La solución más simple para un grifo que drena poca agua, sin llamar al plomero

Poco a poco tu grifo ha ido perdiendo fuerza: antes el agua salía con presión y ahora apenas es un hilillo desesperante que hace que cualquier tarea parezca interminable. Lavar los platos o llenar una olla tarda más de lo normal y puede resultar frustrante. Quieres una solución pronto y, de seguro, has pensado en llamar a un fontanero, pero conviene esperar un poco.
En muchos casos, el problema se debe a una acumulación de sedimentos y cal en las partes internas del grifo, lo que provoca obstrucciones que impiden el paso del agua. Sólo necesitarás los siguientes ingredientes y apegarte al paso a paso:
- Vinagre blanco.
- Cepillo de dientes viejo.
- Alicate o llave inglesa, dependerá de tu grifo.
- Cuenco y trapo.
1. Cierra el agua
Cierra las llaves de paso que van al grifo, las cuales normalmente están debajo del lavabo. Si no las encuentras, puedes cerrar la llave de paso general de tu hogar. Abre el grifo después de cerrar el agua para vaciar lo que quede en las tuberías.
2. Desmonta el aireador
El aireador es la pieza circular que está en la punta del grifo por donde sale el agua. Desenróscala con la mano o, si está muy apretada, usa la llave inglesa o el alicate. Es mejor que envuelvas el aireador con un trapo para no rayar el cromado. Cuando lo saques, verás varias piezas: una rejilla, unas arandelas, quizás un filtro. Fíjate bien en cómo están colocadas o haz una foto para recordar el orden al montarlas.
3. Limpia con vinagre
Sumerge todas las piezas en el cuenco con vinagre blanco puro. Déjalas en remojo unos 15 a 20 minutos. El vinagre disolverá la cal. Aprovecha para limpiar la rosca del grifo donde va el aireador. Es muy probable que también tenga acumulación de cal.
4. Cepilla los restos
Después del remojo en vinagre, frota bien las piezas con el cepillo, especialmente la rejilla y los filtros. De ese modo removerás los posibles depósitos blanquecinos. Aclara las piezas con agua limpia.
5. Monta de nuevo todas las piezas
Enrosca las piezas en el orden correcto y vuelve a colocar el aireador en el grifo. Aprieta con la mano y, si es necesario, dale un último ajuste con alguna de las herramientas.
Al terminar abre las llaves de paso y luego el grifo, el agua debería salir con renovada fuerza. Te habrás ahorrado unos euros y, de paso, habrás aprendido a resolver un problema doméstico muy común.
La próxima vez que el agua salga con poca presión, sabrás qué hacer. Sin embargo, si luego de la limpieza tu grifo sigue con poca presión, entonces sí será momento de llamar al fontanero. Puede que tengas una obstrucción en las tuberías que requiera de un trabajo profesional.
Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.