Esta es mi experiencia después de 3 meses haciendo ejercicio en casa
Trabajar desde casa tiene sus ventajas, hasta que un día te miras al espejo y notas que has ganado algo de peso. Esa dificultad repentina al subir unas pocas escaleras te hace tomar conciencia de los efectos del sedentarismo en tu salud.
Al igual que muchos he estado allí, y decidí que debía comenzar a realizar ejercicio para mejorar mi situación. Desde hace 3 meses he incluido en mi rutina al menos una hora de actividad física. ¿Mi entrenador? YouTube. He descubierto varios canales y vídeos que me guían en ejercicios para tren superior, inferior y, por supuesto, cardio; esencial para combatir esos kilos extra. A continuación, te comparto mi experiencia.
Primer mes de entrenamiento en casa
He de confesar que el primer mes no fue fácil. Los primeros días, el calentamiento, que consistía en ejercicios de cardio, me dejaba sin aliento. Así mismo, al momento de pasar a la rutina, ya fuera de piernas, brazos, glúteos o full body, tenía que parar los videos cada cierto tiempo para recobrar fuerzas.
Recuerdo pensar que la entrenadora no era humana. Lo hacía parecer tan fácil y no lucía cansada, ¡ni con una gota de sudor! Para mí, que sí me consideraba humana, había ejercicios que se me complicaban más que otros. Zancadas, planchas y flexiones eran difíciles pero tolerables. Los burpees eran los peores. Rezaba porque no estuvieran en las rutinas, ya que solo podía hacer unas pocas repeticiones, y terminaba con el corazón en la boca.
Con respecto al equipo, era muy “casero”. Una sábana como esterilla y botellines de agua como mancuernas. Debo admitir que con los botellines me fue muy bien. Utilicé unos de entre 1,5 y 2 litros para hacer curl de bíceps, press de hombros, patada de tríceps y otros ejercicios. La sábana, por su parte, me servía para no maltratar las rodillas durante las flexiones o los antebrazos en las planchas laterales. Pero había un problema y es que solía rodarse y no me proporcionaba suficiente estabilidad.
Allí fue cuando decidí hacerme con una esterilla de yoga, pilates y fitness . Resultó ideal, ya que me di cuenta que necesitaba mejorar mi flexibilidad, y para terminar incluía rutinas cortas de yoga para principiantes (¡claro!). Mi asana favorita: la posición del niño, ¡es increíble lo mucho que permite estirarse y liberar tensión!
Segundo mes de entrenamiento en casa
Aunque había días en los que no quería entrenar, sino dormir un poco más o tenía que hacer malabares con mis perros para que me dejaran hacer el “superman” en cuadrupedia: ¡se logró! Llegué al segundo mes, entrenando 6 días a la semana, con ejercicio suave los sábados y descanso los domingos.
Me sentía muy bien conmigo misma por haber conseguido llegar al segundo mes, después de todo, ¿el hábito no se crea después de 21 días? Sí, este era otro de mis objetivos, ya que una vez creada la costumbre sería más sencillo. ¡Y lo fue! Los burpees seguían siendo un reto, no voy a mentir. Pero los calentamientos ya se sentían como un ejercicio previo y no como la rutina completa.
Además, las pausas eran menos frecuentes en las rutinas. Tenía más resistencia al hacer jumping jacks, saltos con sentadillas o escaladores. Así mismo, podía bajar más en zancadas, sentadillas sumo y flexiones.
En el segundo mes también añadí una cuerda de saltar y un ejercitador de músculos a mi actividad física. Esto, por recomendación de mi hermana, quien me comentó que podría no ser suficiente con una hora de ejercicios para perder esos kilitos de más. Así las cosas, cuando me sentía ansiosa, en lugar de ir a por ese dulcito, tomaba la cuerda de saltar 10 minutos.
Del mismo modo, cuando estaba trabajando en el ordenador, agarraba el ejercitador de músculos para fortalecer y tonificar piernas, brazos, espalda e incluso el suelo pélvico. Se ha convertido en el compañero perfecto de mis pausas activas.
Tercer mes de entrenamiento en casa
¡Y así llegó el tercer mes! Este también me trajo algunas satisfacciones. En especial, cuando jubilé los botellines de agua porque me resultaban livianos y no causaban el mismo efecto en mí que al principio. Además, se me resbalan durante las patadas de glúteos, e interrumpían mi ritmo.
Así las cosas, decidí buscarles reemplazo. En Amazon encontré y compré un juego de pesas convertible de 20 kg que me pareció perfecto, ya que me permite jugar con el peso, tanto para mis entrenamientos de brazos, como de pierna y glúteos. ¡Y lo que más me gustó fue la barra larga que me permite hacer pesos muertos, empujes de cadera y curls! Por supuesto que hay muchas más opciones. La idea es buscar el material que te funcione para subir el nivel.
Un hábito que debe perdurar
Aunque solo han pasado 3 meses, ¡noto los pequeños cambios! No solo me siento con más energía, fuerza y resistencia, sino que mi estado de ánimo y motivación han mejorado notablemente. Sin duda, espero que hacer ejercicio en casa se convierta en un hábito que perdure.
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Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.