Infección de las glándulas salivales: causas y tratamientos

La infección de las glándulas salivales aparece cuando virus o bacterias invaden dicho tejido. El tratamiento precoz es importante para evitar complicaciones, como los abscesos.
Infección de las glándulas salivales: causas y tratamientos
Vanesa Evangelina Buffa

Escrito y verificado por la odontóloga Vanesa Evangelina Buffa.

Última actualización: 01 junio, 2023

Una infección de las glándulas salivales sucede cuando bacterias o virus afectan la estructura de las mismas. Estos órganos son los encargados de producir la saliva y secretarla a la boca a través de los conductos.

Hay tres pares de estas glándulas principales, además de los cientos de glándulas pequeñas distribuidas por toda la mucosa bucal:

  • Las parótidas a ambos lados de la cara, debajo y al frente de las orejas.
  • Las submaxilares, que están a cada lado debajo de la mandíbula.
  • Las sublinguales que se encuentran por debajo de la lengua, al frente de la boca.

La saliva ayuda a mantener la boca limpia, lubricada y sana, además de ser necesaria para la digestión al humedecer, descomponer y facilitar la deglución de los alimentos. Una infección de las glándulas salivales puede alterar el flujo salival. Entérate aquí cuáles son sus causas, los síntomas y qué se debe hacer si esto sucede.

Síntomas principales

Una persona con infección de las glándulas salivales puede experimentar los siguientes síntomas:

  • Boca seca.
  • Dolor en la boca o en la cara.
  • Sabor desagradable o raro de manera constante.
  • Malestar o dolor al abrir la boca, al masticar y tragar.
  • Presencia de pus.
  • Hinchazón y enrojecimiento de la cara, el cuello, debajo y delante de las orejas, en la parte inferior de la boca o debajo de la mandíbula.
  • Fiebre, sudor y escalofríos.

Estos síntomas suelen durar alrededor de una semana, aunque puede persistir una pequeña inflamación un tiempo más. Dependerán de la ubicación y de la gravedad de la infección.

La consulta oportuna con un médico permitirá tener un diagnóstico certero, pues estos síntomas son similares a los de otras patologías y es necesaria una evaluación profesional que confirme la afección.

Conducto de excreción de la glándula salival.
Las glándulas salivales tienen conductos que vierten el contenido en la boca, los que pueden obstruirse.

Causas de infección de las glándulas salivales

Como ya mencionamos, una infección de las glándulas salivales o sialoadenitis se debe a la presencia de bacterias o virus. Esta colonización de microorganismos es más común cuando hay un bloqueo en el conducto de salida de la saliva y esta se acumula en el cuerpo de la glándula, haciéndola más susceptible a la invasión de gérmenes.

De las infecciones de las glándulas salivales causadas por virus, las paperas son las más comunes, teniendo una mayor incidencia en los niños. Aunque con el uso de la vacuna triple viral su frecuencia es cada vez menor. Otros virus, como el Epstein Barr (EBV), el virus coxsackie, el citomegalovirus (CMV) y el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) también pueden causar inflamación de las glándulas salivales.

El origen bacteriano es más frecuente, sobre todo en las personas adultas. Las bacterias responsables de la infección suelen ser las presentes en la flora normal de la boca y también algunos estafilococos. En general, suelen ser unilaterales y la fiebre y el dolor acompañan la inflamación.

Factores de riesgo

Si bien la causa final de una infección de las glándulas salivales es el ataque bacteriano o viral, hay condiciones que aumentan las posibilidades de que estas estructuras sean colonizadas por los gérmenes:

  • Bloqueo o reducción del flujo salival por tumores, cálculos o abscesos en los conductos o en las mismas glándulas salivales.
  • Reducción del flujo salival por condiciones médicas: enfermedades autoinmunes, como el síndrome de Sjögren y la sarcoidosis, producen sequedad bucal. El SIDA y la diabetes también predisponen.
  • Boca seca asociada al uso de medicación, como diuréticos o antihistamínicos o por tratamientos de radiación y quimioterapia.
  • Deshidratación y desnutrición.
  • Conductos muy tortuosos que dificultan el flujo salival. Esta condición es muy común en la glándula submaxilar.
  • Mala higiene bucal que aumenta la proliferación de microorganismos.
  • Anomalías en las glándulas salivales.
  • Tabaquismo y alcoholismo.
  • Bulimia.
  • Ser mayor de 65 años.
  • No estar vacunado contra las paperas.

Diagnóstico de la infección de las glándulas salivales

El diagnóstico de una infección de las glándulas salivales lo debe realizar un médico, considerando el historial, el examen físico y, en algunos casos, utilizando también métodos complementarios. El aumento de tamaño de la zona, la presencia de pus y el dolor de la glándula pueden ser indicativos de una infección bacteriana.

Los métodos complementarios, como ultrasonidos, resonancias magnéticas y tomografías computarizadas permiten buscar una causa subyacente. Localizar cálculos, abscesos o tumores en las glándulas explican la aparición de la infección y permiten programar un tratamiento más completo.

La endoscopia salival y la sialografía (inyección de un líquido de contraste) son estudios de imagen específicos de las glándulas salivales. Estos pueden resultar útiles en el diagnóstico, sobre todo en los casos de obstrucción de los conductos.

Además, en algunos casos el médico puede sugerir la realización de una biopsia de la glándula salival y su conducto para analizar el tejido afectado. También para estudiar el líquido contenido en su interior; sobre todo si es necesario determinar qué microorganismo está detrás.

Posibles complicaciones

Las complicaciones de una infección de las glándulas salivales no son muy frecuentes. La falta de tratamiento puede hacer que se acumule pus en su interior y se forme un absceso crónico.

También puede ocurrir que la infección de la glándula salival se propague a otras partes del cuerpo. Esto es una complicación a resolver de manera urgente, pues por la ubicación hay riesgo de afectar el piso de la boca y generar una celulitis llamada angina de Ludwig, la que  que compromete la respiración.

En los casos en que la infección fuera causada por la presencia de un tumor benigno, el mismo lleva al agrandamiento de la glándula y se vuelve molesto, incómodo y poco estético. Si en cambio hay un tumor maligno (cáncer) asociado a la infección, este crece de manera rápida, afecta la movilidad y se extiende a otras partes del cuerpo.

En las infecciones que ocurren a repetición y con frecuencia, la respuesta inflamatoria del cuerpo puede destruir el tejido glandular afectado. Si bien las complicaciones no son tan frecuentes, son una posibilidad; por eso siempre es importante realizar un tratamiento oportuno.

Tratamientos y cuidados para una infección de las glándulas salivales

El tratamiento de una infección de las glándulas salivales dependerá de su gravedad, de su localización, de los síntomas asociados y, sobre todo, de si hay una causa subyacente responsable de la aparición del cuadro.

Cuando la infección es causada por virus se suele resolver de manera espontánea al cabo de unos días. En general, se controla la evolución y los síntomas. En los casos en que la infección sea bacteriana hay pus y fiebre. El uso de antibióticos es necesario. También puede ser útil un drenaje aspirando el absceso con una aguja.

Aquellos cuadros que se complican requieren internación, hidratación y la colocación de antibióticos por vía intravenosa. Se debe evitar la propagación de la infección a los tejidos profundos de la cabeza y el cuello, lo que resulta muy peligroso.

El tratamiento quirúrgico, a veces es necesario, sobre todo en las infecciones que suceden de manera recurrente, persistente o están asociadas a la presencia de un tumor. La cirugía puede implicar la extirpación de parte o de la totalidad de la glándula.

Cuando la infección está asociada a la presencia de cálculos que obstruyen los conductos, estos también deben ser eliminados de manera quirúrgica. Si son pequeños se puede realizar una técnica poco invasiva llamada sialoendoscopia; si en cambio son más grandes, una cirugía más cruenta es necesaria. En ambos casos, la glándula puede ser conservada.

Algunos cuidados en casa

Remedios caseros que estimulan el flujo salival pueden ayudar a mejorar la sintomatología. Estos son algunos:

  • Tomar abundante agua.
  • Beber de 8 a 10 vasos de agua con limón al día.
  • Hacer enjuagues bucales con agua tibia y sal.
  • Chupar caramelos ácidos sin azúcar o cítricos.
  • Dar masajes circulares a la glándula afectada.
  • Aplicar calor y compresas tibias sobre la zona por 10 a 15 minutos.
  • Usar sustitutos de saliva.
  • Mantener una buena higiene bucal.
  • Los fumadores deben evitar el tabaco.

De todos modos, estos no reemplazan el tratamiento sugerido por los profesionales, quienes son los encargados de indicar la terapéutica mejor para cada cuadro en particular.

Revisación médica por posible infección de las glándulas salivales.
La inflamación de la glándula infectada puede ser palpable desde el exterior.

¿Cuándo consultar a un profesional?

Como ya mencionamos, es importante que el tratamiento de las infecciones de las glándulas salivales lo indique un profesional de la salud. Por lo que cualquier alteración en el flujo salival, la sensación de boca seca o con feo sabor, la presencia de fiebre o la hinchazón y enrojecimiento de la cara o el cuello ya son motivos suficientes para consultar.

Si la sintomatología es muy severa, interfiere con la alimentación, la deglución o la respiración, duran más de dos semanas o empieza a extenderse cada vez más, la atención inmediata es vital. Un tratamiento a tiempo puede evitar complicaciones graves.

Algunas sugerencias para evitar las infecciones de las glándulas salivales

Aunque no hay forma de prevenir la aparición de una infección de las glándulas salivales, algunas prácticas pueden ayudar a disminuir el riesgo de sufrirlas. Beber mucha agua y mantenerse hidratado, por ejemplo, resulta de utilidad.

Mantener una buena higiene bucal, cepillando los dientes y utilizando enjuagues e hilo dental, disminuye el número de microorganismos en la boca. Consultar con frecuencia al odontólogo y realizar limpiezas dentales cada 6 meses también reduce los niveles de bacterias de la cavidad bucal.

Es de ayuda evitar hábitos que secan la boca, como el alcohol y el tabaco, así como estimular la producción de saliva masticando chicles sin azúcar. El control y tratamiento de otras enfermedades crónicas también es relevante.

En general, el pronóstico de las infecciones de las glándulas salivales suele ser bueno. De todos modos, como ya mencionamos, acudir a un médico si se sospecha de esta afección siempre es la mejor solución.


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