Carcinoma de células escamosas: causas, síntomas y tratamientos

El carcinoma de células escamosas es el segundo tipo de cáncer de piel más frecuente. Aunque no suele ser mortal, puede ser muy grave.
Carcinoma de células escamosas: causas, síntomas y tratamientos
Leonardo Biolatto

Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto.

Escrito por Leonardo Biolatto

Última actualización: 31 mayo, 2023

El carcinoma de células escamosas es un tipo de cáncer que afecta a la piel. En realidad, las células escamosas se encuentran en numerosos tejidos del cuerpo, más allá del cutáneo. Por ejemplo, en los pulmones o la garganta.

Sin embargo, en este artículo nos vamos a referir al carcinoma de células escamosas de la piel. Es un tipo de neoplasia maligna que tiende a crecer lentamente, pero que puede profundizar e invadir otras estructuras.

En la mayoría de los casos se produce en relación con la exposición solar. Esto implica que sea posible su prevención.

¿Qué es el carcinoma de células escamosas?

El carcinoma de células escamosas (o carcinoma cutáneo de células escamosas) es la segunda forma más frecuente de cáncer de piel. Así lo explica un artículo de Skin Cancer Foundation. Se forma a partir de las células escamosas que forman parte de la capa media y externa de la piel.

Estas células son aplanadas y se encuentran en continua renovación. De este modo, las células muertas se desprenden de la piel mientras se forman nuevas. El carcinoma tiene lugar cuando estas células comienzan a proliferar de forma descontrolada.

El problema es que tienen potencial maligno y pueden invadir otras estructuras. En la mayoría de los casos, este cáncer no es mortal. No obstante, puede dañar tejidos cercanos o metastatizar.

Algunos estudios estiman que la incidencia de cáncer de células escamosas en España es de 38,16 casos por cada 100 000 habitantes. Otras formas frecuentes de cáncer de piel incluyen el carcinoma basocelular y el melanoma.

Síntomas del carcinoma de células escamosas

El carcinoma de células escamosas es una enfermedad de la piel
En ocasiones, los síntomas del carcinoma de células escamosas pueden ser variados y difíciles de identificar.

En el caso del carcinoma cutáneo, tal y como explican los especialistas de la Clínica Mayo, la lesión aparece en zonas expuestas al sol. Por ejemplo, los labios, la cara o el cuero cabelludo. Puede ser una llaga plana con una especie de costra en la superficie o un nódulo enrojecido y firme.

Además, también puede presentarse en forma de una úlcera que no sana o una zona elevada en una cicatriz. En la boca puede parecer un parche áspero o una llaga rojiza.

Estudios afirman que la evolución de las lesiones del piel varía desde meses hasta años, con un crecimiento lento y progresivo que invade poco a poco el tejido sano.

¿Qué lo puede causar?

Gran parte de los carcinomas escamosos cutáneos están relacionados con la exposición solar. En realidad, se relacionan con la radiación ultravioleta (UV). Por eso también son más frecuentes en personas que usan lámparas de bronceado o camas solares.

Según explica un artículo de la American Academy of Dermathology Association, la mayoría de las personas afectadas tienen piel clara. Además, tienen antecedentes de no proteger su piel con ropa ni productos para tal fin.

No obstante, hay otros casos de carcinoma de células escamosas que aparecen en zonas de la piel que no suelen estar expuestas al sol. Por eso se apunta a la existencia de otros factores que influyen en su desarrollo. Por ejemplo, enfermedades inmunitarias.

Factores de riesgo

Tener la piel clara aumenta el riesgo de sufrir este cáncer. Además, las personas con ojos y pelo claros o con muchas pecas suelen ser más proclives a padecerlo. Sobre todo si tienen tendencia a sufrir quemaduras con el sol.

De hecho, haber tenido muchas quemaduras solares en la niñez parece que aumenta de forma notable el riesgo. Lo mismo ocurre si ha habido otras lesiones precancerosas en la piel. Por ejemplo, las manchas de la edad y las queratosis actínicas.

Investigaciones estiman que este tipo de cáncer de piel es 2 a 3 veces más común en hombres y aparece la mayoría de las veces en personas mayores de 50 años. Otros factores de riesgo incluyen las infecciones y la inflamación crónica de la piel.

La xerodermia pigmentosa es una enfermedad rara que también incrementa la probabilidad del carcinoma. Es una patología que provoca una sensibilidad extrema a la luz solar. Por eso el daño producido en la piel es más grave.

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico del carcinoma de células escamosas requiere una exploración física exhaustiva. Lo ideal es que sea un dermatólogo el que examine la lesión. Además, el médico debe conocer todos los antecedentes del paciente.

No obstante, se requieren pruebas complementarias para alcanzar el diagnóstico certero. La biopsia de piel es la más útil. Consiste en extraer parte o la totalidad de la lesión para examinarla en el laboratorio.

A partir de los datos de la biopsia es posible identificar y clasificar el cáncer de células escamosas. El nuevo sistema de clasificación del American Joint Committee on Cancer toma en cuenta el tamaño del tumor, la invasión de estructuras profundas, la diseminación a ganglios linfáticos y la metastasis a otros órganos.

Tratamientos disponibles para el carcinoma de células escamosas

El tratamiento del carcinoma de células escamosas es variable. Depende del tamaño del tumor, de su localización o si invade alguna estructura.

Tratamiento si el carcinoma es de pequeño tamaño

Gran parte de los casos de carcinoma de células escamosas se diagnostican en las primeras etapas. Esto permite extirparlos con métodos poco invasivos y locales. En especial si el tumor tiene escasa o nula diseminación.

Una de las terapias más empleadas es el láser. Es útil cuando la lesión es muy superficial. Permite evitar el daño al tejido alrededor y deja muy pocas cicatrices.

Otra de las técnicas más sencillas es la ablación con nitrógeno líquido. También recibe el nombre de criocirugía. Es una técnica simple que se puede incluso realizar en la consulta del dermatólogo.

La terapia fotodinámica parece ser de utilidad en estos casos. Por otra parte, el tratamiento de curetaje y la electrodesecación permiten extirpar y sellar la base del tumor.

Tratamientos para tumores de mayor tamaño

Cuando el carcinoma de células escamosas es más extenso o profundo es necesario recurrir a medidas más invasivas. La cirugía es el abordaje más empleado. Consiste en extirpar la piel lesionada, asegurándose de dejar márgenes libres de tumor.

Sin embargo, en la actualidad hay otras alternativas. Una de ellas es la cirugía de Mohs. Es un procedimiento que permite extirpar el tejido canceroso de forma muy concreta, como en capas. A la vez, se envían muestras al laboratorio para comprobar si se ha alcanzado el tejido libre de tumor.

La radioterapia también se emplea con frecuencia. Sobre todo en los casos en los que se cree que hay un riesgo alto de recidiva.

Radioterapia para el cáncer de piel.
La radioterapia para el cáncer de piel se reserva a los pacientes con tendencia a recidivar.

Tratamiento del carcinoma de células escamosas diseminado

Cuando hablamos de diseminación hacemos referencia a que el tumor se ha extendido a otras zonas del cuerpo, más allá de la piel. En estos casos, las técnicas quirúrgicas limitadas no son curativas.

Por eso se necesitan tratamientos sistémicos. Una de las modalidades terapéuticas es la quimioterapia. Hoy en día también se pueden emplear fármacos que se dirigen de forma específica contra el tumor.

¿Se puede prevenir?

El carcinoma de células escamosas suele estar relacionado con la radiación ultravioleta. Por eso hay muchas formas que pueden ayudar a prevenir su aparición.

Lo ideal es mantener la piel protegida del sol, sobre todo en las horas más calurosas del día. En los momentos en los que haya exposición, siempre hay que utilizar protector solar. De hecho, se recomienda durante todo el año, independientemente de la estación.

Además, las camas solares deberían evitarse. Otro de los pilares básicos de la prevención es examinarse con frecuencia la piel. Sobre todo si se tienen factores de riesgo, como la piel clara.

Lo más importante es acudir siempre a un especialista ante cualquier lesión anómala. Las heridas, llagas o úlceras que no se curan deben ser examinadas. Lo mismo sucede con los nódulos rojizos o las verrugas.


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