Neumotórax: todo lo que debes saber
Escrito y verificado por el médico Nelton Abdon Ramos Rojas
Neumotórax es el término que indica la presencia de aire entre las pleuras que envuelven a los pulmones.
- Para respirar, los músculos intercostales y el diafragma se desplazan, moviendo a su vez a los pulmones.
- Para inspirar, los pulmones aumentan su capacidad o volumen y el cambio de presión hace que se llenen de aire.
Sin embargo, existen varias causas que pueden propiciar la acumulación de aire entre la pleura visceral (en contacto con los pulmones) y la parietal (adherida al tórax). Por lo tanto, los pulmones no pueden variar su tamaño correctamente y se producen problemas respiratorios.
Síntomas de neumotórax
Entre los signos más comunes que se pueden relacionar con esta dolencia destacamos: taquicardia, hipotensión y:
- Dolor agudo y punzante en el pecho, sobre todo cerca de la zona afectada. Por otra parte, la molestia puede llegar a extenderse a otras zonas cercanas. Normalmente, la región axilar, la espalda y el costado. La dolencia puede intensificarse durante la inspiración.
- Dificultad para respirar. Puede sentir ahogamiento porque no puede llevar a cabo los cambios en el volumen pulmonar. De hecho, no se inhala la cantidad de aire suficiente. Asimismo, se pueden distinguir distintos grados de gravedad y la respiración suele ser superficial y rápida (taquipnea).
- Hipoxemia: se refiere a la disminución de los niveles de oxígeno en sangre. Se encuentra directamente relacionado con la insuficiencia respiratoria del paciente. Además,se puede apreciar un tono azulado o cianosis en diversas zonas del individuo. Normalmente aparece en los labios y mucosas.
- Hipercapnia: se produce una elevación de los niveles de dióxido de carbono en sangre. De nuevo, está relacionado con la mala actividad pulmonar. Los pulmones no pueden llevar a cabo un intercambio gaseoso normal y no se expulsan los desechos de la respiración celular.
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Tipos de neumotórax
En función de las causas y características que lo identifican, podemos clasificarlo como:
- Traumático: se produce ante un golpe o contusión que atraviesa el tórax y llega al pulmón. Puede producirse por una rotura de las costillas, una puñalada, un disparo, etc.
- Espontáneo primario: el neumotórax aparece sin previo aviso y sin ninguna enfermedad del aparato respiratorio que funcione como desencadenante.
- Espontáneo secundario: la dolencia aparece como consecuencia de una enfermedad respiratoria. En este caso, los síntomas suelen ser ligeramente más graves que en los casos citados previamente.
- A tensión: podríamos definir este subtipo como un agravamiento o deterioro prolongado de los pulmones a partir de alguno de los 3 tipos citados.
Diagnóstico del neumotórax
Ante una sospecha de neumotórax, hay que auscultar al paciente para estudiar los ruidos pulmonares. Las pruebas complementarias más frecuentes utilizadas para diagnosticar e identificar esta enfermedad son:
- Radiografía de tórax: prueba más empleada a la hora de diagnosticar el neumotórax. Se trata de un examen inocuo en el que el haz de rayos X pone de manifiesto una masa de aire que comprime los pulmones. En la imagen se visualiza como una mancha radiopaca, es decir, de color blanco brillante.
- Tomografía axial computarizada (TAC): ofrece una resolución de imagen mucho mayor que la radiografía. Se realizan varios cortes transversales del tórax del paciente y un programa informático los recompone para montar la serie de imágenes.
Además, para cuantificar la gravedad del neumotórax es habitual realizar una analítica de sangre. Con ella, se pretende analizar los niveles de oxígeno y de dióxido de carbono en sangre. Durante este trastorno los niveles de oxígeno se encuentran por debajo de lo normal y los de dióxido de carbono, en exceso.
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Tratamiento del neumotórax
Si el trastorno no disminuye por sí solo, uno de los tratamientos más comunes es drenar el aire entre las dos pleuras. Para ello, se realiza una punción en la zona infectada y se conecta a un tubo para la correcta expulsión del aire.
En los casos más graves, es posible que el equipo médico recomiende la cirugía para evitar daños mayores en la zona y ayudar a superar la enfermedad, minimizando el riesgo de complicaciones.
En lo que respecta al proceso de recuperación posoperatorio, cabe acotar que será fundamental seguir todas las indicaciones del médico y, ante la duda, consultar con él. Asimismo, será de vital importancia evitar a toda costa el tabaquismo, ya que este hábito conllevaría a otro colapso pulmonar.
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