Cómo decirle a un niño que su hermano murió

Tener que decirle a un niño que su hermano murió es un momento muy duro. Pero como adultos, es importante que encaremos esa tarea desde la verdad y dando lugar a la expresión de sus emociones.
Cómo decirle a un niño que su hermano murió
Maria Fatima Seppi Vinuales

Escrito y verificado por la psicóloga Maria Fatima Seppi Vinuales.

Última actualización: 09 julio, 2023

En numerosas sociedades y culturas, la muerte aún se presenta como un tabú. Sin embargo, lo cierto es que todas las personas vamos a transitar dicha experiencia, tanto de manera personal como indirecta, a través del fallecimiento de seres queridos. La muerte causa angustia, sobre eso no caben dudas, pero es aún más angustiante no contar con certezas y que sobre ella se extienda un velo que la oculte.

Cuando eso sucede, la fantasía puede generar aún más temor e interrogantes. ¿Realmente es tan mala y por eso nadie quiere hablar de ella? ¿Todas las personas sufren cuando están muriendo?

Especialmente, en el caso de las infancias, es conveniente no subestimar cómo se sienten los niños frente a la muerte y ofrecer información adecuada a su edad y a su comprensión. Pero no hay que obviar o evitar el tema. Veamos, entonces, cómo decirle a un niño que su hermano murió.

¿Cómo entienden los niños la muerte según las edades?

La idea que los niños tienen de la muerte se vuelve más compleja a medida que crecen, dicen los expertos. Si bien está influenciada por las experiencias personales, la sociedad y la cultura, conocer qué es propio o esperable de cada edad puede servir como herramienta para abordar el tema:

  • De 0 a 2 años: no existe un concepto de la muerte como tal, pero sí son capaces de percibir la ausencia desde los 6 a 8 meses. Hacia los 2 años, con los avances en la socialización, el lenguaje y la autonomía, empiezan a ser más conscientes de que «ese alguien importante» no está o ya no viene más. La idea de pérdida cobra más vigor.
  • De 3 a 6 años: la muerte es temporal y reversible. Creen que sus cuidadores no van a morir. No terminan de elaborar la idea, por lo que es lógico que se pregunten si su abuelo puede escucharlos, por ejemplo.
  • De 6 a 10 años: pueden pensar en la muerte en términos biológicos. Por ejemplo, que se deja de respirar. Comprenden su carácter universal e irreversible. Ya muestran interés por los ritos asociados a la muerte y la despedida.


Consejos para decirle a un niño que su hermano murió

La muerte es angustiante. Pero pueden ser igual de angustiantes las creencias o fantasías que surgen en torno a ella. Por eso, es mejor indagar sobre lo que les pasa a los niños y las niñas y acompañarlos a transitar dicho proceso.

Veamos algunas claves para decirle a un niño que su hermano murió.

Dar espacio para hablar sobre el tema

Al igual que otros temas, lo que se recomienda es que seamos las figuras adultas las que orientemos, ofreciendo información cierta y confiable. De esta manera, con base en quien pregunta, esto también nos permite regular la información.

Más aún, si se trata de la muerte de un hermano, ocultarla no es una opción. Tampoco se sugiere obviar el tema o no darle el lugar que se merece. Hablarlo y hacer el duelo es parte de la gestión de las emociones en los niños.

Por ejemplo, si un pequeño nos pregunta por qué su hermanito está en el hospital y no vuelve, lo lógico es ofrecer información verdadera, adecuada a su edad y a su comprensión. Hay que evitar decirle «sigue jugando, no te preocupes por el tema» o hacer como si nada.

Responder a sus preocupaciones

Cuando hablamos con un niño sobre la muerte de su hermano, tenemos que tener una escucha atenta y activa acerca de aquellas cosas que a él le pueden interesar. Por ejemplo, quizás su interés sea el de saber si su hermano sufrió o si la muerte duele. O bien, si su hermano se fue para siempre porque se peleaban mucho o le escondía los juguetes.

Es decir, que dependiendo de la edad, sus preocupaciones serán mucho más concretas y menos simbólicas. Bajo la mirada adulta, a veces puede parecer que, con ciertas preguntas, no se toman en serio el tema.

Sin embargo, esto no es así, sino que corresponde a los sentidos y las construcciones que forman parte de su propio mundo. Más que juzgar, el rol debe ser el de llevar calma y aliviar culpas si las hubiera.

Explicar la muerte con las situaciones y experiencias que tienen a su alcance

Dependiendo de la edad, una forma de decirle a un niño que su hermano murió tiene que ver con hacer la idea cercana y accesible a experiencias previas. Podemos tomar el siguiente ejemplo: «¿recuerdas aquella vez que murió tu mascota? ¿Cómo te sentiste? Fue feo y te pusiste triste, pero hay días en que recuerdas cómo jugabas con ella y te alegra y a veces te pones mal, pero la tienes en tu corazón, y eso hace que esté muy cerca de ti».

De este modo, no solo presentamos la ausencia que implica una muerte, sino que también mostramos que las emociones pueden ir cambiando. Al mismo tiempo, damos algo de tranquilidad, sabiendo que la persona siempre estará acompañándonos en el corazón y el recuerdo.

Otros consejos para hablar con los niños sobre la muerte

Más allá de tener que decirle a un niño que su hermano murió, es posible que la muerte vuelva a surgir como un tema de interés en algún otro momento. Algunas recomendaciones adicionales son las siguientes:

  • Para hablar con los niños sobre la muerte, también es importante que las personas adultas revisemos las propias ideas y sentimientos que tenemos respecto a ella.
  • Podemos empezar por preguntarle a los niños qué piensan y qué saben sobre la muerte. Esto nos dará la pauta sobre aquello que escucharon y también los temores asociados. Esos «mitos» sirven como puerta de entrada para hablar del tema y ofrecer información correcta.
  • Bajo ningún punto de vista debemos mentir. Evitemos ideas como «se fue de viaje, se encuentra en el más allá». Esto podría derivar en un sentimiento negativo respecto a los viajes. Es difícil que logren comprender la metáfora del más allá y generamos más confusión. Tengamos en cuenta que, a determinadas edades, los niños interpretan la información de manera literal
  • Evitemos los extremos. Cuando hablemos de la muerte con niños, hay respuestas que si bien son verdaderas, son difíciles de asimilar por la edad. Es más conveniente ofrecer matices que sirvan como un espacio de tranquilidad. Por ejemplo: «es cierto que en algún momento vamos a morir, pero también es verdad que siempre vas a tener alguien que te cuide y te quiera».
  • En el caso de los niños, es importante que quede claro que la muerte no es reversible y que no es temporal. Caso contrario, pueden interpretar que si empiezan a portarse mejor, su hermano querrá volver a casa. O que quizás su hermano regresará para el próximo cumpleaños.

Los niños tienen su propia teoría sobre la muerte

Aunque nunca nos lo hayan preguntado, la muerte existe en el universo infantil. Podemos comprobarlo a través de sus juegos, cuando representan que mueren o que matan.

Es decir, no debe aterrorizarnos la idea de que los niños pregunten o conversen sobre la muerte, dado que es un hecho natural y universal. Lo que marca la diferencia en su afrontamiento es la cercanía y la compañía que podemos ofrecer durante el duelo, que no solo será de parte de los padres, sino también desde las instituciones educativas, como remarcan algunos expertos.

Con los niños opera la misma lógica que en el mundo adulto: una cosa es decirle a un pequeño que su hermano murió y otra muy distinta es poder entenderlo en la práctica. Por más que ofrezcamos cierta información, los chicos necesitan comprender la realidad y eso viene cargado de emoción.

El proceso tiene sus propios tiempos.

También es necesario aceptar que quizás los niños den pasos hacia atrás respecto a logros alcanzados. Necesitarán dormir con la luz prendida, pedirán acostarse con sus cuidadores. La clave será estar allí para no dejarlos solos.


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