Biopsia de tiroides: todo lo que debes saber

La biopsia de tiroides es una prueba que ayuda a descartar y diagnosticar los diferentes tipos de cánceres que pueden producirse en esta glándula. Te explicamos en qué consiste y cómo se realiza.
Biopsia de tiroides: todo lo que debes saber
Leonardo Biolatto

Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto.

Escrito por Leonardo Biolatto

Última actualización: 06 julio, 2023

La biopsia de tiroides es un procedimiento que se utiliza de forma muy frecuente en la actualidad. Permite extraer muestras de la glándula y analizarlas en el laboratorio. Así se pueden diagnosticar o descartar numerosas enfermedades, como el cáncer.

Existen diferentes métodos para realizar la biopsia. El más utilizado es por aspiración con aguja fina, aunque hay otros que ayudan cuando no se ha conseguido un diagnóstico claro.

Gracias a la biopsia de tiroides se puede establecer un tratamiento específico en función de la patología. Por ello, en este artículo te explicamos todo lo que debes saber sobre este examen, cómo se realiza y para qué sirve.

¿En qué consiste una biopsia de tiroides?

La biopsia de tiroides es un procedimiento que sirve para diagnosticar diferentes patologías que afecten a esta glándula. La tiroides es un órgano que se encuentra en la parte anterior del cuello, delante de la tráquea. Se encarga de producir hormonas que tienen un papel fundamental en el control del metabolismo.

La biopsia de tiroides consiste en extraer una muestra del tejido de dicha glándula. Esta muestra se examina en el laboratorio, analizándola bajo el microscopio.

Como hemos señalado en la introducción, existen diferentes formas de realizarla. La más frecuente es la biopsia por aspiración con aguja fina. En estos casos, lo habitual es que se haga de forma ambulatoria y empleando solo anestesia local.

No obstante, otras técnicas sí requieren anestesia general y son algo más complejas. La idea es obtener parte del tejido de nódulos que hayan aparecido. De forma general, se toman muestras de aquellos que pueden ser palpados a través de la piel.

Tal y como expresa una publicación de RadiologyInfo, los nódulos de los que se obtiene la muestra suelen ser algo mayores a 1 centímetro. Para poder realizar esta prueba de forma más segura o concreta, se hace de forma simultánea una ecografía. Gracias a ella es más fácil localizar la posición exacta de los nódulos, sobre todo si son pequeños.

Nódulo de tiroides.
Los nódulos de tiroides son una indicación frecuente para realizar una biopsia y descartar malignidad.

Tipos de biopsia de tiroides

La biopsia de tiroides se puede realizar de diferentes formas. De manera general, se dividen en dos tipos: por punción y abierta. En los siguientes apartados te explicamos en qué consiste cada una.

1. Biopsia por punción

La biopsia por punción es aquella que se realiza con agujas de diferente calibre. Dentro de este grupo encontramos la biopsia por aspiración con aguja fina. Es la más empleada. Según explican los especialistas de la Clínica Mayo, se emplea una aguja delgada y hueca que permite extraer las células.

Se suele combinar con una ecografía simultánea para dirigir la aguja hacia el punto concreto. Esta técnica se realiza en el hospital o en la propia consulta. Dura unos 10 minutos y no necesita anestesia general, ya que es una prueba poco invasiva.

Para realizarla, el paciente debe colocarse tumbado boca arriba, con el cuello extendido. Es fundamental que se mantenga quieto y callado durante el proceso, ya que cualquier movimiento puede interferir en la dirección de la aguja.

La biopsia por punción también se puede hacer con una aguja gruesa. Permite extraer muestras del tamaño de un grano de arroz. Es importante que se obtengan muestras de los diferentes nódulos que haya en la glándula.

Una vez finalizado el proceso se limpia la zona y se coloca una venda en los puntos en que se introdujo la aguja. Es normal que después haya una ligera molestia en la zona.

2. Biopsia abierta

La biopsia de tiroides también se puede realizar mediante cirugía. En estos casos recibe el nombre de biopsia abierta. Consiste en hacer un pequeño corte en el cuello y extirpar el nódulo o tomar una muestra más pequeña para enviarla al laboratorio.

En algunos casos se llega a extirpar gran parte de la glándula. Esta técnica se indica cuando la biopsia por punción no ha dado un diagnóstico certero.

Para esta cirugía sí se requiere anestesia general y debe ser concretada en el quirófano. Es menos empleada porque presenta más riesgos. Por ejemplo, aumenta la posibilidad de infección, de sangrado y de problemas de cicatrización.

¿Por qué se realiza una biopsia de tiroides?

La biopsia de tiroides se realiza para determinar la causa de un nódulo (bulto) que aparezca en la glándula. La mayoría se detectan de forma previa mediante una exploración física. También puede ser que se hayan observado mediante una ecografía o una gammagrafía.

Gracias a esta prueba se observan cómo son las células que forman el nódulo. Así se permite comprobar si hay malignidad y si se trata de un cáncer o no.

La biopsia tiroidea también se emplea para estudiar ciertos casos de bocio. El bocio es el aumento del tamaño de la tiroides.

Cómo prepararse para este procedimiento

Antes de realizar una biopsia de tiroides es fundamental que el médico conozca la historia clínica del paciente. Debe saber si toma algún medicamento o si presenta alguna otra patología. También es necesaria una exploración previa para localizar los nódulos.

Lo habitual es que se realicen ciertas pruebas complementarias antes de la biopsia. Por ejemplo, un análisis de sangre y una ecografía.

Para la biopsia por punción no hay que realizar ninguna preparación específica. Como se trata de una prueba ambulatoria y sin anestesia general no es necesario hacer ayuno previo.

Si la biopsia de tiroides es abierta, sí se empleará anestesia general. Al tratarse de una intervención más compleja se darán indicaciones concretas al paciente. En este caso no se deberá comer ni beber antes del procedimiento. Además, será necesario mantenerse en reposo durante las horas posteriores.

Posibles resultados de la biopsia de tiroides

Análisis microscópico de biopsia de tiroides.
El análisis de anatomía patológica de la muestra de biopsia permite determinar la malignidad de las células.

La biopsia de tiroides ofrece mucha información sobre el estado de la glándula. Cuando se analiza la muestra en el laboratorio se realiza un informe extenso que describe diferentes parámetros.

En primer lugar, se explica cómo es el color, la consistencia y la apariencia general. Después se procede a describir las células que la componen, tanto en número como en morfología. De esta manera, tal y como explica la American Thyroid Association, los resultados de la biopsia de tiroides pueden ser los siguientes:

  • Benigno: la mayoría de las biopsias ofrecen este resultado. Son nódulos que están formados por células diferenciadas, sin atipias. Se suele realizar un seguimiento periódico en los meses posteriores y no es necesario intervenir.
  • Sospechoso de malignidad: este tipo de resultados significan que hay ciertas características que orientan hacia un diagnóstico de malignidad, pero que no son concluyentes.
  • Malignidad: es cuando en la muestra se observan células cancerígenas. El cáncer más frecuente de tiroides es el papilar. El tratamiento suele ser la cirugía.
  • Atipia de significado indeterminado: es similar a la categoría de sospechoso de malignidad. No obstante, aunque se observan rasgos preocupantes, también hay características que orientan hacia algo benigno. Lo ideal es repetir la biopsia si hay dudas.
  • No diagnóstica: es aquella en la que no se han conseguido suficientes células como para establecer un diagnóstico certero.

La biopsia es una prueba fundamental para el cáncer

Lo que debemos recordar es que, en la actualidad, la biopsia de tiroides es la prueba básica para poder diagnosticar el cáncer de la glándula. De hecho, no solo pone de manifiesto la presencia de la malignidad, sino que permite identificar el tipo específico de tumor.

De esta manera, posibilita establecer un protocolo de tratamiento adecuado en función de la patología. Además, es una prueba que se suele realizar de forma ambulatoria y que tiene poco riesgo de complicaciones.


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