Consecuencias del alcohol sobre la salud dental

¿Cuánto alcohol es demasiado para tus dientes? Así como en el resto del cuerpo, esta sustancia también afecta la salud dental. Te lo explicamos.
Consecuencias del alcohol sobre la salud dental
Vanesa Evangelina Buffa

Escrito y verificado por la odontóloga Vanesa Evangelina Buffa.

Última actualización: 06 julio, 2023

El alcohol es la segunda droga más consumida en varios países y sus consecuencias no son más que nocivas para la salud dental. Esto quiere decir que debemos prestar atención no solo al alcoholismo como tal, sino también al uso recreativo que excede los límites seguros.

Al tratarse de una sustancia tan normalizada, no es infrecuente que su uso en ámbitos recreativos esté aceptado por casi toda la sociedad. Lo que pocos conocen es que, pasado el tiempo, el alcohol incide sobre la salud dental.

El cáncer oral, las caries, la enfermedad periodontal, el liquen plano oral, la halitosis, el desgaste de las superficies y los cambios de coloración son solo algunos trastornos vinculados al alcoholismo. Pero no debemos olvidarnos tampoco de los traumatismos máxilo-faciales.

¿Cuánto alcohol es peligroso para la salud dental?

La cantidad de alcohol que se puede beber en un día o en una semana para mantenerse dentro de límites aceptables es una gran discusión científica. Hay quienes apelan a la abstinencia completa, pues consideran que esta droga es nociva hasta en mínimas dosis.

De todas maneras, según los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC), el límite seguro está en 1 bebida al día para las mujeres y hasta 2 para los varones. No opina igual la institución Chief Medical Officers del Reino Unido, que establece que tanto varones como mujeres deben estar en el mismo límite de seguridad.

¿Y cuál es este límite real? Para eso se han desarrollado las medidas de unidades. Una unidad de alcohol corresponde a 10 mililitros de la sustancia pura o a 8 gramos de la misma. Por ejemplo:

  • Una copa regular de vino tiene más de 2 unidades.
  • Una botella de vino tiene 10 unidades.
  • Una pinta de cerveza posee las mismas unidades que la copa regular de vino.

El consejo es no superar las 14 unidades de alcohol por semana para estar dentro de rangos aceptables. Aunque se entiende que hasta 1 sola unidad es suficiente para dañar en cierta medida. Las embarazadas, por supuesto, tienen indicación de 0 unidades.

Cuando se superan las 14 unidades por semana hay riesgo moderado de daños al cuerpo por el alcohol, tanto en la salud dental como en el resto de los órganos. Si se superan las 35 unidades semanales, entonces estamos ante un cuadro de adicción con consecuencias muy serias, al punto de poner en riesgo la vida a través de diversos mecanismos.

Relación del alcohol con las enfermedades bucales

Ya sabemos cuánto alcohol es dañino para la salud dental y admitimos que cualquier cantidad es suficiente para generar enfermedades. Una persona adicta a la sustancia estará en riesgo mayor, pero el uso social y recreativo no exime de sufrir consecuencias en la boca.

Como veremos en este listado, desde patologías graves como el cáncer oral hasta el mal aliento, que podría considerarse un trastorno que no pone en riesgo la vida, el alcohol encierra mayor o menor peligro. Repasemos, entonces, qué enfermedades bucales se presentan con más frecuencia en los consumidores.

Alcoholismo.
El alcoholismo es una situación de extrema gravedad que no puede abordarse de manera superficial y necesita una terapéutica multidisciplinaria.

Cáncer oral

El cáncer oral es una de las tantas patologías oncológicas que tienen como factor de riesgo al alcohol. Aquí también podemos mencionar al cáncer de hígado y de colon, por ejemplo.

Los datos estipulan que hasta un tercio de los cánceres de la cavidad oral y faríngea se relacionan al alcoholismo. O sea que las personas que exceden los límites de unidades consideradas de bajo riesgo, incrementan su posibilidad de ser pacientes oncológicos.

El por qué sucede esto tiene que ver con la agresión de la sustancia sobre las mucosas de la boca. Si bien no está del todo claro por qué el alcohol maligniza a las células, se lo compara con el efecto del cigarrillo.

Tanto el tabaco como el alcohol incrementan los radicales libres presentes en los tejidos. Estas especies reactivas de oxígeno son capaces de bloquear los mecanismos que tienen las células para cicatrizar y limitar su crecimiento. Sin esa barrera de control, el crecimiento descontrolado origina un tumor.

Se consideran lesiones sospechosas de cáncer aquellas que consisten en lo siguiente:

  • Aftas o úlceras en la mucosa de la boca que no sanan por completo tras haber pasado una semana. Es decir, que se vuelven crónicas.
  • La aparición de un bulto en la cavidad oral que no se explica por otra patología habitual.
  • Las manchas en las mucosas que crecen con el tiempo o que no desaparecen.

Caries

Se ha encontrado que los alcohólicos tienen más caries que el resto de la población. No está claro por qué. Aunque parece que hay una relación directa, lo cierto es que muchos factores son concomitantes en la vida de una persona adicta para favorecer problemas en la boca. La mala alimentación y la falta de higiene dental, así como la deshidratación, son características que aumentan las posibilidades.

Una de las explicaciones es que el alcohol reduce la producción de saliva por parte de las glándulas salivales. A su vez, el pH de la saliva disminuye.

Si a esto sumamos las mezclas que algunos consumidores hacen de bebidas blancas con otras carbonatadas o energéticas azucaradas, tenemos el sustrato para las caries. El azúcar añadido es un claro factor de riesgo para cualquier persona.

El alcohol también tiene la capacidad de aumentar la adhesión de las bacterias a los dientes y modificar la microbiota oral. Este ecosistema que tenemos es muy susceptible a las agresiones. Sabemos que todo el tubo digestivo depende en su proceso salud-enfermedad de la correcta convivencia de los microorganismos con el ser humano. La boca no es la excepción.

Enfermedad periodontal

Se llama enfermedad periodontal a la patología que afecta a los tejidos de sostén de las piezas dentarias. La evidencia científica es clara al asociar el consumo de alcohol con este problema.

Nuevamente, como sucede con las caries, su supone que en los alcohólicos con alto consumo hay otros factores que inciden, como la mala higiene dental. De todas maneras, el sangrado de las encías o gingivitis es más frecuente en aquellos que toman más unidades semanales de alcohol, aunque las mismas no superen los límites considerados seguros.

El mecanismo que explica la asociación es complejo. Se supone que el alcohol es capaz de modificar la respuesta inmunitaria de todo el cuerpo. O sea, lo debilita y reduce su posibilidad de respuesta a los agentes externos microbianos. Del mismo modo, la cicatrización es más lenta.

La periodontitis podría aparecer por la menor capacidad de reaccionar ante las bacterias que se van alojando en los huecos o bolsillos alrededor de los dientes. Con el tiempo, la enfermedad periodontal se instaura y la pérdida de elementos dentarios es difícil de detener.


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Liquen plano oral

El liquen plano oral es una inflamación de la mucosa de la boca que tiene una frecuencia menor al 2 % en la población general. Aunque no está clara su etiología, como sucede con otras varias patologías, el alcohol es identificado como un factor de riesgo.

En teoría, este liquen es autoinmune. El cuerpo mismo ataca a la mucosa y genera las lesiones. Esto se iniciaría con una agresión mecánica (como una lastimadura), química (como el alcohol) o biológica (placa bacteriana).

A veces se visualiza blanco y otras veces rojo. Tampoco es infrecuente que sobre la lesión se desarrolle una sobreinfección bacteriana que complica la evolución.

Puede causar dolor, ardor y molestias en la boca. El tratamiento sintomático es relativamente simple, con el uso de corticoides locales u orales. De todas maneras, pueden requerirse algunos medicamentos por vía sistémica si hay una agudización con muchos síntomas. Y se debe controlar con regularidad por su asociación con el cáncer bucal.

Halitosis

La halitosis es el mal aliento que una persona puede percibir sobre sí misma. Cuando lo percibe un tercero se estipula que el síntoma es objetivo, pero no deja de ser algo difícil de establecer como signo.

El alcohol y el tabaco son dos sustancias culpables de la halitosis. Muchas veces se incluye este síntoma dentro de los parámetros clínicos para sospechar alcoholismo en una persona. Aunque como bien dijimos, solo es un indicativo. Hay otras causas de halitosis que son orgánicas y responden a enfermedades sistémicas.

El por qué del mal aliento por alcohol está en una combinación de factores, más allá del aroma propio de la bebida. Ya dijimos que el consumo de la sustancia reduce la producción de saliva, por lo que la boca no cuenta con ese mecanismo de autolimpieza, por ejemplo.

En estos casos puntuales, el tratamiento será la suspensión del consumo. De todas maneras, suena más simple decirlo que concretarlo. El abordaje de las adicciones es multidisciplinario. En un consumo leve, quizás sea más fácil el planteo de la sustitución de las bebidas.

La halitosis por consumo de alcohol sucede por la bebida en sí y por la reducción en la cantidad de saliva.

Desgaste y cambio de coloración

Entre las consecuencias estéticas del alcohol en la salud dental tenemos la tinción de los elementos. De todas maneras, esto no sucede con todas las bebidas.

En teoría, el vino tinto es el principal manchador de los dientes, aunque en una medida mucho menor que el tabaco, por ejemplo. Esto se explica por las sustancias cromógenas de la bebida que se adhieren a las dentaduras con mayor cantidad de placa bacteriana.

Por otro lado, el desgaste del esmalte está bien documentado ante el consumo de bebidas carbonatadas, pero hay menos evidencia respecto al alcohol y este efecto. De todas maneras, algunos indicios dan cuenta de que la acidez que se genera en la boca por la baja del pH favorece la pérdida de tejido en los dientes.

El desgaste del esmalte acarrea otras consecuencias. A la larga, los pacientes con este problema tienen más prevalencia de caries.

Traumatismos máxilo-faciales

El alcoholismo es un problema social. El consumo desmedido que altera los reflejos favorece el aumento de los accidentes de carretera. También las riñas se incrementan entre grupos poblacionales que tienen alto consumo de alcohol.

En estos contextos, los traumas maxilares y faciales afectan a la salud dental. Aunque de manera indirecta, es otro efecto que hay que considerar y que supone una gran carga para los sistemas de salud.

Hasta casi la mitad de los traumas faciales registrados en la vía pública involucran el consumo desmedido de alcohol de parte de alguno de los participantes. Y si hablamos de traumatismos en el rostro, entonces estamos ante el riesgo de rotura y pérdida completa de las piezas dentarias.

¿Cuál es el rol del odontólogo frente a las consecuencias del alcohol en la salud dental?

Las consecuencias del alcohol en la salud dental denotan, para el profesional, que hay que actuar. Aunque parezca que el odontólogo no posee injerencia en una adicción de este tipo, lo cierto es que sí la tiene.

Los análisis científicos que se han realizado al respecto dan cuenta de que un breve consejo en la consulta, sugiriendo dejar de tomar alcohol, puede ser suficiente. No hace falta extenderse mucho, pero sí hacerlo notar para que el paciente se enfrente a la realidad.

El odontólogo tiene el privilegio de comunicarse con personas que consumen demasiado alcohol antes que los médicos. Pues a veces las consultas por problemas en la boca anteceden a otras intervenciones.

De todas maneras, la responsabilidad última es tuya. Si tras leer este artículo te parece que consumes más unidades que el límite sugerido o notas modificaciones de salud que podrían corresponderse al abuso de alcohol, busca ayuda profesional.

En los profesionales sanitarios encontrarás contención y podrán guiarte para reducir tu consumo. Así tendrás menos consecuencias indeseables en tu salud dental por culpa del alcohol.


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