El estrés afecta nuestras relaciones

En la medida de lo posible debemos intentar separar la vida personal de la laboral para que el estrés no influya en nuestras relaciones con nuestros seres queridos
El estrés afecta nuestras relaciones

Escrito por Yamila Papa Pintor

Última actualización: 09 julio, 2023

Todos hemos estado “sobrepasados” de trabajo, de problemas o de obligaciones alguna vez. Y, seguramente, en ese momento nos hemos dado cuenta de que nuestro estado de ánimo repercutía en los demás. Malas contestaciones, tristeza generalizada, falta de energía… Quizá no te habías percatado, pero ¿sabías que el estrés afecta nuestras relaciones?

El estrés y la vida cotidiana

Si estamos estresados, el cuerpo lo manifiesta de diferentes maneras: podemos presentar desde agotamiento hasta angustia. Pasando por trastornos del sueño y llegando a la evasión de obligaciones laborales o personales.  El estrés aumenta las posibilidades de enfermarnos, de olvidarnos cosas o de provocar accidentes.

Los agentes estresantes son diversos y no siempre están relacionados con el trabajo. Un evento importante como, por ejemplo, nuestra boda, un viaje o el nacimiento de un hijo pueden provocar los mismos efectos que las horas extra, las reuniones y las llamadas de atención del jefe.

Todos ellos son eventos que afrontamos con mucho nerviosismo y que no nos vemos capaces de llevar a cabo con los recursos que tenemos a nuestra mano.

Por supuesto, esto afecta nuestra relación con nosotros mismos y sobre todo con aquellos que nos rodean. Tanto en la oficina como en casa o en los familiares.

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El estrés a la máxima potencia: “Síndrome de burnout”

El estrés a la máxima potencia

Es cada vez más frecuente que las personas se sientan abrumadas por los compromisos y las extensas jornadas laborales. Cuando se produce un extremo agotamiento mental y físico debido al estrés se denomina “Síndrome de burnout”. Literalmente, quiere decir “estar quemado”.

Además del cansancio, este problema está caracterizado por dos síntomas bien definidos:

  • Una falta de autorrealización profesional (no tener metas ni objetivos claros).
  • Una despersonalización en las relaciones con los demás (dejar de visitar a los amigos, llamar a la familia, etc.).

Cualquier persona que esté exhausta física o psicológicamente deja de tener la capacidad de desarrollar sus tareas de forma adecuada. Estar perturbados y agotados nos hace cometer errores, nos expone a accidentes laborales y nos convierte en seres menos eficaces.

Para poder contrarrestar este síndrome tan habitual en estos tiempos es fundamental:

  • Delimitar las responsabilidades.
  • Reservar horas para el descanso o el ejercicio (o cualquier actividad placentera).
  • Evitar que las circunstancias nos superen.

Cómo el estrés afecta tus relaciones

Cómo el estrés afecta tus relaciones

Hoy en día, una de las causas principales de que las personas tengamos estrés proviene del trabajo. Ya sea por exceso de carga laboral o por falta de empleo, lo cual perturba mentalmente a quienes se encuentran parados y a su entorno.

No obstante, tenemos que tener en cuenta que no somos ni máquinas ni robots. Y que debemos trabajar para vivir, no vivir para trabajar. Hay vida fuera de la oficina, por lo que se ha de evitar en lo posible “llevarnos” los problemas al hogar… Porque si no, aquello que debería ser nuestro refugio (la casa y la familia) se convierte en un espacio más de problemas y discusiones.

El estrés afecta nuestro bienestar psicológico y físico. Cuando regresamos a casa después de un día agotador, en lugar de buscar sosiego y tranquilidad nuestro cerebro quiere seguir pensando en lo sucedido en la oficina. Pero debemos frenarle. Hay que desconetar. Si no, acabaremos descargando nuestra frustración con quien tenemos más cerca: nuestra pareja, nuestros hijos, nuestros padres, etc.

Esta reacción automática e inconsciente busca el desahogo y reducir las presiones que hemos tenido durante el día. No obstante, el efecto que conseguimos es el opuesto. Terminamos discutiendo por el dinero, por la forma en que nos dejamos tratar, por el futuro, etc.

La calidad de los matrimonios se ve dañada por culpa del estrés laboral. Cuando tenemos un mal día en el trabajo y éste no termina al salir de la oficina, sino que continua en el hogar. Las presiones negativas se “pasan” a la pareja o a los hijos y el ánimo familiar es tormentoso. Los niños pueden experimentar el mismo o más estrés que los padres.

Por ejemplo, en una casa donde los progenitores están siempre malhumorados, exhaustos o irritables los pequeños son más propensos al incumplimiento de sus tareas en la escuela o al absentismo debido a enfermedades. También los puede convertir en más agresivos o en alumnos que no cumplen las órdenes de los profesores.

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Reducir el estrés para tener mejores relaciones personales

Reducir el estrés para tener mejores relaciones personales

Además de buscar alternativas placenteras o relajantes, para paliar los efectos nocivos del estrés es importante contar con buen apoyo por parte de nuestros seres queridos. Los lazos afectivos sólidos de la familia y amigos puede contribuir a la hora de reducir o prevenir los síntomas relacionados al estrés.

Así pues, resulta vital establecer lazos sólidos que nos permitan contrarrestar el “burnout”. Al llegar a casa, es preferible sentarnos tranquilos y contar lo que nos pasa a la pareja o amigos. Conocer nuestras limitaciones y nuestras emociones es fundamental si queremos ser ayudados por aquellas personas que tanto amamos.

Puedes hacer la prueba durante una semana para ver las diferencias.

  • Al salir del trabajo, deja allí todo lo que te preocupa, lo que te estresa, lo que te irrita… Cuando pones un pie en tu hogar piensa que se trata de tu guarida, de tu refugio o de tu madriguera.
  • A partir de ese momento no hables de tus reuniones, de tareas, informes o conflictos con los compañeros y supervisores.

Sobre todo durante la hora de la cena (momento de reunión familiar por excelencia) trata de no tocar ese tipo de temas. Por el contrario céntrate en lo bueno de tu jornada. Aunque parezca algo insignificante, puedes agradecer por haber viajado sentado en el metro, haber conseguido lugar para aparcar el coche o haber oído los pájaros en el parque mientras comías el almuerzo.

Todo ello repercutirá favorablemente en tus relaciones personales y dejarás de lado el estrés y los problemas. Darte cuenta del foco de estrés y ser capaz de verbalizarlo es fundamental para que tu vida social sea plena. No se trata de ignorar problemas, sino de tratarlos de la manera más sana posible.


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