Nuevo estudio explica las propiedades antihipertensivas del té verde y el té negro

Tanto el té verde como el té negro se han investigado por sus propiedades medicinales. Un reciente estudio determinó que sus compuestos relajan los vasos sanguíneos y favorecen el control de la presión arterial.
Nuevo estudio explica las propiedades antihipertensivas del té verde y el té negro
Franciele Rohor de Souza

Revisado y aprobado por la farmacéutica Franciele Rohor de Souza.

Última actualización: 09 julio, 2023

Las propiedades antihipertensivas del té verde y el té negro han sido tema de varias investigaciones. Hace años, un artículo publicado en Journal of Hypertension informó que los flavonoides contenidos en estas bebidas provocan efectos vasodilatadores y antioxidantes.

Por lo tanto, su consumo regular parece ser un coadyuvante para prevenir enfermedades cardiovasculares y complicaciones asociadas. Un estudio reciente, realizado por investigadores de la Universidad de California en Irvine, corrobora estos efectos y explica su mecanismo.

Propiedades antihipertensivas del té verde y té negro, explicadas en un nuevo estudio

En primer lugar, cabe recordar que tanto el té verde como el té negro provienen de la planta Camellia sinensis, conocida por sus propiedades medicinales. La diferencia entre ambos es que el té negro se oxida y el té verde no. Aún así, su composición es similar y ambos comparten beneficios.

Un estudio publicado en The Journal of Nutrition detalla que las dos variedades de tés tienen una capacidad antioxidante igualmente efectiva. Debido a esto, ambos aportan efectos positivos sobre la función de los vasos sanguíneos. ¿Qué se sabe al respecto?

En una investigación publicada hace poco a través de Cellular Physiology and Biochemistry, un grupo de científicos de la Universidad de California, en Irvine, evaluó las propiedades antihipertensivas del té verde y el té negro. Los expertos hicieron un hallazgo que podría explicar por qué estas bebidas contribuyen a reducir la presión arterial.

En concreto, determinaron que dos compuestos flavonoides de estos tés activan las proteínas de los canales iónicos en la pared de los vasos sanguíneos, lo que permite su relajación. Para ser más exactos, se trata del galato de epicatequina y el galato de epigalocatequina-3 que activan un tipo específico de proteína conocida como «KCNQ5».

Dicha proteína -que se encuentra en el músculo liso que recubre los vasos sanguíneos- favorece la diseminación de los iones de potasio fuera de las células para disminuir la excitabilidad celular. A su vez, esto conlleva a la relajación de los vasos sanguíneos, lo que explica los efectos antihipertensivos del té.

Té verde como antihipertensivo.
La capacidad del té verde para relajar los vasos sanguíneos explicaría el descenso de los valores de tensión arterial.

Resultados prometedores

A pesar que estudios previos ya hablaban de las cualidades antihipertensivas del té verde y del té negro, la identificación de la activación de la proteína KCNQ5 como responsable del efecto vasodilatador de estos tés es prometedor para el desarrollo de futuros medicamentos o estrategias dietéticas para controlar la presión arterial alta.

De hecho, los expertos creen que la identificación de los activadores selectivos de KCNQ5 también pueden ser útiles para desarrollar (a futuro) fármacos contra la discapacidad intelectual o encefalopatía epiléptica. ¿Por qué razón? la KCNQ5 se expresa en varias partes del cerebro, regulando la actividad eléctrica y la señalización entre neuronas.

Las mutaciones con pérdida de función de esta proteína están estrechamente asociadas con dichas patologías. Así pues, este descubrimiento podría dar pie a nuevos estudios para hallar un mecanismo que permita hacer frente a tal disfunción.

Modo de consumo

En países como Estados Unidos y Reino Unido, el té negro se combina con leche de vaca antes de su consumo. Respecto a esto, los autores del estudio observaron que la adición de leche inhibió los efectos de aumento de KCNQ5 del té negro in vitro.

No obstante, Geoffrey Abbott, profesor del Departamento de Fisiología y Biofísica de la Facultad de Medicina de la UCI, y uno de los responsables de la investigación, explicó que no necesariamente ocurre lo mismo cuando el té es ingerido por una persona:

«No creemos que esto signifique que uno deba evitar la leche al beber té para aprovechar las propiedades beneficiosas. Estamos seguros de que el ambiente en el estómago humano separará las catequinas de las proteínas y otras moléculas en la leche que, de otro modo, bloquearían los efectos beneficiosos de las catequinas»

Tal hipótesis está respaldada por estudios previos que concluyen que la leche no altera los efectos del consumo de té negro. Entre otras cosas, el equipo de investigación determinó, a través del uso de espectrometría de masas, que calentar el té verde a 35 grados centígrados altera su composición química. Así, parece ser más efectivo a la hora de activar la proteína KCNQ5.

Respecto a esto, Abbott también explicó lo siguiente:

«Independientemente de si el té se consume helado o caliente, esta temperatura se alcanza después de beber el té, ya que la temperatura del cuerpo humano es de unos 37 grados Celsius. Por lo tanto, simplemente bebiendo té activamos sus beneficiosas propiedades antihipertensivas».

Taza de té negro para usar como antihipertensivo.
El té negro se suele tomar con leche, por lo que hay discusión científica sobre la posibilidad de inhibición de los efectos con la mezcla.

Datos sobre el estudio

La primera autora de este estudio, titulado «La activación del canal de potasio KCNQ5 subyace a la vasodilatación por el té» (KCNQ5 potassium channel activation underlies vasodilation by tea) fue Kaitlyn Redford, estudiante de posgrado en el laboratorio Abbott.

La investigación tuvo el apoyo de los Institutos Nacionales de Salud, el Instituto Nacional de Ciencias Médicas Generales, el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares, la Fundación Lundbeck y la Danmarks Frie Forskningsfond.


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