Vivir con misofonía
El artículo ha sido verificado para garantizar la mayor precisión posible (el contenido incluye enlaces a sitios de medios acreditados, instituciones académicas de investigación y, ocasionalmente, estudios médicos). Todo el contenido de nuestro sitio web se ha revisado, sin embargo, si consideras que nuestro contenido es inexacto, desactualizado o dudoso, puedes contactarnos para realizar las correcciones necesarias.
La misofonía es uno de esos síntomas que resultan invisibles para casi todo el mundo. Quienes lo padecen, viven una verdadera tortura por hechos tan insignificantes como el sonido de la masticación de otra persona, la lluvia que cae o la activación de un bolígrafo.
Lo peor de todo es que muchos profesionales de la salud no le dan mayor crédito a quienes presentan misofonía. Tienden a recibir el mote de maniáticos, bipolares o esquizofrénicos.
Vivir con misofonía es toda una hazaña, tanto por la incomprensión generalizada frente a ese problema, como por el hecho de que quien la sufre se encuentra con los estímulos que no tolera a cada paso. Además, esta sensibilidad selectiva al sonido no cuenta con un tratamiento como tal.
¿Qué es la misofonía?
El término misofonía significa odio al sonido. Se trata de un trastorno en el cual hay una reacción desproporcionada de rechazo frente a ruidos cotidianos. Se le define como una forma patológica de sensibilidad acústica.
Cuando una persona con este problema escucha ciertos sonidos siente irritación, deseos de gritar o de pegarle a algo. La respiración, o el chasqueo de los dedos, puede provocar en ellos sentimientos de rabia, ansiedad y pánico.
No todas las personas con misofonía son sensibles a los mismos sonidos. Lo más común es que se rechacen los sonidos relacionados con la comida, como masticar, sorber o tragar. Sin embargo, también pueden ser molestos otros ruidos, como el chirrido de una silla o el contacto de un lápiz con el papel.
Sigue leyendo: Dolor de oído en los niños
Causas y síntomas
La misofonía solo fue reconocida como entidad médica en los años ´90. Sin embargo, se trata de una enfermedad que aún no está completamente aceptada por la ciencia. De momento, pocos médicos se consideran competentes para diagnosticarla.
Todo indica que en las personas que sufren esta afección hay un problema neurológico. Según los datos disponibles, estos individuos presentan una actividad inusual en la corteza insular anterior. Al parecer, hay una anomalía en el procesamiento de las emociones, derivadas de la percepción.
Este problema se cataloga como un síntoma más que como una entidad clínica en sí misma. Suele aparecer al final de la infancia, pero también hay casos a cualquier edad. Más allá de una extrema sensibilidad selectiva a los sonidos y de la ansiedad que provoca, no hay otras manifestaciones visibles de esta afección.
No hay pruebas específicas para determinar si una persona sufre de misofonía o no. Esta se detecta por la reacción de un individuo frente a ciertos sonidos. Aunque muchas personas pueden sentirse molestas ante ciertos ruidos, quienes padecen este mal tienen reacciones desproporcionadas.
Descubre más: Tinnitus: ¿qué es y cómo prevenirlo?
Vivir con misofonía
La misofonía altera por completo la vida de una persona. Una de las primeras consecuencias es el aislamiento social y la pérdida de la red de sostén familiar. En la medida en que el afectado no es capaz de tolerar sonidos cotidianos, casi siempre emitidos por otra persona, se ve obligado a alejarse para no sufrir la molesta e intensa sensación de ansiedad.
La situación puede ser muy agobiante e impedir que una persona trabaje fuera de su casa, ya que esto significa exponerse a un sinfín de sonidos. La imposibilidad de eliminar ruidos como el tecleo de un computador, o la respiración de alguien, limita las posibilidades de integración social de estas personas.
Quienes sufren el problema, a veces optan por llevar auriculares y escuchar música todo el tiempo, ya que la mayoría no rechazan este sonido melodioso. Eso les permite abstraerse del ambiente. Así mismo, algunos llevan tapones o cascos con supresión de ruidos.
¿Se puede hacer algo al respecto?
De momento no existe ningún tratamiento para la misofonía. Aún así, existen algunas investigaciones en curso en el mundo, acerca del tema.
Entre tanto, lo aconsejable es que la persona afectada trabaje en el desarrollo de conductas adaptativas; esto es, el desarrollo de estrategias para no aislarse socialmente, sin que esto implique tener que padecer todo el tiempo. La psicoterapia es muy indicada en estos casos.
También puede ayudar la práctica de técnicas de relajación y meditación. Esto ofrece herramientas eficaces para tramitar la ansiedad una vez se presenta. Es conveniente hablar del tema con las personas próximas, para que conozcan y comprendan la afección.
Te podría interesar...