Depresión perinatal: ¿cómo afrontarla?

Las sensaciones intensas de tristeza, apatía y desesperanza durante el embarazo o el posparto pueden ser indicativas de una depresión perinatal. Te mostramos cómo identificarla y abordarla.
Depresión perinatal: ¿cómo afrontarla?
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 06 julio, 2023

Convertirse en madre puede ser un proceso desafiante. El cuerpo cambia, las rutinas y las prioridades se modifican, la identidad se transforma para organizarse en torno al nuevo rol. Todas estas exigencias físicas y emocionales pueden ser abrumadoras. Identificar la depresión perinatal es fundamental para garantizar el bienestar de la madre y del niño.

Generalmente, las personas están al tanto de la existencia de la depresión posparto como una entidad clínica que tiene lugar tras dar a luz. Sin embargo, es posible que esos sentimientos de tristeza, angustia y desesperanza aparezcan ya durante la gestación.

Es importante tomar en serio los indicios y buscar ayuda profesional desde el momento en el que surjan sospechas, pues este estado depresivo tiene graves consecuencias. Te contamos más al respecto.

¿Qué es la depresión perinatal?

La depresión perinatal es un trastorno del estado de ánimo que tiene lugar durante el embarazo o en el primer año tras el parto. Así, engloba tanto la depresión prenatal como la depresión posparto. Es una entidad clínica que reviste gravedad y va más allá de la melancolía (baby blues) que muchas mujeres experimentan las primeras semanas tras dar a luz.

La depresión perinatal se caracteriza por una tristeza profunda y recurrente que se acompaña de apatía, falta de interés e incapacidad de experimentar placer. Pero además, presenta otra serie de síntomas:

  • Sensación de vacío, impotencia o desesperanza.
  • Preocupación por el propio desempeño como madre y sentimientos de culpa.
  • Inquietud, dificultades de concentración y problemas de memoria.
  • Alteraciones en el sueño y en el apetito.
  • Dolores y molestias psicosomáticas (que no se explican por una causa orgánica).
  • Abandono del autocuidado y aislamiento social.
  • En casos graves, pensamientos acerca de hacerse daño a sí misma o al bebé.
La depresión perinatal es un concepto que incluye la posibilidad de la depresión posparto, pero también aquella que inicia durante la gestación.

¿Cuáles son sus causas?

No es posible definir un único motivo que dé cuenta de la aparición de la depresión perinatal. Se trata de una combinación de factores genéticos, ambientales y personales. Así, aquellas mujeres que tienen antecedentes propios o familiares de trastornos del estado de ánimo corren más riesgo de padecerla.

Por otro lado, las alteraciones físicas y hormonales propias del embarazo y el posparto pueden contribuir a su aparición. Y es que, además de la labilidad emocional, ciertas enfermedades que pueden surgir durante la gestación (diabetes, anemia o alteraciones de la tiroides) contribuyen a incrementar los síntomas.

A nivel psicosocial, es más probable que sufran depresión perinatal las mujeres que atraviesan un embarazo no deseado, que tienen problemas socioeconómicos, familiares o de pareja, así como aquellas que no reciben suficiente apoyo social por parte del entorno.

En definitiva, ninguna mujer está exenta de experimentar esta condición y su aparición dependerá, en gran parte, de los recursos con los que la madre cuente para gestionar los cambios y las demandas propias de esta etapa.

Identificar la depresión perinatal a tiempo es primordial

Así como el baby blues suele desaparecer en unas semanas por sí solo, en el caso de la depresión esto no ocurre. Si la mujer no recibe tratamiento, el trastorno tiende a perpetuarse, generando serias consecuencias.

La madre vivirá el periodo de gestación o posparto con una gran angustia y sufrimiento, correrá un mayor riesgo de caer en el consumo de sustancias y otras conductas dañinas y tendrá grandes dificultades para vincularse emocionalmente con su bebé.

Por su lado, el feto también sufre las consecuencias del estado de ánimo materno. La depresión perinatal puede llevar a partos prematuros, bajo peso al nacer y un retraso en el desarrollo del niño durante sus primeros años.

Además, se ha observado que aquellos adolescentes cuyas madres sufrieron depresión perinatal presentan un riesgo 4,7 veces mayor de estar deprimidos a los 16 años.

Pero no solo la madre y el niño se ven afectados por este trastorno; las repercusiones pueden extenderse a todo el entorno cercano. La relación de pareja se perjudica y, si existen otros hijos, estos pueden sufrir las dificultades de la madre para atenderlos adecuadamente.

Las relaciones de pareja se ven afectadas cuando la madre cursa un cuadro de depresión perinatal.

Posibles tratamientos para la depresión perinatal

Para abordar la depresión perinatal existen tanto opciones farmacológicas como psicológicas. Las primeras se consideran cuando la depresión es severa o la mujer no responde a otras intervenciones, ya que existen ciertos riesgos para el feto.

Aun así, los ISRS (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina) parecen ser una alternativa eficaz y relativamente segura.

Por su lado, la psicoterapia es una excelente alternativa que puede implementarse en cualquier momento de la gestación y ofrecer buenos resultados. Específicamente, la terapia cognitivo-conductual y la terapia interpersonal son las que cuentan con mayor aval científico. Ayudan a la mujer a reestructurar sus pensamientos, interpretaciones y conductas.

En definitiva, dados los grandes riesgos que comporta una depresión perinatal no tratada, es fundamental ponerse en manos de profesionales. Si te sientes identificada con lo expuesto, pide ayuda.


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