¿Qué es la hidronefrosis y cuál es su tratamiento?
Escrito y verificado por el médico Leonardo Biolatto
La palabra hidronefrosis procede del griego. Está formada por las raíces hydro, que significa ‘agua’, y nephros, que es ‘riñón’. Es una patología que consiste en la hinchazón de uno o ambos riñones. La razón es que no se consigue drenar la orina y esta se acumula.
La hidronefrosis puede aparecer a cualquier edad, de forma brusca o crónica. Es una afección relativamente frecuente en los bebés. Por fortuna, gracias a los avances de la ciencia se puede diagnosticar antes del nacimiento.
¿En qué consiste la hidronefrosis?
La hidronefrosis, como acabamos de señalar, consiste en la inflamación de uno u ambos riñones porque son incapaces de vaciar la orina que producen. Tal y como explica un artículo de la Clínica Cleveland, esta entidad puede cursar de forma crónica o aguda.
La razón de que aparezca es que el tracto urinario se vuelve incapaz de vaciarse a cualquier altura de su trayecto. Es decir, puede responder a una alteración en los propios riñones, en los uréteres, en la vejiga o en la uretra.
La acumulación de líquido en los riñones puede hacer que se deteriore su función. Estos son órganos fundamentales para la depuración de toxinas del organismo. La insuficiencia renal puede ser una condición grave que ponga en riesgo la vida.
La hidronefrosis se considera una situación relativamente frecuente que puede deberse a múltiples causas. Según explica una publicación de Health Tools, afecta a 1 de cada 500 personas.
Síntomas de la hidronefrosis
La hidronefrosis como tal no siempre causa síntomas. El cuadro va a depender de cuál sea la causa. Tal y como explican los especialistas de la Clínica Mayo, uno de los signos más usuales el dolor en el costado y la espalda.
Este dolor puede irradiarse hacia el abdomen o a la ingle. También es frecuente que haya náuseas, vómitos y fiebre. Muchos pacientes experimentan dolor o escozor al orinar, junto con una necesidad continua de orinar, pese a acabar de hacerlo. En los bebés da lugar a un retraso en el desarrollo.
Causas y factores de riesgo
La hidronefrosis es una entidad que puede ocurrir por múltiples causas. Independientemente de la etiología, el resultado es que la orina queda retenida en el sistema urinario.
Una de las causas más frecuentes es la obstrucción de las vías urinarias. Se puede dar a cualquier nivel, pero lo más común es que se afecte el uréter. Las obstrucciones suelen aparecer por cálculos renales.
Sin embargo, hay otras patologías que pueden conllevar obstrucciones. Por ejemplo, los tumores en la vejiga o la próstata, la hiperplasia prostática benigna y las estenosis, que son zonas de estrechamiento por cicatrices tras lesiones o de origen congénito.
Otra de las causas más usuales de hidronefrosis es el reflujo vésicoureteral. Esta afección consiste en que la orina fluye en sentido inverso. Es decir, va desde la vejiga hacia los riñones.
Otras posibles causas son las siguientes:
- Coágulos sanguíneos que se desplacen al riñón o al uréter.
- Problemas musculares o nerviosos que impidan la evacuación de la orina.
- El embarazo. Durante la gestación, el útero aumenta de forma notable su tamaño. Esto puede bloquear los uréteres.
- Prolapso uterino y cistocele. El prolapso consiste en que el útero se desplaza y presiona el cuello del útero o la vagina. El cistocele es una patología en la que la vejiga desciende hacia la vagina, provocando también una especie de prolapso.
Pruebas de diagnóstico
El diagnóstico de la hidronefrosis es complejo de realizar solo con la clínica, ya que puede cursar de forma asintomática o inespecífica. Por eso suele ser necesario hacer pruebas complementarias.
La función renal se puede estudiar mediante un análisis de sangre o de orina. Una de las pruebas más útiles para detectar la hidronefrosis es la ecografía. Es inocua, sencilla y barata, permitiendo observar si hay dilatación renal o presencia de cálculos.
Los cálculos renales también se aprecian mediante radiografías. Con frecuencia se emplean estudios de imagen más específicos, como la tomografía computarizada, la resonancia magnética y la uretrografía.
¿Cómo se trata la hidronefrosis?
El tratamiento de la hidronefrosis es variable. Depende de la causa, de la gravedad del cuadro e incluso de la edad de aparición.
En ocasiones, puede llegar a resolverse por sí sola. Sobre todo si se trata de un caso leve y con una causa autolimitada.
Los casos de hidronefrosis grave suelen requerir tratamiento quirúrgico. La razón es el riesgo de daño renal permanente.
Tratamiento de hidronefrosis en adultos
Tal y como señala una publicación de los NHS, el objetivo del tratamiento es aliviar la presión de los riñones y tratar la causa del cuadro. Para poder evacuar la orina se suele realizar un cateterismo. Consiste en introducir un pequeño tubo en las vías urinarias, ya sea a través de la uretra o de la piel.
Una vez se ha drenado la orina, hay que intentar eliminar la causa. Por ejemplo, en el caso de los cálculos renales se puede tratar de reducir el tamaño de los mismos mediante ondas de choque. Las estenosis se abordan con stents.
La hiperplasia prostática es una entidad muy frecuente en hombres de edad avanzada. El tratamiento puede incluir fármacos que reduzcan el tamaño de la próstata (como los alfa bloqueantes) o la cirugía.
Tratamiento en niños o bebés
La hidronefrosis es un problema bastante común en bebés. Se suele diagnosticar de forma prenatal, gracias a las ecografías de control en el embarazo.
Los bebés que presenten hidronefrosis requieren un estudio completo y un seguimiento exhaustivo. Un gran porcentaje mejoran con el crecimiento, ya que la causa subyacente se suele solucionar.
Sin embargo, suele ser necesario administrar tratamiento antibiótico hasta que el cuadro desaparezca. En algunos casos, en los que se sepa que la causa debe ser tratada, es posible que se intervenga de forma temprana.
La hidronefrosis puede tener múltiples causas
La hidronefrosis consiste en la dilatación de los riñones por la incapacidad del sistema urinario de evacuar la orina. Esto puede producirse por múltiples situaciones o patologías.
Aunque en muchos casos la hidronefrosis es una situación transitoria y autolimitada, hay otros que requieren tratamiento. De hecho, puede ser necesario recurrir a técnicas quirúrgicas para evitar que se dañen de forma irreversible los riñones.
Ante cualquier síntoma o molestia como las que hemos señalado antes, es fundamental acudir al médico. Hay que tratar de encontrar la causa para poder instaurar un tratamiento individualizado.
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