¿De qué están hechos los dientes?
Escrito y verificado por la odontóloga Vanesa Evangelina Buffa
Las piezas dentarias cumplen un rol fundamental en la vida diaria. Para comer, hablar y sonreír intervienen estos elementos. Pero, ¿te has preguntado de qué están hechos los dientes?
No todos saben cómo se conforman estas estructuras de la boca. Incluso muchas personas asumen que los elementos dentarios son huesos.
En este artículo te aclaramos de qué están hechos los dientes. Pues así podrás cuidarlos mejor y mantener esta parte de la boca bonita y saludable.
¿Qué es un diente?
Antes de detallar de qué están hechos los dientes, es preciso aclarar qué son. Se trata de pequeños órganos anatómicos calcificados localizados en la cavidad bucal.
En conjunto, forman el sistema dentario, siendo parte de la primera porción del aparato digestivo. Su principal función es la masticación y la trituración de los alimentos. Aunque como adelantamos, también intervienen en la fonación y en la apariencia de las personas.
Cada elemento dentario consta de dos porciones anatómicas identificables que son las siguientes:
- Corona: es la parte visible del elemento dentario. Permite la masticación
- Raíz: es la porción cubierta del diente que se aloja en el interior del hueso y le da soporte a la estructura. Dependiendo de la pieza dentaria, pueden ser una o varias raíces.
La unión de ambas partes es lo que se llama cuello del diente. Se sitúa en el borde de la encía.
Cada pieza dentaria está enclavada en el interior de un alveolo dentario, dentro de los huesos maxilares. Se mantiene unida a la estructura ósea a través de una articulación llamada gonfosis. Esta consiste en múltiples fibras colágenas que se extienden entre la raíz del diente y la pared ósea, constituyendo el ligamento periodontal.
Tipos de dientes
Los seres humanos son bifiodontes. Esto quiere decir que tienen dos juegos de dientes durante su vida.
El primer conjunto de elementos dentarios son las piezas deciduas. También son llamados dientes de leche, primarios o temporales.
Son un total de 20 elementos dentarios. Aparecen en la boca del bebé de manera progresiva desde aproximadamente los 6 meses hasta los 3 años. Luego, desde los 6 hasta los 12 o 13 años, se caen para ser reemplazados por la dentición permanente.
La dentición definitiva consta de 32 piezas dentarias, incluyendo las muelas de juicio que erupcionan entre los 17 y 21 años. Aunque no todos los adultos las tienen.
No todas las piezas dentarias son iguales. En la dentadura, cada diente cumple un rol particular y están hechos para una función específica durante la masticación.
Incisivos
Son los dientes cuadrados y afilados del frente de la boca. Su función principal es la de cortar los alimentos cuando mordemos.
Son cuatro superiores y cuatro inferiores. Se denominan centrales y laterales, según su proximidad con la línea media de la cara.
Caninos
Se localizan por detrás de los incisivos. Son piezas dentarias filosas y puntiagudas. En términos coloquiales suelen llamarse colmillos. Cumplen un papel importante en el desgarro de los alimentos.
Premolares
Los premolares se ubican por detrás de los caninos y delante de las muelas. También son llamados bicúspides, ya que presentan una superficie masticatoria con dos puntas. Su función es la de moler y triturar la comida.
Hay dos de cada lado de cada arcada, siendo 8 en total: 4 superiores y 4 inferiores. Estos elementos solo están presentes en la dentición permanente o adulta. Durante el recambio dental reemplazan a los molares de leche.
Molares
Las muelas se localizan en la parte más posterior de la boca, por detrás de los premolares. Sus coronas presentan una gran superficie oclusal con surcos y cúspides. Esto permite la masticación, triturando vigorosamente la comida.
En la boca adulta puede haber 12 molares en total: 6 en cada arcada, 3 a cada lado. De adelante hacia atrás son el primer molar, el segundo molar y el tercer molar o muela de juicio.
Las muelas de juicio o cordales no erupcionan en todas las personas, pues algunos pacientes no las tienen. Otras veces, el dentista debe extraerlas por falta de espacio en la mandíbula, malposiciones o por sufrir complicaciones como infecciones, dolor o desplazamiento de otros dientes.
¿De qué están hechos los dientes?
Ahora que ya aclaramos qué son y los diferentes tipos de piezas dentarias, es momento de comentar de qué están hechos los dientes. Su composición incluye distintas capas de tejidos responsables de la consistencia, la resistencia y la apariencia de los elementos dentarios.
Esmalte dental
El esmalte dental es la parte más externa de la corona de los dientes. Este tejido está formado por hidroxiapatita, un mineral de extrema resistencia, y por proteínas. Esta composición le otorga al esmalte dental la característica de ser el tejido más duro del cuerpo humano.
Su función principal es la de actuar como una barrera protectora de los tejidos más internos. Así, los agentes patógenos, las fuerzas de la masticación, el roce de los alimentos o las comidas muy frías o muy calientes son recibidos por esta capa fuerte y resistente.
De todos modos, a pesar de su gran resistencia, el esmalte es vulnerable a perder minerales. La causa más común es la desmineralización provocada por los ácidos generados por las bacterias de la boca, lo que conocemos como caries.
El paso del tiempo, el consumo de alimentos o bebidas muy ácidas o la exposición a sustancias abrasivas también pueden desgastar el tejido. Y debes saber que el esmalte dental, al no poseer células vivas, es incapaz de repararse y regenerarse.
Un dato curioso del esmalte es que es translúcido. La coloración blanco amarillenta o grisácea de los dientes depende del tono que tenga la dentina que se encuentre por debajo.
Dentina
La dentina es otro tejido duro que conforma al diente. Constituye la mayor parte de la estructura dentaria, ubicándose tanto en la porción coronaria, por dentro del esmalte, como en la raíz, subyacente al cemento.
Está conformada por un material duro similar al hueso. Se constituye principalmente por una matriz colágena calificada. En su interior posee túbulos o conductillos microscópicos que la conectan con la pulpa.
Su función principal es la de resguardar la pulpa dentaria. Además, sus propiedades elásticas ayudan a resistir fuerzas de golpes o traumas, protegiendo al esmalte contra fracturas.
Es formada por células especializadas llamadas odontoblastos. Los mismos se ubican entre la dentina y la pulpa, permaneciendo en esta zona durante toda la vida del diente. Participan en la formación de dentina reparativa y en los procesos inflamatorios, de respuesta inmunitaria y nocicepción del diente.
De esta manera, es posible que en algunas situaciones puntuales pueda autorrepararse. Pero por esta estrecha relación con el tejido pulpar, cualquier afección en su integridad o estímulo intenso se traducen en dolor o sensibilidad.
Como ya mencionamos, es el tejido responsable de la coloración de las piezas dentarias.
Pulpa dental
La pulpa dental es el tejido vital de los elementos dentarios. Se encuentra en la zona más interna de las piezas, protegida por las capas más externas.
Está conformado por tejido conectivo, vasos sanguíneos y terminaciones nerviosas. Por este motivo, también se lo suele nombrar como nervio del diente. Pues de esta zona surge el dolor. Entre sus funciones se destacan la transmisión sensorial, nutrir a la pieza dentaria y formar la dentina.
El espacio que ocupa la pulpa en el diente se llama cámara pulpar (en la porción coronaria) y conductos dentarios (en la zona radicular). Los nervios y los vasos sanguíneos ingresan al diente a través de un orificio en el extremo del conducto radicular. Desde allí se extienden por todo el espesor de la pulpa para nutrirla.
Estas son las zonas que se limpian y rellenan durante los tratamientos de endodoncias. Prácticas que, de hecho, se utilizan para resolver situaciones de inflamación o muerte del tejido pulpar.
Cemento dental
Este es otro de los tejidos duros del diente. Actúa como una cobertura de las raíces, protegiendo a la dentina de la zona radicular.
Además, cumple una función clave en el sostén de los elementos dentarios. Pues es el que articula con el hueso alveolar a través del ligamento periodontal. Está compuesto por tejido orgánico calcificado.
Diferencias con los huesos
Tanto los dientes como los huesos son blancos, fuertes y contienen grandes depósitos de calcio. Por este motivo, muchas personas suelen tratarlos como si fuesen lo mismo.
Ahora que ya sabes de qué están hechos los dientes, puedes comprender que son varios los tejidos que conforman las piezas dentarias. Y que ninguno es hueso.
Pero además, existen otras características que diferencian a los dientes del tejido óseo:
- Composición: los huesos están conformados por colágeno, fosfato de calcio y células vivas. Además, a diferencia de los dientes, contienen médula ósea en su interior, donde se producen células sanguíneas.
- Remodelación: los huesos están en un proceso de remodelación constante. Las células de su interior eliminan tejido viejo y lo sustituyen con hueso nuevo. Esto permite mantener estructuras sanas y fuertes. Ello no sucede con los dientes que, una vez formados, no sufren grandes transformaciones.
- Curación: ante una lesión o fractura, los huesos son capaces de generar un proceso de curación, a través de un callo blando que luego se calcifica y puede reparar la herida. En cambio, la pérdida de minerales del diente por caries o fracturas no puede autorrepararse y requerirá la atención de un dentista.
La importancia de cuidar los dientes
Cortar, moler, desgarrar y triturar los alimentos sucede en nuestras bocas casi de manera inconsciente. La pronunciación de las palabras o mostrar la dentadura al sonreír también son acciones que a veces no pensamos. Y aunque no lo tengamos presente, en ellas intervienen las piezas dentarias.
Saber de qué están hechos los dientes permite poner más consciencia y responsabilidad a la hora de cuidar la boca. Pues la desatención de la salud dental puede tener consecuencias irreversibles. Por más que el odontólogo haga un excelente trabajo para devolver funciones, anatomía y estética, ya no se recupera el tejido propio.
Por este motivo, es fundamental practicar una adecuada higiene bucal. Combinar un correcto cepillado con el uso de pastas con flúor, hilo dental y colutorios es fundamental para evitar enfermedades sobre dientes y encías.
Llevar una dieta saludable, rica en calcio, flúor y vitaminas ayuda a mantener los dientes saludables. Evitar azúcares, alimentos ultraprocesados, bebidas carbonatadas y sustancias ácidas también protegerá las piezas dentarias.
No tener hábitos nocivos, como comerse las uñas, morder objetos o usar los dientes para cortar, previene lesiones en las piezas dentarias. Además, el uso de protectores bucales durante la práctica de deportes de riesgo ayuda a mantener la integridad de los dientes.
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