Tumor de Wilms o nefroblastoma: ¿en qué consiste?
El tumor de Wilms o nefroblastoma es un tumor maligno que afecta al riñón. Es poco frecuente y se concentra en la población pediátrica. Consiste en la proliferación anormal de células parecidas a las de un riñón de embrión. Por esta razón se considera un tumor embrionario.
Es la tumoración abdominal más frecuente en los niños. Ocupa el quinto lugar en frecuencia de las lesiones malignas que aparecen en la infancia. Se calcula que hay 1 caso por cada 200 000 niños.
8 de cada 10 casos de tumor de Wilms son en niños menores de 5 años. Aparecen con muy poca frecuencia en mayores de 15. Afecta a ambos sexos por igual y es muy raro que se presente en adultos.
¿Por qué se produce?
Hasta la fecha se desconoce la causa precisa del tumor de Wilms. Este tipo de cáncer que afecta a los riñones parece tener factores hereditarios.
Las alteraciones genéticas se heredan de uno de los padres al hijo. Aunque en la mayoría de los casos no es posible determinar que sea un caso hereditario como tal. Cuando hay casos familiares de tumor de Wilms es probable que en esa misma familia se presenten más.
Síntomas del tumor de Wilms
Los síntomas del tumor de Wilms son muy diversos y algunos niños no presentan signo alguno. La mayoría de los infantes con este cáncer desarrollan algo de los siguiente:
- Una masa palpable y dolorosa en el abdomen.
- Dolor abdominal no específico: cabe resaltar que cuando hay dolor, este suele ser difuso. Esto significa que no tiene una clara localización en el abdomen.
- Aumento de tamaño de su vientre.
- Fiebre.
Otros datos clínicos que pueden acompañar a los síntomas anteriores son los siguientes:
- Pérdida de apetito.
- Estreñimiento.
- Náuseas o vómitos.
- Presencia de sangre en la orina.
Cuando el tumor ha alcanzado un tamaño considerable se puede producir dificultad para respirar. Por mala fortuna, es común que la tumoración sea de gran tamaño al momento del diagnóstico. Algunos pequeños también pueden tener la presión arterial alta por el exceso de algunas sustancias producidas en el órgano.
Factores de riesgo
No hay formas de prevención para evitar el tumor de Wilms. Existen algunos factores de riesgo para que un niño presente este tipo de cáncer.
El tumor de Wilms tiene una mayor incidencia en pequeños con ciertas características o síndromes al nacimiento, entre los que destacan los siguientes:
- Aniridia: cuando el iris de los ojos no está completo o está ausente.
- Hemihipertrofia: una parte o un lado del cuerpo es más grande que el otro, por lo que hay asimetría corporal.
- Alteraciones urinarias: en 2 de cada 10 niños con tumor de Wilms hay otras malformaciones congénitas de las vías urinarias.
Se ha observado que los niños afroamericanos tienen un riesgo discretamente mayor para presentarlo. En cambio, los de origen asiático parecen tener un riesgo menor.
Los infantes con factores de riesgo para desarrollar un tumor de Wilms deberán tener un seguimiento más cercano. Por ejemplo, el médico puede solicitar ultrasonidos cada 3 meses hasta los 6 o 7 años de edad. Cuando se estima un riesgo más elevado es necesario continuar durante más tiempo con las revisiones.
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¿Cómo se diagnostica el tumor de Wilms?
Después de conocer los datos clínicos del niño, el médico solicitará algunas pruebas. Estas incluyen análisis generales de laboratorio y un ultrasonido abdominal. Es importante señalar que aproximadamente 7 % de los casos tienen tumores bilaterales.
Para delimitar con mayor precisión al crecimiento anormal se realiza una tomografía computarizada del abdomen. Con este estudio se puede conocer el tamaño casi exacto. Además, sirve para observar si hay ganglios abdominales o metástasis en el hígado.
Pueden ser necesarias las imágenes por resonancia magnética o una gammagrafía ósea. Estos métodos buscan determinar si el cáncer se propagó fuera de los riñones (metástasis).
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¿Qué opciones de tratamiento existen?
Una vez que se ha llegado al diagnóstico definitivo de un tumor de Wilms se debe decidir un tratamiento. Este dependerá de varios factores.
El más importante es el estadio del tumor y el tipo de las células cancerosas. En general, el abordaje comprende cirugía y quimioterapia. En algunos casos, también se puede indicar el uso de radioterapia.
El tratamiento quirúrgico puede ser para extirpar todo el riñón afectado o solo una parte de él. La cirugía también sirve para confirmar, a veces, el diagnóstico. El tejido obtenido en la operación será enviado al laboratorio para análisis de anatomía patológica.
Aproximadamente, el 95 % de los tumores de Wilms tienen una histología favorable, lo que significa que tienen una alta probabilidad de cura. El pronóstico de los pacientes depende del estadio tumoral y del tamaño del tumor.
El tumor de Wilms es tratable
La mayoría de los niños con tumor de Wilms sobreviven y podrán llevar una vida normal y sana. A diferencia de otros tipos de cáncer, los niños que recibieron tratamiento para el nefroblastoma no tendrán restricciones especiales.
Los padres deberán estar pendientes de una recidiva o reaparición. Cuanto más tiempo pase será mejor. Aunque la reaparición tardía no es muy frecuente, es una buena señal que el niño permanezca sin síntomas los 2 primeros años después del diagnóstico.
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