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Los 5 cuidados esenciales para cultivar la menta en maceta sin que se marchite

3 minutos
La planta de menta prefiere sol suave de mañana y riego húmedo, pero no empapado. Descubre otros cuidados básicos para estimular su crecimiento.
Los 5 cuidados esenciales para cultivar la menta en maceta sin que se marchite
Última actualización: 13 octubre, 2025

¿Eres fan del aroma refrescante de la menta y te has decidido a cultivarla? Entonces, es esencial tener en cuenta que esta planta capaz de mejorar la digestión y aliviar la fiebre necesita de un buen drenaje, así como de un riego húmedo.

Además, si la compras en un vivero, debes trasplantarla de forma inmediata a una maceta más grande, si se encuentra en una muy pequeña o tiene un sustrato que no tiene suficientes nutrientes. ¿Quieres conocer datos cruciales y cuidados esenciales? Te los contamos en las siguientes líneas.

1. Elige una maceta ancha

La menta necesita de una maceta más ancha que profunda, de unos 30 centímetros de diámetro, porque sus raíces se expanden de forma horizontal. Puede ser de barro o terracota para facilitar la ventilación, debido a que son materiales porosos. Otro detalle que no puedes pasar por alto es que debe tener agujeros en la base para optimizar el drenaje.

Antes de poner el sustrato, puedes incorporar una capa de guijarros en el fondo de la maceta para mejorar el drenaje.

2. Garantiza un sustrato que no encharque

Esta planta prefiere un suelo ligeramente ácido y no es muy exigente. Un sustrato ligero, de buen drenaje y con nutrientes necesarios es lo que requiere tu menta. Para cumplir estos requerimientos y garantizar que no se encharque, mezcla dos partes de sustrato universal más una parte de perlita o vermiculita.

3. Mantén el equilibrio en el riego

A esta hierba aromática le favorece la humedad constante, pero esto no significa empaparla porque podrías ahogarla. Lo ideal es hacer un riego lento y profundo cuando la superficie de la tierra, entre uno y dos centímetros, esté seco al tacto. Evita mojar sus hojas para prevenir la aparición de hongos.

¿Tienes dudas sobre cómo varía de acuerdo a las estaciones? En verano el riego debe ser diario, mientras que en invierno lo mejor es espaciar este cuidado.

4. Ubícala donde reciba sol suave en la mañana

Elige un lugar donde la planta reciba sol de la mañana, entre cuatro y seis horas, y sombra parcial en la tarde. Este último aspecto es clave porque la luz solar intensa al final de día puede quemar sus hojas.

Tip extra: gira la maceta con regularidad para que la menta reciba luz de forma uniforme y crezca pareja.

5. Estimula el crecimiento con poda

Para un crecimiento denso y prevenir que se vuelva leñosa, corta el tallo justo por encima de un par de hojas, para que de allí broten dos tallos nuevos. Combina esta técnica de deadheading, con el corte de las espigas blancas o lilas.

A modo de recomendación adicional, fertiliza la planta cada cuatro a seis semanas durante la temporada de crecimiento, que ocurre entre primavera y verano. Lo ideal es usar un fertilizante líquido balanceado, diluido a la mitad de lo indicado, o un abono orgánico, como el humus de lombriz. Sin embargo, en invierno no debes aplicarlo porque la planta está en reposo.

Si notas que esta hierba aromática tiene las hojas amarillas, puede ser producto de exceso de riego, por lo que debes dejar secar la tierra y revisar el drenaje. En caso de plagas, como pulgones, lava con agua y jabón potásico. Si cumples con estos cuidados básicos, solo resta disfrutar de las múltiples bondades de la menta.

¿Eres fan del aroma refrescante de la menta y te has decidido a cultivarla? Entonces, es esencial tener en cuenta que esta planta capaz de mejorar la digestión y aliviar la fiebre necesita de un buen drenaje, así como de un riego húmedo.

Además, si la compras en un vivero, debes trasplantarla de forma inmediata a una maceta más grande, si se encuentra en una muy pequeña o tiene un sustrato que no tiene suficientes nutrientes. ¿Quieres conocer datos cruciales y cuidados esenciales? Te los contamos en las siguientes líneas.

1. Elige una maceta ancha

La menta necesita de una maceta más ancha que profunda, de unos 30 centímetros de diámetro, porque sus raíces se expanden de forma horizontal. Puede ser de barro o terracota para facilitar la ventilación, debido a que son materiales porosos. Otro detalle que no puedes pasar por alto es que debe tener agujeros en la base para optimizar el drenaje.

Antes de poner el sustrato, puedes incorporar una capa de guijarros en el fondo de la maceta para mejorar el drenaje.

2. Garantiza un sustrato que no encharque

Esta planta prefiere un suelo ligeramente ácido y no es muy exigente. Un sustrato ligero, de buen drenaje y con nutrientes necesarios es lo que requiere tu menta. Para cumplir estos requerimientos y garantizar que no se encharque, mezcla dos partes de sustrato universal más una parte de perlita o vermiculita.

3. Mantén el equilibrio en el riego

A esta hierba aromática le favorece la humedad constante, pero esto no significa empaparla porque podrías ahogarla. Lo ideal es hacer un riego lento y profundo cuando la superficie de la tierra, entre uno y dos centímetros, esté seco al tacto. Evita mojar sus hojas para prevenir la aparición de hongos.

¿Tienes dudas sobre cómo varía de acuerdo a las estaciones? En verano el riego debe ser diario, mientras que en invierno lo mejor es espaciar este cuidado.

4. Ubícala donde reciba sol suave en la mañana

Elige un lugar donde la planta reciba sol de la mañana, entre cuatro y seis horas, y sombra parcial en la tarde. Este último aspecto es clave porque la luz solar intensa al final de día puede quemar sus hojas.

Tip extra: gira la maceta con regularidad para que la menta reciba luz de forma uniforme y crezca pareja.

5. Estimula el crecimiento con poda

Para un crecimiento denso y prevenir que se vuelva leñosa, corta el tallo justo por encima de un par de hojas, para que de allí broten dos tallos nuevos. Combina esta técnica de deadheading, con el corte de las espigas blancas o lilas.

A modo de recomendación adicional, fertiliza la planta cada cuatro a seis semanas durante la temporada de crecimiento, que ocurre entre primavera y verano. Lo ideal es usar un fertilizante líquido balanceado, diluido a la mitad de lo indicado, o un abono orgánico, como el humus de lombriz. Sin embargo, en invierno no debes aplicarlo porque la planta está en reposo.

Si notas que esta hierba aromática tiene las hojas amarillas, puede ser producto de exceso de riego, por lo que debes dejar secar la tierra y revisar el drenaje. En caso de plagas, como pulgones, lava con agua y jabón potásico. Si cumples con estos cuidados básicos, solo resta disfrutar de las múltiples bondades de la menta.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.