Las 11 cartas de amor más bonitas en la historia

Pablo Neruda y Emilia Pardo Bazán son autores que escribieron cartas de amor inolvidables. Descubre las más bonitas de todos los tiempos y algunos consejos para redactar las tuyas.
Las 11 cartas de amor más bonitas en la historia
Isbelia Esther Farías López

Revisado y aprobado por la filósofa Isbelia Esther Farías López.

Última actualización: 18 diciembre, 2024

Las cartas de amor han sido, a lo largo de la historia, una de las formas más sinceras y profundas de expresarse. Las palabras escritas a mano tienen el poder de capturar la sensibilidad de una forma única, algo que los mensajes breves o los emoticones no pueden lograr en la actualidad.

Ejemplos son las misivas de Frida Kahlo a Diego Rivera y de Yoko Ono a John Lennon. Estos testimonios de grandes amores muestran cómo las emociones trasladadas al papel pueden vivir a través del tiempo. Si buscas sorprender a tu pareja con escritos de amor famosos o inspirarte para declarar tus propios sentimientos, estas cartas te ayudarán a encontrar las expresiones perfectas.

1. Carta de Ludwig van Beethoven a la Amada inmortal

Entre los papeles que el gran compositor de música clásica dejó al morir, se encuentra esta carta que, aparentemente, nunca envió. Escrita en 1812, se ha convertido en un enigma romántico porque está dirigida a una misteriosa «Amada inmortal», sin una destinataria clara.

Entre las suposiciones de los historiadores, la mujer que inspiró estas frases de amor podría haber sido Antonie Brentano, esposa de un banquero, o Josephine Brunsvik, una noble que mantuvo un romance intenso con Beethoven. Sin embargo, a pesar de las especulaciones, el misterio detrás de su única declaración amorosa conocida sigue sin resolverse.

Aunque aún estoy acostado, mis pensamientos van hacia ti, mi Amada inmortal, por momentos alegres, por momentos tristes, esperando saber si el destino nos escuchará o no. Yo solo puedo vivir totalmente contigo, o no viviré .

Sí, estoy resuelto a vagar tanto tiempo lejos de ti hasta que pueda volar a tus brazos y decir que me siento realmente en casa contigo, y pueda mandar mi alma arropada en ti a la tierra de los espíritus. Sí, desgraciadamente así debe ser.

Tú debes dominarte tanto más cuanto que conoces la fidelidad que profeso. Nadie más podrá jamás poseer mi corazón, nunca, nunca.

¡Oh, Dios! ¿Por qué tiene uno que ser separado de quien tanto ama? Mi vida en Viena es ahora muy desgraciada. Tu amor me hace a la vez el más feliz y el más desgraciado de los hombres. A mi edad yo necesito una vida tranquila y estable. ¿Puede existir eso en nuestra relación? […]

Serénate. Solo a través de la tranquila contemplación de nuestra existencia podremos alcanzar nuestro objetivo de vivir juntos. Ten calma, ámame, hoy, ayer. Qué doloroso anhelo de ti, de ti, tú, mi vida, mi todo, adiós. Continúa amándome, nunca juzgues mal el corazón fiel de tu amado.

Siempre tuyo. Siempre mía. Siempre nuestro. L.



2. Carta de Jean-Paul Sartre a Simone de Beauvoir

El filósofo Jean-Paul Sartre, autor de El ser y la nada, vivió un largo romance con la filósofa feminista Simone de Beauvoir. Si bien su relación no era exclusiva, no se separaron desde que se conocieron en 1929. En ese año fue escrito el siguiente texto, que posee unas hermosas líneas sobre el amor.

A lo largo de sus 51 años juntos, hasta la muerte de Sartre en 1980, nunca se casaron ni convivieron, ya que defendían una relación basada en la libertad y el respeto mutuo. Como él expresaba: «Entre nosotros se trata de un amor necesario, pero conviene que también conozcamos amores contingentes».

[…] Intenta entenderme: te amo mientras presto atención a las cosas externas. En Toulouse simplemente te amé. Hoy te amo en una tarde de verano. Te amo con la ventana abierta. Eres mía, y las cosas son mías, y mi amor altera las cosas a mi alrededor. Y las cosas a mi alrededor alteran mi amor. […]

Te amo con todo mi corazón.

3. Carta de Yoko Ono a John Lennon

En el aniversario número 27 de la muerte de John Lennon, su esposa Yoko Ono le dedicó unas conmovedoras palabras. Reflejan la profundidad de su amor y la conexión que compartieron hasta el último día de vida del músico, en 1980, cuando fue asesinado. A pesar de las controversias, incluida la creencia de que ella influyó en la separación de The Beatles, su vínculo fue inquebrantable.

Te extraño, John. 27 años han pasado y todavía deseo poder regresar en el tiempo hasta aquel verano de 1980.

Recuerdo todo, compartiendo nuestro café matutino, caminando juntos en el parque en un hermoso día y ver tu mano tomando la mía, que me aseguraba que no debía preocuparme de nada porque nuestra vida era buena.

No tenía idea de que la vida estaba a punto de enseñarme la lección más dura de todas. Aprendí el intenso dolor de perder a un ser querido de repente, sin previo aviso, y sin tener el tiempo para un último abrazo y la oportunidad de decir «te amo» por última vez. El dolor y la conmoción de perderte tan de repente están conmigo cada momento de cada día.

Cuando toqué el lado de John en nuestra cama la noche del 8 de diciembre de 1980, me di cuenta de que seguía tibio. Ese momento ha quedado conmigo en los últimos 27 años y seguirá conmigo por siempre.

4. Carta de Paul Éluard a Gala Dalí

Carta de Paul Éluard a Gala Dalí

Gala es conocida por ser la musa y esposa del pintor surrealista Salvador Dalí. Pero, antes de su unión, tuvo una relación con el escritor Paul Éluard, a quien conoció en un sanatorio cuando ella se enfermó de tuberculosis. Ambos eran muy jóvenes y, con una promesa de casamiento en el futuro, su relación comenzó a forjarse en medio de la adversidad. En plena Primera Guerra Mundial, Gala cruzó Europa para reunirse con Éluard y casarse.

Si bien su historia de amor atravesó varias tormentas, incluyendo que Gala se enamoró de Dalí mientras aún estaba casada con Éluard, su conexión emocional perduró durante años. En esta emotiva carta de 1928, se puede percibir el magnetismo que ella generaba en el poeta francés.

Mi amor querido, mi dulce amor.

[…] Solo una cosa deseo: verte, tocarte, besarte, hablarte, admirarte, acariciarte, adorarte, mirarte, te amo, te amo solo a ti, la más bella, y en todas las mujeres solo a ti te encuentro: toda la Mujer, todo mi amor tan grande, tan simple. […]

En cualquier caso, lo cierto es que tu imagen no se separa de mí un instante, que te amo en todo: en todo, también en toda carne, en todo amor. Soy tu marido para siempre,

Paul.

5. Carta de Gustave Flaubert a Louise Colet

El célebre autor de Madame Bovary mantuvo durante diez años una conversación por correspondencia con la poetisa francesa Colet, a quien conoció en un taller de arte. Se dice que su historia lo inspiró para escribir la famosa novela, ya que ella se encontraba atrapada en un matrimonio infeliz, al igual que la protagonista de la obra.

En 1846, le dedicó estas palabras, reflejando tanto su admiración como la melancolía tan característica de su obra:

[…] Me he imaginado tu pobre rostro triste pensando en mí, triste debido a mí. Ayer estaba tan bien, confiado, sereno, alegre como un sol de verano entre dos chaparrones.

Ahí está tu mitón. Huele bien, me parece que aún respiro tu espalda y el suave calor de tu brazo desnudo. ¡Vamos! Ya vuelven a invadirme ideas de voluptuosidad y de caricias, mi corazón brinca al pensar en ti. Deseo todo tu ser, evoco tu recuerdo para que sacie esa necesidad que grita en el fondo de mis entrañas; ¡ojalá estuvieras aquí!

6. Carta de Frida Kahlo a Diego Rivera

La relación entre los famosos pintores mexicanos estuvo marcada por tormento y pasión. A pesar de las infidelidades de ambos (incluida una con la hermana de Frida Kahlo), la imposibilidad de tener hijos y un breve divorcio, no soportaban estar lejos el uno del otro. Escrita en 1939, esta epístola amorosa demuestra el deseo y el amor inquebrantable que los unía.

Diego:

Nada comparable a tus manos, ni nada igual al oro-verde de tus ojos. Mi cuerpo se llena de ti por días y días. Eres el espejo de la noche. La luz violeta del relámpago. La humedad de la Tierra. El hueco de tus axilas es mi refugio. Toda mi alegría es sentir brotar la vida de tu fuente-flor que la mía guarda para llenar todos los caminos de mis nervios que son los tuyos, tus ojos, espadas verdes dentro de mi carne, ondas entre nuestras manos.

Solo tú en el espacio lleno de sonidos. En la sombra y en la luz; tú te llamarás auxocromo, el que capta el color. Yo cromóforo, la que da el color. Tú eres todas las combinaciones de números. La vida. Mi deseo es entender la línea, la forma, el movimiento. Tú llenas y yo recibo. Tu palabra recorre todo el espacio y llega a mis células, que son mis astros, y va a las tuyas, que son mi luz.

Frida.

7. Carta de Victor Hugo a Adèle

Carta de Victor Hugo a Adèle

El escritor romántico Victor Hugo, autor de Los miserables, dedicó una gran serie de misivas a su esposa Adèle. Aunque esta epístola no tiene fecha, se sabe que Hugo le escribió más de 200 cartas románticas durante su cortejo. Habiéndose conocido en la infancia, se casaron en 1822 y tuvieron un matrimonio que duró más de cuarenta años.

Mi adorable y adorada,

Me he estado preguntando si la felicidad no es un sueño. Me parece que lo que siento no es terrenal. Todavía no logro comprender este cielo sin nubes. Toda mi alma es suya. Mi Adèle, ¿por qué no hay otra palabra para esto aparte de «alegría»? ¿Es porque el discurso humano no tiene el poder de expresar tanta felicidad?

Temo que de repente despierte de este sueño divino. ¡Oh! ¡Ahora eres mía! ¡Por fin eres mía! Pronto, en unos meses, tal vez, mi ángel dormirá en mis brazos, despertará en mis brazos, vivirá ahí. ¡Todos tus pensamientos, todo el tiempo, todas tus miradas serán para mí; todos mis pensamientos, todo el tiempo, todas mis miradas serán para ti!

Adiós, mi ángel, mi amada Adéle. ¡Adiós!

Todavía estoy lejos de ti, pero puedo soñar contigo. Pronto, quizás, estarás a mi lado.

Adiós; perdón por el delirio de tu esposo que te abraza y que te adora, tanto en esta vida como en la otra.

8. Carta de Napoleón Bonaparte a Josefina de Beauharnais

Cuando Napoleón conoció a Josefina, él era un general sin fortuna, mientras que ella era viuda con dos hijos y seis años mayor que él. A pesar de ello, cautivó a Napoleón y se casaron en 1796. Apenas dos días después de la boda, el futuro emperador tuvo que partir para liderar el ejército francés en Italia. Más allá de la distancia, no dejó de escribirle, expresando su gran amor y su deseo de estar junto a ella.

No he pasado un día sin amarte, no he pasado una noche sin abrazarte, no he bebido una taza de té sin maldecir el orgullo y la ambición que me fuerzan a permanecer lejos del espíritu que mueve mi vida. En medio de mis deberes, ya esté a la cabeza de mi ejército o inspeccionando el campamento, mi querida Josefina se encuentra en solitario en mi corazón, ocupa mi mente, llena mis pensamientos.

Si me alejo de ti con la velocidad del torrente del Ródano, solo es para volver a verte con mayor rapidez. Si me levanto a trabajar en medio de la noche es porque con ello será posible adelantar en cuestión de días la llegada de mi dulce amor. […]

9. Carta de Pablo Neruda a Matilde Urrutia

Pablo Neruda, uno de los poetas más grandes del siglo XX, encontró en Matilde Urrutia la musa que inspiraría algunos de sus versos más apasionados, incluidos los de Cien sonetos de amor. Su historia comenzó en secreto, ya que él aún mantenía una relación con Delia del Carril.

Después de años de un amor clandestino, Delia descubrió la infidelidad y puso fin a su relación con el poeta. A partir de entonces, Matilde se convirtió en la compañera inseparable del escritor chileno. Las frases de amor de Neruda en esta misiva de 1952 son un reflejo de la adoración que sentía y que perduraría en la historia.

Hoy es sábado 28 y he amanecido sin tus pies. Fue así. Me desperté y toqué al fin de la cama una cosa durita que resultó ser la almohada, pero después de muchas ilusiones mías. […]

Patoja mía, estoy contento, soy como un soldado con su retaguardia segura. No me importa el fuego. No sé si estoy aún con mar o agua de Patoja, todo mi cuerpo está saturado de ti. Eres parte de mí, como la pirinola de su carne, solo que tengo pirinolas tuyas hasta en el alma. Recién me llaman, esta tarde te escribiré de nuevo, acumularé todo el día besos para todo tu cuerpo que es interminable para mí, aunque la vida me la pasaré besándolo, no lo terminaré de besar. […]

Hay algo más importante que tú y que yo, somos tú y yo. Juntos somos lo que la pobre gente no alcanzará jamás, el cielo en la Tierra. Te aprieto a mi corazón, amor mío, con cuerpo, alma y amor. Tuyo. Tu capitán.

10. Carta de Emilia Pardo Bazán a Benito Pérez Galdós

Estos reconocidos escritores españoles mantuvieron una relación que comenzó como una admiración literaria y evolucionó hacia un amor apasionado. Su correspondencia comenzó en 1881, cuando Emilia se dirigía hacia Benito con frases como «ilustre maestro y amigo». Con el paso de los años, se transformó en un vínculo sentimental, como se evidencia en este escrito de 1889.

Miquiño mío del alma. […] Mi compañerito, querido, tú bien sabes —porque lo sabes todo— que yo tengo que quererte mucho, no por haberme ido contigo por esos mundos de Dios, sino por haber sido tan feliz durante la escapatoria. […]

Ven, no se me ocurre otra cosa. Ven a tomar posesión de estos aposentos escultóricos. Aquí está una buitra esperando por su pájaro bobo, por su mochuelo. […] Hay en mí una vida tal afectiva y física, que puedo sin mentir decir que soy toda tuya: toda, me has reconquistado de muchas maneras y más que nada porque nunca me habías perdido; porque te quise ayer y te querré mañana; y quién sabe si mañana te querré de tal manera que no tengas queja alguna de mí, que ninguna espinita se te clave en el alma, y ¿que pasemos juntos los últimos días de la vida amorosa? […]

11. Carta de Sigmund Freud a Martha Bernays

Carta de Sigmund Freud a Martha Bernays

Si hay algo que se observa en las epístolas de Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, es su contraste con respecto a la seriedad de sus textos académicos. En las misivas dedicadas a Martha Bernays, se revela el lado tierno del influyente pensador.

Martha fue su único y real amor, y la destinataria de más de 1 500 escritos románticos. Después de cuatro años de noviazgo, ambos se casaron y tuvieron seis hijos. Este escrito en particular corresponde al primer año de una relación que duraría toda la vida, en 1882.

Mi preciosa y amada niña:

Sabía que hasta que no te hubieses ido no podría darme cuenta realmente de toda mi felicidad vivida y también, ¡ay!, de todo lo perdido. No consigo aún tener una idea clara de lo nuestro, y si no tuviera delante mío esa hermosa cajita y tu retrato, temería que todo pudo haber sido solamente un dulce sueño del que no me gustaría despertar. […]

Martha, mi dulce niña, de ti todos hablan con admiración, y a pesar de toda mi resistencia cautivaste mi corazón en nuestro primer encuentro. Es mía, mía la muchacha a quien temía cortejar y que llegó hacia mí con confianza, reforzando la fe en mi propio valor y me dio nuevas esperanzas y fuerzas para trabajar cuando más lo necesitaba. […]

Mi querida y pequeña novia, si alguna vez dudé ante la posibilidad de unirnos para toda la vida, hoy no te dejaría separarte de mi lado aunque cayera sobre mí la mayor maldición y tuviese que cargar su peso sobre mis espaldas. […]

Adiós, y no te olvides del desdichado al que hiciste tan increíblemente feliz. Tuyo,

Sigmund.



Consejos para escribir la mejor carta de amor

Lo que hace que los anteriores textos sean tan poderosos es la autenticidad de sus palabras. Teniendo eso en cuenta, si planeas escribir una nota romántica que deje una huella imborrable en la persona que amas, sigue estos consejos:

  • Usa tu propio estilo: No es necesario que seas pretencioso o formal. Usa palabras que suenen naturales para que la escritura refleje quién eres.
  • Cierra con una frase significativa: Terminar el discurso con un «Con todo mi amor» o «Por siempre tuyo» y tu firma es un punto final necesario para reforzar lo que sientes.
  • Piensa en el futuro: No te limites a escribir lo que sientes en la actualidad. También habla sobre lo que te gustaría vivir juntos en el futuro, tus sueños y qué esperas de la relación.
  • Sé honesto: En lugar de buscar palabras poéticas o de escribir algo perfecto, intenta hablar con honestidad, transmitir lo que de verdad sientes por esa persona y deja de lado tus miedos: la idea es mostrarse vulnerable.
  • Recuerda momentos especiales: Pensar en situaciones bonitas que hayan pasado juntos puede aflorar los sentimientos que tienes. Además, puedes incluir una referencia a esos momentos, para darle un toque personal.
  • Incluye detalles personales: Para que el texto sea único, menciona aspectos que sean particulares de esa persona, ya sea algún rasgo físico que te encante, un gesto que repita con frecuencia, una destreza que la caracterice, o lo que te guste.

Trazos que perduran a través del tiempo

Las cartas de amor invitan a reflexionar sobre cómo las palabras, elegidas de forma cuidadosa, pueden conectar a las personas a través del tiempo. Al leer cualquiera de las anteriores misivas, es difícil no emocionarse o sentirse aludido por alguna de sus oraciones.

En un mundo que, a menudo, prioriza la inmediatez de los mensajes digitales, escribir una correspondencia romántica es una práctica que permite reflexionar sobre los propios sentimientos y ofrecer una parte de uno mismo que resulta más tangible. Anímate a retomar esa tradición y plasmar mensajes que duren para siempre, dirigidos hacia una persona especial.


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