastorno de Oposición Desafiante u otros problemas de conducta. Asimismo, es posible que el pequeño quiera llamar la atención de sus padres con este comportamiento.

Causas físicas

Los niños con patrones de sueño inadecuados pueden tener trastornos de eliminación. Comen o beben poco antes de dormir y, luego, tienen un sueño tan profundo que no logran despertarse para ir al baño.

Algunas afecciones urológicas, la cistitis o la vejiga disminuida son factores que pueden dar origen a la enuresis. Ciertos problemas neuromusculares, genitourinarios, del cerebro o de la médula espinal también podrían desembocar en trastornos de eliminación. El estreñimiento crónico muchas veces causa evacuaciones descontroladas.

Tratamientos disponibles

Siempre que haya trastornos de eliminación en los niños se debe consultar con el pediatra para que él evalúe la situación e indique el camino a seguir. Si la causa es física, se iniciará el tratamiento pertinente para superar el problema. Si el origen es psicológico, hay varias terapias disponibles, como las siguientes.

Terapia de alarma de orina

En este caso, se utilizan unos sensores de humedad que se instalan en la cama. Cuando se detecta la humedad, se activa una alarma sonora o táctil que lo alerta para que vaya al baño. Corresponde a un mecanismo de condicionamiento conductual. Se espera que el niño se adapte a él y, en algún punto, deje de necesitar el sensor.

Entrenamiento en cama seca

En esta terapia, también se emplea la alarma de orina, pero esta se combina con otras acciones. Por ejemplo, el niño tiene que cambiar la ropa de cama si la moja o la ensucia. O debe permanecer despierto durante un tiempo, luego de mojar la cama.

Entrenamiento mejorado para ir al baño

Aquí, se busca entrenar al niño para que aprenda a controlar sus esfínteres de forma acertada. Se emplean recursos como técnicas de respiración, contracción y relajación de músculos, etc. Los avances se premian con recompensas para reforzar el comportamiento.

Otros

Hay otras técnicas para tratar los trastornos de eliminación en los niños. Dentro de ellas, se encuentran las siguientes:

  • Lifting. El padre se levanta durante la noche para llevar al niño al baño y, luego, lo lleva de nuevo a acostarse.
  • Entrenamiento en control de retención. Se anima al niño a que retenga la micción tanto como sea posible. Se pretende aumentar la retención de la vejiga.
  • Biorretroalimentación. Se utilizan unos dispositivos colocados alrededor del ano. Mediante estos, el niño puede observar sus contracciones musculares en esa zona. Esto le facilita el aprendizaje del control de esfínteres anales.
  • Psicoterapia. La psicoterapia infantil ayuda a identificar las situaciones que pueden estar causando ansiedad o miedo en los niños.

Consejos y proyección para los trastornos de eliminación

Existen diferentes métodos para ayudar a los niños a superar este trastorno. Consulta con el pediatra al respecto.

Es importante tomar en cuenta que los niños pueden presentar episodios ocasionales de pérdida de control sobre los esfínteres sin que esto signifique que presenten trastornos de eliminación. Una situación impactante, o muy divertida, puede llevar a que se mojen la ropa.

Es necesario reiterar que, para ser considerados trastornos de eliminación, estos deben ser repetitivos por un lapso de al menos 12 semanas. De ser así, lo indicado es consultar con el pediatra. Primero, debe descartarse la presencia de alguna afección física.

Lo usual es que los niños con este tipo de dificultades respondan muy bien a los tratamientos disponibles. De hecho, a veces lo logran por sí mismos con el apoyo afectuoso y orientativo de sus padres. Son excepcionales los casos que se prolongan hasta más de los 7 años.

Reprender a los niños no ayuda

Uno de los errores más frecuentes de los padres es el de reprender a los niños que presentan trastornos de eliminación. Incluso si evacúan de forma deliberada lo cierto es que esto no obedece a un capricho, sino a un problema no resuelto.

Castigar a los niños por esta causa solo les genera humillación y problemas de autoestima. Lo más indicado es hablar con ellos y hacerles ver que tienen una dificultad que deben superarse. Luego, consultar con el médico para que este recomiende las medidas a seguir.


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