Derrame articular: ¿qué es y cómo se puede tratar?
Escrito y verificado por la médica María Irene Benavides Guillém
Se llama «derrame articular» a la acumulación anormal de líquido en las articulaciones. Este puede ser líquido sinovial, sangre o pus. Puede afectar a una o varias articulaciones.
El líquido sinovial o articular es una sustancia viscosa y transparente similar a un gel, rica en ácido hialurónico, lubricina, prostaglandinas, proteinasa y colagenasas. En condiciones normales, se encuentra en escasa cantidad, como una fina película que hace las veces de lubricante.
Es, de igual forma, fuente de nutrientes para las estructuras que componen la articulación.
Sin embargo, en respuesta a un trauma, inflamación o infección, ocurren cambios en el volumen de este líquido. Entonces, allí hablamos de derrame articular.
El derrame articular es un signo o indicador de que algo anda mal y no una enfermedad en sí misma.
¿Cuáles son las causas del derrame articular?
Son muchas y diversas las causas que pueden desencadenar un derrame articular. Estas suelen dividirse en traumáticas y no traumáticas, así como en debidas a inflamación local o sistémica.
También se pueden clasificar según su tiempo de duración:
- Agudos: menor de 6 semanas de evolución.
- Crónicos: mayor a este periodo.
Derrame articular por inflamación local
Cuando el derrame afecta una zona específica, es local. En este caso, puede deberse a traumas y enfermedades degenerativas, como la artrosis. También a enfermedades como la hemofilia y la hemocromatosis.
Derrame articular por inflamación sistémica
Si el derrame afecta a varias articulaciones, la afección es sistémica. Las causas de este tipo de derrames son las siguientes:
- Gota.
- Artritis reumatoide.
- Lupus eritematoso sistémico
- Artritis psoriásica.
- Sarcoidosis.
- Artritis séptica.
¿Cuáles son los síntomas del derrame articular?
El derrame articular se acompaña de edema o hinchazón, dolor, enrojecimiento, calor y limitación funcional de la articulación. Pueden notarse deformidades y crepitaciones o crujidos.
Cuando el origen de los síntomas es inflamatorio, mejora con la deambulación y empeora con el reposo. Al contrario, el dolor de causa mecánica es el que empeora con el movimiento y mejora con el reposo.
Las algias suelen ser de predominio diurno y no interrumpen el sueño. Pero es preciso destacar que, incluso sin síntomas, podría haber derrame articular.
Calderón y colaboradores realizaron una ecografía articular a 182 voluntarios asintomáticos. Su estudio reveló que en el 87 % de los casos estaba presente alguna alteración. En el 68,1 %, el hallazgo fue un derrame articular.
El derrame articular fue la anormalidad más frecuente tanto en manos como en pies.
¿Cómo se diagnostica el derrame articular?
Para conocer la causa de un derrame articular se necesitan de una historia y examen clínico exhaustivos. Si el derrame se acompaña de dolor, será de vital importancia su localización exacta, así como conocer la naturaleza (difuso/localizado, sordo/electrizante, irradiado), el momento de aparición (temprano en las mañanas, al correr, bajo estrés), los posibles desencadenantes (tos, estornudos, ciertos movimientos), la intensidad y la duración (intermitente, permanente).
Por ejemplo, en la gota, el dolor es intenso y empeora por la noche y la mañana. En la artritis reumatoide es típica la rigidez matinal.
Exámenes de laboratorio
Para diferenciar entre derrames articulares inflamatorios sistémicos y locales, no asociados a trauma, son útiles varios exámenes de laboratorio. En primer lugar, la proteína C reactiva (PCR) y la velocidad de sedimentación globular (VSG). Ambas se elevan cuando la afección es sistémica.
Dependiendo del diagnóstico que se sospeche, se profundizará con estudios más especializados, como la medición del ácido úrico sanguíneo, los anticuerpos antinucleares (ANA) y el factor reumatoide. Por último, si con esto no se logra una aproximación al diagnóstico, se procederá a extraer líquido del interior de las articulaciones para su examen minucioso.
Estudios de imagen
Una artrosonografía o ecografía articular suele ser el primer estudio de imagen que se indica. Será de mucha ayuda para distinguir si el problema es dentro o fuera de la articulación.
Entre tanto, la radiografía convencional servirá para descartar fracturas, cuando el derrame articular se relaciona con un trauma. Al mismo tiempo, pueden visualizarse tumores, lesiones óseas y cambios degenerativos o inflamatorios.
La tomografía computarizada y la resonancia magnética se reservarán para casos de difícil diagnóstico. También para traumas complejos o derrames no inflamatorios.
¿Cómo se trata el derrame articular?
El tratamiento del derrame articular dependerá de su causa, de los síntomas acompañantes y de las articulaciones afectadas. Si bien hay algunas medidas para el hogar que se recomiendan, como el reposo, el hielo local, los analgésicos y los antiinflamatorios, lo más aconsejable es consultar a un médico de confianza.
Artrocentesis terapéutica
Merece una mención especial la artrocentesis, un procedimiento indicado ante síntomas agudos de dolor articular, exacerbación de una enfermedad articular crónica o en casos de derrame articular doloroso debido a un trauma. Se penetrará al espacio articular y se aspirará el líquido con una aguja.
Esta intervención debe hacerse en condiciones estériles y por un médico experimentado. Las complicaciones son raras y, si ocurren, no suelen ser graves.
¿Se puede prevenir el derrame articular?
Existen ciertos factores que propician la aparición de un derrame articular. En consecuencia, evitarlos es una forma de prevenirlos.
En el estudio de Calderón y colaboradores, las personas de mayor edad (51 a 60 años), dedicadas a labores manuales como la agricultura, la jardinería, las amas de casa, los manipuladores de carga, plomeros, mecánicos, personas de mantenimiento y de servicios generales; con tiempo laboral de más de 10 años y que padecen enfermedades como hipertensión arterial, diabetes mellitus e hipotiroidismo, presentaron con mayor frecuencia derrame articular.
Otro factor de riesgo conocido para problemas articulares es el sobrepeso. Bajar 5 kilogramos de peso o perder el 5 % del peso corporal disminuye hasta en un 90 % las molestias en las rodillas.
En cambio, es menos conocido, pero de gran interés, el rol del sueño en la salud ósea. Dormir pocas horas o trabajar de noche tienen un impacto negativo.
Los mecanismos propuestos para explicar este hecho incluyen desde la adquisición de hábitos poco sanos, como comer desordenadamente, hasta la alteración en la producción de hormonas y genes que funcionan de acuerdo al ritmo circadiano.
10 consejos para cuidar las articulaciones
A continuación, te dejamos un decálogo que te ayudará a cuidar tu salud ósea y articular:
- Mantener un peso ideal y evitar el sobrepeso.
- Realizar actividad física al menos 30 minutos por día.
- Prevenir las lesiones que pueden ocurrir con los deportes.
- Tomar medidas para evitar lesiones en el trabajo.
- Prevenir las caídas.
- No fumar.
- No tomar alcohol.
- Dormir bien.
- Acudir al médico a tiempo si hay síntomas en las articulaciones.
- Asistir a los controles y seguir las recomendaciones del profesional si padezco una lesión.
No olvides que para saber qué tipo de actividad física es la adecuada para ti, y qué régimen alimenticio es el más saludable, es aconsejable que consultes a un profesional de la salud.
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