"No aguanto ir al colegio", la carta de despedida de Diego por sufrir acoso escolar
Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater
En España, Diego, un niño de tan solo 11 años, decidió quitarse la vida el 14 de octubre del 2015. ¿La razón? Acoso escolar. A continuación te contaremos más acerca de esta triste historia que completa varios años, pero que sigue viviendo en la memoria y nos invita a reflexionar.
Desafortunadamente, en la sociedad actual, muchas personas de todas las edades sufren o han sufrido de bullying o acoso. Algo que sin duda supone un impacto en sus vidas, tanto en lo físico como en lo psicológico.
Ahora bien… ¿Cómo un niño tan pequeño ha sido capaz de tomar esta decisión? En estas situaciones, no solo nos llama la atención el hecho de la pérdida de una vida tan joven, sino también nos preguntamos si instituciones como el propio colegio o los servicios sociales no intuían algo de la realidad del niño.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un informe hace poco que expone datos que deberían hacernos reflexionar. Por ejemplo, cada año se suicidan cerca de 600 000 jóvenes en todo el mundo con edades comprendidas entre los 14 y los 28 años, cifra en la que, por lo menos la mitad, es a causa del acoso.
El bullying es una realidad que todos debemos reconocer. Para combatirlo, es necesario que todos pongamos de nuestra parte. Y para ello, debemos informarnos y hacer un aprendizaje socioemocional.
El acoso escolar y el adiós a un niño especial
Diego creció en Leganés, un barrio de Madrid. Allí pasó sus 11 años hasta que llegó el día en que ya no quiso seguir adelante, ni quiso crecer más, sino simplemente librarse de sufrimientos, y también de ataques y presiones que experimentaba a menudo en su colegio.
Cuando sintió que no podía más, decidió tirarse por el balcón de su casa, ubicada en un quinto piso.
Hay quien piensa que el suicidio es un acto de cobardía porque “indica” que la persona no sabe hacer frente a las dificultades de la vida. Sin embargo, nadie es quién para banalizar el hecho mediante la crítica.
La historia de Diego es un ejemplo de lo grave que es el bullying. Tanto es así, que los padres de Diego decidieron publicar la carta de despedida que les dejó su hijo, y con ello denunciar el caso ante la presidenta de la Comunidad de Madrid y el consejero de educación.
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El caso de Diego, un buen estudiante que no quería ir al colegio
Diego era un buen estudiante y sus padres estaban orgullosos de él. Sin embargo, solo parecía ser feliz cuando llegaba el verano, cuando no tenía que ir a las aulas de su colegio, en Leganés.
Su madre explicó que, en ocasiones, cuando lo recogía del colegio, él la apresuraba para que se fueran rápido, corriendo, como si quisiera huir cuanto antes de algo o alguien.
Por otra parte, los padres también recuerdan que su hijo pasó 4 meses afónico. Una afonía nerviosa –les comentó el médico– seguramente a causa de un impacto.
- La familia nunca tuvo claro qué era lo que temía o cuál era la realidad que Diego vivía en clase.
- Por su parte, el propio centro, cuando se inició la investigación, explicó que el niño no presentaba ningún problema y que no se había denunciado ninguna incidencia.
Queda claro que, en ocasiones, los recursos de un centro no son suficientes para detectar el abuso, pero lo que sí se ve y se intuye es la tristeza de un niño. Lo ven los maestros, y los propios compañeros que observan, oyen y callan.
A día de hoy, no hay ningún responsable al cual juzgar o investigar a causa de la muerte de Diego, y por ello buscan, ante todo, poner en evidencia la gravedad del bullying, de ese acoso escolar que se llevó la vida de su hijo.
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La carta de despedida de Diego
Antes de partir, Diego escribió una carta de despedida a sus padres. También dejó una nota que decía “Mirad en Lucho” en el alféizar de la ventana, desde donde se precipitó al vacío.
Lucho era el peluche favorito de Diego.
Lucho fue la figura silenciosa que, al final, guardó las últimas palabras de un niño de 11 años que había sido infeliz y que decía adiós a los suyos de un modo maduro, admirable y emotivo. Porque Diego era, sin duda, un niño especial.
Las líneas que dejó fueron las siguientes:
“Papá, mamá, estos 11 años que llevo con vosotros han sido muy buenos y nunca los olvidaré como nunca os olvidaré a vosotros. Papá, tú me has enseñado a ser buena persona y a cumplir las promesas, además, has jugado muchísimo conmigo. Mamá, tú me has cuidado muchísimo y me has llevado a muchos sitios. Los dos sois increíbles, pero juntos sois los mejores padres del mundo.
Tata, tú has aguantado muchas cosas por mí y por papá, te estoy muy agradecido y te quiero mucho. Abuelo, tú siempre has sido muy generoso conmigo y te has preocupado por mí. Te quiero mucho. Lolo, tú me has ayudado mucho con mis deberes y me has tratado bien.
Te deseo suerte para que puedas ver a Eli. Os digo esto porque yo no aguanto ir al colegio y no hay otra manera para no ir. Por favor, espero que algún día podáis odiarme un poquito menos. Os pido que no os separéis papá y mamá, solo viéndoos juntos y felices yo seré feliz.
Os echaré de menos y espero que un día podamos volver a vernos en el cielo. Bueno, me despido para siempre.
Firmado Diego. Ah, una cosa, espero que encuentres trabajo muy pronto Tata.”
Diego González.
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Acoso escolar en España sigue creciendo
Por desgracia, la muerte de Diego no ha sido la última en los años posteriores. Las cifras de la OMS así nos lo revelan. Tal ha sido el crecimiento de este fenómeno, que España se ha convertido en el país que encabeza las cifras en el continente europeo por acoso en las instituciones educativas.
Según la Unesco, 1 de cada 3 niños sufre de bullying en el entorno escolar. A esto se suman, también, las nuevas formas de expresión, entre ellas el entorno digital.
Algunos pilares para evitar el acoso escolar
Es imposible leer estas líneas sin emocionarnos, sin ponerlos en la piel de los padres y comprender lo que vivieron. Por ello, es conveniente que todos nosotros, desde nuestras realidades y posibilidades, nos concienciemos de la realidad del acoso escolar partiendo desde estos pilares:
- Es vital que eduquemos a nuestros hijos en inteligencia emocional, en la empatía, en el reconocimiento y respeto (tanto del otro como propio).
- A saber intuir y detectar los comportamientos agresivos en el aula, en la calle y en casa y denunciarlos.
- Saber atender a las víctimas sin excluirlas, sin apartarlas. Es necesario saber ofrecerles estrategias de afrontamiento, reforzar su autoestima y conseguir que recupere la ilusión por la vida, por su futuro, por sus sueños.
- Entender que el acoso no se ejecuta solo en las aulas, en la actualidad, el bullying llega también a las redes sociales, y a ese ciberespacio donde también los niños tienen acceso.
Es importante tener en cuenta que para luchar contra este problema, es necesario trabajar de la mano con los alumnos, las familias y por supuesto, los centros educativos.
Esperemos que las cifras se reduzcan año a año y que todos seamos partícipes de ese logro.
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