Matronatación: ¿qué es y cuáles son sus ventajas?
Revisado y aprobado por la enfermera Leidy Mora Molina
La matronatación, palabra compuesta de ‘madre’ y ‘natación’, es una actividad en la que el bebé entra en el medio acuático para jugar y aprender. Acaso de alguna manera recuerda sus meses en el útero, cuando flotaba a sus anchas en el líquido amniótico.
A esa memoria apela la matronatación, pues cuando el bebé se pone con el vientre en el agua comienza a mover sus brazos y piernas. Aquí se activa uno de los llamados reflejos primitivos, en concreto el natatorio, que desaparece a los seis meses. Pero recibiendo los estímulos apropiados acompañará el crecimiento y desarrollo del bebé.
¿Qué es la matronatación?
La matronatación es una forma de estimular al bebé iniciándolo en el juego y el aprendizaje en el agua, acompañado de su madre. Pero claro está, también lo puede acompañar su padre, en este caso con el nombre específico de patronatación.
Lo importante, en todo caso, es la presencia de la familia. Que entren al agua con él los que lo cuidan y aquellos que lo bañan. Han de ser de 15 a 20 minutos para que lo lúdico y la capacidad para desarrollar aprendizajes sienten las bases de la futura natación.
En efecto, el niño puede con mayor confianza aprender a nadar, dominar destrezas y manejar criterios de seguridad temprana en el agua.
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¿Qué beneficios tiene la matronatación en el bebé?
En la memoria profunda del bebé el agua tiene relación con lo tibio y placentero que ofrece la vida. Lograr que su entrada al agua sea un retorno divertido que reproduzca la sensación de bienestar es un reto que se propone la matronatación.
Los beneficios, además de aprender la llamada flotación de supervivencia, se expresan en lo siguiente.
Cercanía afectiva
En la matronatación la clave es el acompañamiento de los padres. Más que una dinámica prenatatoria, es un modo idóneo a través del que se establecen lazos sensibles entre el pequeño y sus cuidadores. En una atmósfera lúdica se recrea una continuidad llena de la memoria acuática.
La piscina logra que los padres no despeguen la mirada del niño, al que sujetan con cuidado por las axilas, abrazan y miran a los ojos. La comunicación en el agua entre los familiares y el bebé es intensa y sin interrupciones. Por otro lado, el entretenimiento propicia la inteligencia del niño y mejora su nivel de concentración.
Sensación de bienestar
El movimiento en el agua brinda libertad y amplitud. Hay ejercitación y, por ende, liberación de endorfinas. Si a ello se suma la oportunidad de flotar en compañía de seres queridos y cercanos, se tendrá un escenario ideal de placer y plenitud.
Lo esencial es que la entrada al agua sea agradable, que no genere miedo ni rechazo y que se convierta en un todo armónico. Quienes sujeten al niño deben evitar movimiento bruscos o que el bebé se sumerja sin control por algún descuido.
Desarrollo psicomotor
En el agua el bebé se desplaza tridimensionalmente, con más libertad y continuidad en los movimientos. Lo hace con emoción, empleando su brazos y piernas. En fin, disfrutando de la libertad de su cuerpo.
Y al ganar con la mayor movilidad muscular confianza y firmeza, caminará antes con mejor resolución y equilibrio. Otra ventaja es que los desplazamientos le brindan nociones de distancia y espacio que solo obtendría más tarde.
Fortalecimiento del sistema cardiorrespiratorio
Ejercitarse en el agua fortalece el corazón y los pulmones, pues en este medio debe imprimir un poco más de esfuerzo al respirar. El bebé en una atmósfera de diversión mueve brazos y piernas venciendo con energía relativa la fuerza del agua.
Estos ejercicios prenatatorios aumentan su resistencia. Ahora bien, es importante que no se sienta forzado, que esté cómodo y que el baño dure hasta tanto él se manifieste a gusto.
Abre el apetito y ayuda a conciliar el sueño
El consumo energético y la temperatura del agua contribuyen a activar el apetito de los bebés. Es así como un rato de movimiento de baja intensidad favorece la estimulación de la ghrelina, la hormona del hambre.
Contraindicaciones de la matronatación
Aunque más pequeño igual se sentiría bien en una piscina aclimatada (a unos 32 grados centígrados, sin cloro), se recomienda que no entre hasta cumplir cuatro meses. Es el tiempo que tardaría su organismo en alcanzar un nivel de inmunización que alejaría los problemas más frecuentes. Además, ya habría cumplido con su primer esquema de vacunación.
Sin embargo, pese a los cuidados, pudiera sufrir de otitis o alguna dermatitis, prurito ocular o irritación nasal. Una vez en el agua, evitémosle la ingesta de agua o hiperhidratación.
La matronatación debe ser desarrollada solo en piscinas acondicionadas para esta práctica para evitar infecciones comunes en este ambiente.
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La matronatación: perfecta transición del vientre materno al ambiente extrauterino
El bebé recién nacido parece estar preparado para el medio acuático. De hecho, se afirma que instintivamente se desenvuelven mejor en el agua. Antes de gatear o andar puede aprender a nadar.
Desde los 0 meses a los 2 años el desarrollo sensorio motor del bebé se expande al contacto e inmersión en una piscina. El transitorio reflejo de apnea que le bloquea la nariz facilita las cosas. En el agua, como si fuera su contexto natural, el bebé se relaja, coordina sus movimientos, fortalece los músculos y aprende a controlar la respiración.
El desarrollo motor, cognitivo y la socialización son beneficios directos de la matronatación. Teniendo la posibilidad, hagamos lo que esté al alcance para estimular al bebé con una activación sensorial.
Volver al agua de manera segura en un ambiente de relajación y juego será una experiencia que se grabará en el desarrollo del niño.
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