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Angioma: qué es, cuáles son sus síntomas y cómo se trata

4 minutos
Las complicaciones relacionadas con los vasos sanguíneos pueden ser bastante comunes y, en la mayoría de las ocasiones, de carácter benigno.
Angioma: qué es, cuáles son sus síntomas y cómo se trata
Maricela Jiménez López

Escrito y verificado por la médico Maricela Jiménez López

Última actualización: 12 julio, 2023

Un angioma o hemangioma es un tumor benigno formado a partir de las células de los vasos sanguíneos. Los más comunes se encuentran a nivel superficial, formando manchas en la piel.

Sin embargo, los angiomas se pueden desarrollar a partir de cualquier vaso sanguíneo y formar una masa. La mayoría de ellos aparecen en la cara y en el cuello.

¿Qué es un angioma?

Los vasos sanguíneos están formados por varias capas que forman una luz por la que circula la sangre. Hay distintos tipos de vasos en función de su tamaño y longitud. Las arterias se van dividiendo dando vasos más finos que se llaman arteriolas. A su vez, la división de las arteriolas forma los capilares.

Los angiomas cutáneos, que son los más frecuentes, se desarrollan a partir de capilares. Estos vasos son muy finos y son los que llegan a las capas más superficiales de la piel, por eso son visibles.

Suelen estar presentes desde el nacimiento o formarse durante el primer año de vida. No se conoce exactamente el mecanismo por el que se producen, se cree que es una alteración en la formación de los vasos sanguíneos. Estos proliferan de forma anómala formando unas manchas rojizas que vamos a explicar a continuación.

En el caso de los angiomas que afectan a órganos internos pueden implicar a arteriolas o vasos de más calibre. Se altera la formación y renovación de vasos sanguíneos y se forma una masa. En este caso suelen aparecer en la edad adulta. Aunque no son malignos, si tienen un tamaño considerable, puede alterar la función del órgano.

Clínica de un angioma

Los angiomas cutáneos no producen síntomas. Se ven como manchas rojizas localizadas en cualquier parte del cuerpo. Son más frecuentes en la cara, los genitales y el ano. En función de los vasos que afecte puede ser más o menos superficial.

Existen muchos tipos de angiomas cutáneos dependiendo de su forma y localización. Pueden ser desde manchas grandes y de color rojo intenso a placas de pequeño tamaño, de estructura arboriforme y color azulado.

La forma infantil presente desde el nacimiento suele crecer durante los primeros meses de vida. Al llegar al año pueden estabilizarse y, a veces, desaparecen.

Los angiomas que afectan a vasos de los órganos pueden interferir con la normal función del órgano afectado. En estos casos, puede estar indicada la extirpación quirúrgica.

Tipos de angiomas

Existen, principalmente, 4 tipos de angiomas:

  • Senil: es de color rojo brillante y suele presentarse habitualmente en el tronco. Es común en mayores de 45 años.
  • En araña: tiene un punto rojo central elevado a partir del cual irradian pequeños vasos sanguíneos de color violeta. Es más común en mujeres.
  • Cavernoso: los vasos sanguíneos que lo forman están más profundos en la piel y le dan un tono azulado. En general, no superan los 6 centímetros.
  • Fresa: están elevados sobre la piel y miden entre 2 y 5 centímetros de diámetro. Pueden crecer durante los primeros meses de vida del bebé y, posteriormente, disminuir.

Complicaciones de los angiomas

Aunque son entidades benignas que no tienen por qué conllevar patología, pueden surgir complicaciones. Las principales son:

  • Ulceración: es la complicación más frecuente, aparece hasta en un 10 % de los angiomas. Se forma una herida abierta en el angioma que produce dolor y puede sangrar. Además, la curación puede dejar cicatrices.
  • Infección: ocurre en algunos angiomas cutáneos, principalmente por la bacteria S. pyogenes. 
  • Problemas estéticos: en ocasiones la localización o el tamaño del tumor puede interferir con la comodidad del sujeto. Ocurre principalmente en los angiomas localizados en zonas visibles, como en la cara o los brazos.
  • Complicaciones asociadas a la localización: en función del lugar donde se forma el angioma puede interferir en distintas funciones. Son muy variadas, desde afectación visual si están cerca del ojo e intervienen con la visión; hasta complicaciones neurológicas si se encuentran en el sistema nervioso.

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Diagnóstico y tratamiento de un angioma

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Los angiomas cutáneos pueden diagnosticarse con la inspección y palpación de las lesiones. En cambio, los angiomas profundos necesitan pruebas de imagen como el TAC o la resonancia magnética.

Si existen dudas puede ser necesaria una biopsia, es decir, extraer una parte de la lesión para posteriormente analizarlo al microscopio. Esta prueba da el diagnóstico de confirmación al permitir observar las células de los vasos sanguíneas formando una masa.

El tratamiento de los angiomas cutáneos depende de la repercusión estética y las posibles complicaciones. Puede hacerse un tratamiento conservador vigilando la evolución, ya que, como hemos dicho, a veces desaparecen. Además, aunque no desaparezcan, las lesiones suelen estabilizarse y no siguen creciendo.

Si el angioma aumenta de tamaño o presenta alguna complicación, puede indicarse la necesidad de tratamiento. Las opciones son varias, desde la toma de corticoides hasta la aplicación de láser para eliminarlo. Se elegirá una u otra terapia en función de la edad del paciente, la localización y las características de la lesión.

Los angiomas profundos también deben vigilarse, y si alteran la función del órgano está indicada su extirpación mediante cirugía.


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